Colombia. Hacia un proceso Constituyente en la Universidad del Quindío

La reciente configuración del Poder constituyente en la Universidad nacional con los resultados conocidos por la elección del profesor Leopoldo Múnera como nuevo Rector de la institución es un referente de transformación estructural para el resto de las universidades públicas del país y para las universidades privadas, convertidas en feudos de poderosas castas familiares que han hecho de la educación el más descarado de los negocios, sumando dineros públicos con el cuento del apoyo a la demanda; ser Pilo paga es un ejemplo y ahora los bonos escolares de la senadora Paloma Valencia le da más oxígeno a este modelo neoliberal y mercantilizador del derecho a la educación de apoyo a la demanda.

El Poder constituyente del bloque democrático en la Universidad Nacional logró derrumbar la grotesca hegemonía de la anterior Rectora y de sus socios ex rectores –un club de momias ultraderechistas-, quienes a lo largo de los gobiernos neoliberales (Uribe, Santos y Duque) montaron unas gigantescas redes de corrupción y privilegios con el tema de la investigación, la extensión universitaria, el turismo académico y la asesoría. La revista Raya ha documentado muy bien todo este entramado de privilegios y de corrupción (Ver https://revistaraya.com/universidad-nacional-entre-la-rosca-y-salarios-de-68-millones.html ).

El Poder constituyente de la UN logro recuperar la voluntad mayoritaria de la comunidad universitaria y resolvió el tema de la rectoría escogiendo a Leopoldo Múnera como la nueva cabeza de la institución, quien se ha comprometido a fortalecer la autonomía universitaria y darle un vuelco radical a esa institución secuestrada por las mafias y agredida sistemáticamente por el Esmad y los grupos terroristas de la ultraderecha uribista cobrándose la vida y la integridad de centenares de estudiantes en los últimos años.

Desde esa histórica experiencia de las luchas universitarias de la UN es que inferimos los desarrollos políticos democráticos en otros escenarios académicos e institucionales universitarios del país.

Pienso en el aberrante caso de la Universidad del Quindío en Armenia, entidad secuestrada por una una inveterada mafia podrida al servicio de los clanes politiqueros y clientelistas imperantes en esta zona cafetera.

Su actual Rector, un señor Polania Obando, se desempeña como una vulgar marioneta del vargasllerismo regional y de las siniestras mafias del señor Toto: amo y señor del departamento del Quindío, miembro del Cartel del Norte del Valle del Cauca. Polania, además, es parte de una tradición politiquera y corrupta del llamado partido liberal del municipio de Montenegro, en donde los gamonales –como el padre del mencionado- ejercen un férreo poder mediante la violencia, la masacre, la corrupción y subordinación clientelar.

Polania Obando ha estructurado junto con su carnal amigo Echeverri (ex rector), en la Universidad del Quindío, un denso entramado de roscas corruptas –como las de la U Nacional- que disponen a su antojo y de manera discrecional de miles de millones de pesos para organizar sistemas de pensión ventajistas entre sus amigos; para adjudicar de manera directa obras civiles que son verdaderos elefantes blancos; para comprar procesos electorales internos; para despilfarrar millonarias sumas en el turismo académico internacional; para conseguir acreditaciones académicas e institucionales espurias, mediante el tráfico de influencias con altos funcionarios del Ministerio de Educación que son atendidos como reyezuelos en los restaurantes de Armenia, hacia donde fluyen miles de millones de pesos; para nombrar a los recomendados (docentes, trabajadores) de los y las representantes de la ultraderecha uribista y vargasllerista local.

La Universidad del Quindío es el caso emblemático de la degradación de estas instituciones, entregadas a las roscas y clanes regionales.

Por supuesto, la propaganda oficial –que consume millones del presupuesto- se empeñan en destacar grandes logros académicos y científicos y las grandezas del actual Rector que tiene comprada la prensa regional donde publica unas mediocres columnas para intentar ganar respetabilidad comunitaria.

La realidad es muy diferente. La Universidad no asume los derechos a la formación profesional de los jóvenes de los municipios cordilleranos más pobres; la extensión se hace en contubernio con la alcaldía de Armenia y otras de su cuerda, mediante convenios interadministrativos muy porosos; las matriculas en ascenso –no obstante, la gratuidad ordenada por ley- ahoga a miles de jóvenes de origen humilde, quienes deben desertar tempranamente; se desconocen olímpicamente los derechos sindicales de los trabajadores, quienes son sometidos a la persecución; se estigmatiza y agrede a quienes hemos denunciado en los últimos años todo este cuadro decadente de la flamante institución universitaria, pues he sido objeto de amenazas de los neo paramilitares cercanos a las roscas de Polania Obando. En fin, de todo hay allí que refleja el viejo sistema de poder de la ultraderecha más retardataria.

En esos términos es que se ha planteado por la comunidad académica asumir el ejemplo de la Universidad Nacional y proyectar un proceso constituyente que abra las puertas a un viraje radical en este dispositivo de educación universitaria llevando a la elección de un nuevo Rector y directivas con origen científico y de compromiso ético con la educación universitaria.

En buena hora y merced al Poder constituyente de los educadores colombianos, el Proyecto de ley que regula el derecho fundamental a la educación -convertido en una vulgar copia del neoliberalismo uribista- entro en bancarrota. La lección que hemos aprendido con el sector de la salud es que, dado el bloqueo institucional de las fuerzas ultraconservadoras, la mejor ruta es avanzar en las reformas por la vía de la acción directa de la ciudadanía en un bloque histórico con el presidente de la república y su equipo de funcionarios.

Hacer efectivo el derecho fundamental a la educación de los colombianos es un asunto de acción popular como debe darse en la Universidad del Quindío; para lo cual estamos convocando a todos los sectores de la comunidad académica sin restricciones, salvo aquellos que rentan y despojan esa corporación.

Manos a la obra, comunidad universitaria quindiana.



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Horacio Duque

Politólogo e historiador.

 horacioduquegiraldo@gmail.com      @horacio_DG

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