El Centro democrático de Uribe Vélez es una guarida delincuencial de asesinos y corruptos.
Al Centro democrático, que es un siniestro aparato de bolsillo del Caballista del Ubérrimo, el parapolítico Álvaro Uribe Vélez, no le cabe un criminal más, ni un delito adicional.
En esa banda, están todos los responsables de los asesinatos de personas inocentes, ejecutadas mediante los "falsos positivos", ordenados durante los gobiernos de Uribe (2002-2010) y materializados por los Ministros de Defensa (Ospina y Santos), generales y oficiales genocidas en asocio con los grupos paramilitares orgánicos del gobierno como lo ha demostrado el Informe de la Comisión de la Verdad y varios fallos judiciales de la Jep.
Surgimiento.
El Centro democrático CD, surgió a la vida pública el 20 de enero de 2013, cuando Uribe junto a varios de sus compadres como Óscar Iván Zuluaga, el senador Juan Carlos Vélez Uribe, el Carlos Holmes Trujillo, Pacho Santos (Bloque capital), y Rafael Guarín, sacaron en Bogotá la que sería su Declaración Política neonazi y su plan electoral para el 2014.
En el año 2013 el partido lanzó a Óscar Iván Zuluaga como su candidato para las elecciones presidenciales de 2014, en las que fue derrotado.
En las votaciones legislativas del 2014 presento sus listas al Congreso, integrada por reconocidas fichas uribistas de corte neonazi como José Obdulio Gaviria, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Paola Holguín, Samuel Hoyos, Ernesto Macías, Tatiana Cabello, Iván Duque, Alfredo Rangel, Alfredo Ramos Maya, Margarita Restrepo, Tania Vega de Plazas, entre otros.
Antecedentes históricos.
Este Centro democrático es la continuidad histórica de la ultraderecha terrateniente violenta colombiana que desde finales del siglo XIX ha hecho presencia en el campo político nacional a través de líderes y facciones adictos a la muerte, el magnicidio y la masacre de campesinos, estudiantes y trabajadores, como la Hegemonía conservadora (1884-1930), el grupo de los Leopardos (1924), el Laureanismo franquista, la dictadura militar de Rojas Pinilla, la horda chulavita (primeros paramilitares), el Estatuto de seguridad de Turbay Ayala, la doctrina anticomunista de la Seguridad nacional, el Estado de sitio, el paramilitarismo, el militarismo y el uribismo retrogrado y reaccionario.
El CD es una suma de criminales, que al decir del presidente Gustavo Petro, en su reciente visita a la Guajira, llevaron a los hijos del Ejército de Bolívar a dispararle a 6.402 jovencitos inocentes por un pollo, por un permiso, por una medalla, por un decreto que premiaba la muerte y que firmó un hombre de civil y de corbata (Uribe) en un Gobierno que dijo que esa era la seguridad; jamás se puede decir que un pueblo es seguro si las armas de su propiedad terminan disparándole a sí mismo, 6.402 jovencitos que constituyen el crimen contra la humanidad más grave cometido en la historia contemporánea en todas las Américas y se cometió el Colombia (Ver https://www.semana.com/politica/articulo/las-armas-de-la-nacion-tienen-un-propietario-el-pueblo-presidente-petro-lanzo-particular-declaracion-que-quiso-decir/202347/ ).
El presidente Petro agregó, que esos políticos de corbata que llevaron a esa degradación a las Fuerzas Armadas de Colombia andan juntándose ahí asustados (Vargas Lleras, Gaviria, Pastrana, Uribe), uniéndose para ver cómo se detiene el gobierno del cambio, el pacto del silencio de la oligarquía porque se saben cómplices del asesinato, porque se saben cómplices de la corrupción, porque saben y tienen temor de que un pueblo se ha levantado para que nunca más sea gobernado por asesinos, por terroristas y ladrones.
Ese el capítulo de sangre del tal CD uribista.
El otro es el de la corrupción rampante que les ha estallado en las últimas horas y que tienen ad portas de la cárcel al ex candidato presidencial en el 2014, Oscar Iván Zuluaga, como consecuencia de los escándalos desatados por ellos mismos por la financiación de los dineros de Odebrecht de la campaña electoral para alcanzar la presidencia de la república.
Además de asesinos, unas ratas desbocadas que saquearon, por lo demás al Estado, durante todos esos gobiernos delincuenciales que manejaron el estado en las últimas tres décadas.
Colombia no puede permitir que una facción criminal como ésta, siga dotada de reconocimiento legal con los beneficios que ello implica.
El Centro democrático uribista debe ser proscrito de la vida política nacional por ser un peligro público para la ciudadanía, tal cual las bandas criminales que asolan las calles y campos de país.