Petro avanza y conquista territorio. Sin necesidad de tropas ni de tanques, desplegando una estrategia que responde a su visión geopolítica, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, avanza lentamente en su propósito de consolidar territorios. A lo interno de Colombia, y más allá de las fronteras.
Petro quiere dejar su impronta en todo el territorio colombiano, extendiendo la presencia del Estado, hasta donde sea posible. Quiere recuperar los territorios en manos de grupos armados de diferente índole, a través del Plan de Paz Total. También quiere que los territorios económicamente más deprimidos se incorporen al desarrollo, aquellos habitados principalmente por comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, a través de los Diálogos Regionales Vinculantes.
Más allá de las fronteras colombianas, Petro se imagina una Amazonía toda, preservada y puesta al servicio de la humanidad, que efectivamente sea el pulmón verde que de tanto se habla. Hacia el oeste Petro se imagina un pujante intercambio comercial, a partir de los puertos ubicados en el litoral del Pacífico colombiano. Y qué decir de la frontera con Venezuela, ya abierta para dar paso a los productos colombianos de procedencia agrícola, artesanal y de la pequeña y mediana industria, pensando en llegar hasta Maracaibo para salir al mar Caribe, y hasta la Guyana atlántica.
Sin duda que la visión geopolítica de Gustavo Petro es bastante ambiciosa. Poseído, tal vez, de una autoridad ética y moral, se atreve sugerirle al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Nicaragua, Daniel Ortega, que regresen a la OEA, y que retomen el diálogo interamericano. Pero no sólo eso, también se atreve recomendarle al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que le quite el calificativo a Cuba de país promotor del terrorismo. Una visión geopolítica ambiciosa que, es posible, se convierta en realidad y cambie el rumbo de la historia de Colombia, de América Latina y de América toda.