Si en el pacto de caballeros Washington y la Otan se driblaron a Gorbachov, en el arreglo sobre la salida del trigo del mar negro, tomaron del pelo a Putin.
Sobre lo de Gorbachov, ya se habló bastante; ahora, el turno le llegó al presidente Putin, miremos lo referido. Ya son 80 los barcos que han salido de Ucrania con cientos de miles de toneladas de maíz y trigo. De esos 80 barcos, solamente dos han ido a parar a algún destino promovido por Rusia y la ONU, los otros 78 barcos se fueron directamente, a los países europeos. No han servido para ayudar a los más necesitados de África; mientras la salida de los barcos rusos sigue bloqueada. No solamente en la salida, sino también en la travesía marítima y en los puertos de llegada.
Lo mismo ha sucedido con los precios del gas y el petróleo: el petróleo lo comercian los europeos a $110, el barril, a precio de mercado y lo compran a Rusia entre $60 y $70 el barril de crudo. Rusia, vende el gas a los europeos al precio carísimo de $0.10 el metro cúbico de gas y los europeos lo revenden a $3.14 el metro cúbico del mismo gas ruso.
En la guerra, también, occidente juega al menosprecio de los rusos; mientras la táctica de los rusos, ha sido proteger a la población y la infraestructura civiles, para Washington, la Otan el ejército ucraniano y los fascistas, la población civil y la infraestructura civil, ha sido su objetivo de ataque.
Esa desestima se agrava en la ONU, de manera tal que, cuando los rusos llevan al organismo internacional, las denuncias y solicitudes a intervenir en el caso de los bio laboratorios ucranianos con fines destrucción masivas, las masacres en el Donbáss, los bombardeos a la planta nuclear de Zaporiyia, el uso de armamento prohibidos contra la población civil, reciben de Guterres, ambigüedades declarativas. Y lo último, la recién visita de la OIEA, cuya declaración técnica, no hace referencia a los culpables del bombardeo a la Central Nuclear de Zaporiyia.
Parece ser que, cuando Rusia hace del Derecho Internacional, de las funciones y organismos internacionales, un pacto de fe, cuasi religioso, esperando legalmente que tales personas e instituciones, funcionen imparcial y objetivamente, occidente se limpia el trasero con el derecho internacional y sus organismos. En esas condiciones, que se repiten históricamente y a pesar del idealismo en la concepción de esa realidad insultante, los rusos perfeccionan su práctica política; pero, la cuestión es, ¿cuánto están pagando, históricamente los rusos, mientras aprenden a descifrar el doble rasero de occidente?
Algún acercamiento a la situación expuesta, nos permite ver muchas concesiones que hacen los rusos para poder superar los obstáculos que pone occidente, para detener el desarrollo de Rusia.
He aquí, algunos ejemplos en diferentes momentos de su historia; para el caso, la pérdida de grandes regiones europeas en la primera guerra mundial, 40 millones de víctimas en la segunda guerra mundial; cuando ningún aliado apoyó a los rusos, durante casi los 3 años de sitio fascista sobre la actual San Petersburgo, que costó la vida a 1.2 millones de rusos. La destrucción del socialismo. La guerra de occidente contra Rusia, en el escenario militar ucraniano.
Mientras occidente reafirma su posición mundial, el Ché Guevara, Kadafi y Hugo Chávez, ya habían agotado, en el contraste de esos organismos con la realidad de los pueblos, la función hipócrita, la imagen vetusta del derecho internacional, que se promueva en esos organismos, la caducidad histórica de cómo está estructurado ese organismo y su Consejo de Seguridad. Y plantearon la necesidad de construir un nuevo sistema y organización de las relaciones internacionales.