El próximo 22 de octubre el pueblo Argentino decidirá los destinos a través de una controversial votación de tres o mejor dicho de dos posiciones políticas, con postulados bastantes encontrados. Sergio Massa con un 32% de preferencias en el electoral, según los últimos sondeos, representa al oficialismo. Patricia Bulllrich de derecha con un 28.1 % de aceptación y Javier Milei de la ultraderecha recalcitrante con un 33%. Dentro de este concierto de candidatos nos encontramos con Masso, que sin ser un izquierdista consumado busca abrirse paso dentro de una maraña de dificultades heredas del expresidente Macri, que por cierto ha tocado al presidente Alberto Fernández. En las recientes elecciones de PASO del pasado 13 de agosto fue escenario para que un candidato desconocido en las lides políticas apareciera con una votación que lo coloca como favorito para las próximas elecciones del 22 octubre en ese país. Si tomamos en consideración el perfil del aspirante Javier Milai, además de ser un consumado xenófobo y racista; que anuncia por todo el cañón sin el menor desparpajo de lo que va su gobierno; en medio de un torrencial palabrerío, con un discurso salpicado de odio, atraso, insultante, irracional y sin asidero en las corrientes económicas y políticas.
Nos hemos percatado de aquellos resultados de PASO, que lo que tercio la balanza a su favor, fue la votación de los jóvenes comprendidos de 18 a 24 años. Por allá en el año de 1984, el Dr. Edmundo Chirinos los llamó la generación boba, por su superficialidad y falta de compromiso. Otros fueron, más allá y los llamo la generación del bostezo. Esa misma generación que nos hablo Chirinos es la misma que por santo y seña pretende echarse al hombre al ultraderechista Milei. Un candidato que anuncia con mucha naturalidad la destrucción y el aniquilamiento de la sociedad de ese país. Hasta el papa Francisco, que todos sabemos que es Argentino, ha sido blanco de sus andanadas verbales tildándolo de comunista, por sus predicas de justicia social a la que él llama una mierda.