Dominicana se levanta

Un reducido grupo de la gran familia de nuestro pueblo de La Dominicana ha prevalecido por varias generaciones en el control de la conducción de la nación, emergieron con la fuerza de un torbellino y se hicieron dominantes, se alzaron con la bandera de la Libertad conduciéndonos por caminos escabrosos hacia la consumación de un bien superior pendiente de ser conquistado.

Los amos de la oscuridad ocultaron en el devenir del tiempo los tesoros de nuestra verdadera identidad y el superior rol que ocupamos en el desentrañamiento del profundo misterio del nombre de LA DOMINICANA, el PORTENTO de la Epifanía del ETERNO y la inescrutable SABIDURIA que se desprende de lo que SOMOS.

Brota cual perfume que exhala de la rosa ígnea del amor, la vida enfrenta a la muerte, la eterna luz de la verdad disipa la oscuridad de la vestimenta pestilente de la ceguera espiritual y la férrea voluntad, se despoja de las prisiones de la desidia. Porque corre por nuestras venas una herencia que viene desde antes de la fundación del mundo, simiente DIVINA.

Ante la ceguera de todos, corrieron velozmente los hacedores de la voluntad del que ha SIDO, ES y SERA, e hicieron cuanto se les ordeno, no escatimaron esfuerzos, traspasaron el velo y ahora es el tiempo señalado de abrir el telón para dar inicio a la sublime obra de nuestro CREADOR. No nos dejara, se hace presente en este tiempo de angustia con un llamado al tan esperado DESPERTAR.

Toda oración será contestada, el justo recibirá conforme a su justicia, el pobre de acuerdo a la bienaventuranza reservada para él, los puros de corazón alzaran su mirada contemplativa al rostro del ETERNO, los que han sido vituperado por causa de la JUSTICIA: ¡RESUSITARAN!

¡Ya estamos aquí! Abriremos los tesoros, y seremos ricos en dones de perfección, la inmundicia no nos mancillara, nuestras vestimentas han sido lavadas, es el gran despertar de nuestro Pueblo, uno que resonara en los corazones de todos los vivientes, las naciones danzaran con canticos nuevos, con Himnos de Gloria y Alabanzas, al Supremo Verbo, porque la luz resplandece en medio de la oscuridad.

"El Hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto, cuando brotan los impíos como la hierba, y florecen los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente" (salmo 92, 6,7).



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Rafael Guillén Beltre


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