El clima de violencia y sobreexplotación que países industrializados de Europa y EEUU imponen con su sistema actual capitalista en la toma de decisiones políticas, se manifiesta de diferentes formas, justificando las invasiones a los Estados que intentan mantener su soberanía, al igual que les aplican medidas coercitivas unilaterales, bloqueos económicos y financieros, como medio para dotarse de los recursos naturales cada vez más escasos. Y generar sin ser percibido, pero de manera constante el hacer caer en la tentación de la corrupción a las sociedades e instituciones para desestabilizarlas y crear el caos y la desesperanza.
La amenaza de la corrupción y los antivalores en los ámbitos económico y en el jurídico según Leonardo Boff, la palabra corrupción de origen teológico significa tener un corazón (cor) roto (ruptus) y pervertido. El capitalismo es en su lógica, corrupto, aceptado socialmente. Simplemente impone la dominación del capital sobre el trabajo creando riqueza con la explotación del trabajador y con la devastación de la naturaleza. Genera desigualdades sociales que éticamente son injusticias, o que originan permanentes conflictos de clase. Por eso el capitalismo es por naturaleza antidemocrático, pues la democracia supone una igualdad básica y garantía de derechos violados por la cultura capitalista. Ante esta realidad, nos toca reforzar la formación y el fortalecimiento ético y espiritual, para generar un marco de acción social, proclive a la construcción de una sociedad mucho más integradora y ética.
Desde 1970, organizaciones no gubernamentales como el Servicio de Paz y Justicia, Madres de Plaza de Mayo, la Asamblea de Derechos Humanos de Bolivia, la Fundación Latinoamericana por los Derechos Humanos y el Desarrollo Social, FUNDALATIN, asumieron la promoción y defensa de las victimas frente a las dictaduras militares de la doctrina de la seguridad nacional de EEUU. Acción que resulta un aporte valioso a la construcción de las democracias latinoamericanas modernas de los países del ALBA TCP, PETROCARIBE, UNASUR, CELAC. Los cuales, en su renovación democrática, ofrecen un marco de acción distante del modelo neoliberal y actúan con una democracia con mayor responsabilidad con la gente y con la Madre Tierra.
Sin embargo, la defensa de los Derechos Humanos no sólo ha resultado una referencia ética constructiva, sino que ha pretendido asumirse como un arma de dominación, mediante los organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales manipuladas. Superar estas situaciones de manipulación de los Derechos Humanos, tanto a nivel internacional como a nivel local resulta imprescindible, en especial en América Latina y el Caribe, para continuar su camino de construcción democrática con ética.
Los países latinoamericanos que buscan una perspectiva integradora solidaria con una visión ética compartida por el marxismo renovado, el humanismo actualizado, las culturas ancestrales y afrodescendientes y en la espiritualidad cristiana ecuménica inspirada en la Teología de la Liberación, empiezan a dar pasos de avance novedosos como respuesta popular a los retos de la actual humanidad. Pero en esos pasos, también se requiere superar la corrupción mediante una democracia participativa con ética, que evite las tentaciones, mediante un examen de conciencia constante, en camino hacia otro mundo posible.