El dilema: o vivir en paz de rodillas aceptando limosnas o preparar grandes revueltas sociales que cambie todo desde la raíz

1. La primera alternativa, la de la paz limosnera, es la que domina en el mundo; la segunda –las revueltas sociales radicales- son sólo para utópicos desesperados que siempre pierden. Recibir limosnas como salario, como regalos, como venta de dignidad, incluso como producto de pequeñas luchas, muchas veces tirado bajo la mesa del gran banquete de las clases políticas y empresariales, es más fácil porque se convierte en sólo estirar la mano. Por el contario, estar buscándole en la cabeza acerca de cómo enterrar el conformismo, el miedo, la cobardía, que desde hace siglos nos domina, es realmente difícil si reamente se está ocupado en ello.

2. Alguno de mis buenos amigos me preguntaba sobre el gobierno de López Obrador. De entrada, les dije que era más o menos igual que los anteriores; que, aunque aquellos eran del PRI y del PAN, con muchos más años de experiencia y de robo, el partido Morena de AMLO era exactamente lo mismo porque todos venían de la misma e indiscutible escuela del PRI y PAN. Le dije que, aunque hoy te den dos o tres pesos más, nada cambiaba. Y aquí surgió la gran pregunta: ¿No es mejor que te den dos pesos, que te sonrían y hablen bien de ti, a que no te den nada? ¿Pensé, entonces, en lo que es el conformismo, ese valor que bien conoce la clase dominante cuyo objetivo es seguir oprimiendo?

3. El conformismo puede ser una postura muy profunda que domina a gran parte de la población que no encuentra alguna salida posible a su vida. ¿Si todo está planeado, resuelto, destinado por dios, para qué preocuparse por cambiar las cosas si así han sido hechas? Le decía a mi amigo: "No olvido al filósofo Platón y su explicación sobre "La Caverna". A mí me parece que estamos encerrados en una caverna y no nos damos cuenta lo que pasa fuera de ella. El sistema de explotación y opresión –con los medios de información- nos ha creado un mundo falso y nosotros nos movemos en su interior de manera natural dirigidos por la clase dominante creyéndole todo.

4. Pareceríamos esas ovejitas que el pastorcito Juárez a principios del XIX (hoy héroe nacional de políticos) guiaba a su gusto llevándolas donde quería. Aunque el 60 por ciento de la población mexicana viva en la miseria y el hambre no se mueve para luchar por su vida y la de su familia, aunque en los tiempos electorales venda su voto por regalos o dinero y la obliguen a depositar su voto en las urnas. Sin tener la menor idea del significado de vender su voto a los políticos para dar continuidad a la opresión, prefiere 50 pesos porque esa cantidad le permite un día de comida. Alguien me podría decir: "Es mejor recibir 50 pesos a no recibir nada".

5. Estoy convencido que vivimos desde los años 50 una paz limosnera. En México quizá hay cinco mil millonarios que dominan economía y política; quizá otros 20 mil de las clases medias altas con sus familias que se aprovechan de todo; luego llegan algunos millones de clases medias y medias bajas que viven en la desesperación por resolver todos sus problemas y luego vienen los 100 millones que viven en la pobreza, la abierta miseria y el hambre. Estos de abajo son los atendidos por las iglesias, la parte funesta de las escuelas y de manera abierta por los medios de información cuya obligación es evitar pensamientos subversivos, rebeldes, que busquen o por lo menos sueñen, en revoluciones. (18/VIII/23)

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Pedro Echeverría


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