El ámbito atlántico se caracteriza en coincidir ser el espacio económico donde se practica la economía financiera virtual que nace de la emisión de Dólares sin fondos emitidos por la FED para cubrir el déficit comercial de Estados Unidos que dura desde 1971. Los altos talentos que gobiernan las finanzas norteamericanas han olvidado el principal descubrimiento económico de Adam Smith: que la fuente de la riqueza es el Trabajo. Trabajo reproductor de bienes o servicios útiles. Bien entendido. La emisión ilimitada de dinero inorgánico por Estados ha creado una masa de dinero mucho mayor que el Producto Mundial Bruto que circula por los mercados financieros con total independencia del flujo del comercio internacional de bienes y servicios. En 1818, el célebre economista ginebrino Charles Sismondi, el verdadero continuador de Adam Smith ya había descubierto que el exceso de dinero en los mercados creaba una sobre inversión que a su vez creaba la sobreproducción con la cual él explica las crisis de burbujas periódicas que sacuden las economías capitalistas anglosajonas. Esas burbujas provienen de una elucubración del francés Jaan Baptiste Say, una elucubración endosada por David Ricardo, el máximo teórico del capitalismo estilo anglosajón. Dice el disparate de Say que toda producción crea su propio mercado. Para lo cual es necesario recurrir a Dumping que caracteriza el comercio exportador anglosajón. En el siglo XIX Dumping de textiles ingleses en la India, en el Siglo XX Dumping de productos agrícolas subsidiados (algodón) por Estados Unidos en las bolsas internacionales y en los mercados de los países en desarrollo. Dumping favorecido por la renuncia a las salvaguardas y a los aranceles compensatorios contra el comercio desleal instrumentadas por Estados Unidos en sus "Acuerdos regionales de Libre Comercio". No es casualidad que el mundo económico basado en el Dólar coincida con el mundo de la OTAN que busca remediar el colapso de su economía financiera basada en dinero virtual apoderándose de los recursos de Rusia.
Tampoco es casualidad que el grupo BRICS esté constituido por países destacados como actores de la Economía Real que produce bienes y servicios que provienen del trabajo útil que como descubrió Adam Smith es la fuente original de la riqueza.
Un informe reciente publicado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Señala que seis años después del estallido de la crisis mundial, el crecimiento económico mundial sigue siendo bajo: 2,5 por ciento en 2014. Según los autores del informe, los intentos de volver a las prácticas comerciales tradicionales no pudieron ni pueden eliminar las causas profundas de la crisis. El sector financiero continúa prevaleciendo sobre la economía real, los salarios como porcentaje del PIB disminuyen constantemente y existe una creciente desigualdad en la distribución de la riqueza y el ingreso dentro de los países y entre países. La causa de la disparidad económica entre clases y naciones sigue allí que es la emisión de dinero que no proviene de una actividad productiva sino de deuda y créditos creados con un golpe de tecla.
La economía financiera desde 1971 es un parásito de la economía real y los parásitos se matan para sobrevivir.