Petro y Lula dos conformistas sin discurso antiimperialista

Hay un elemento que debemos destacar después de revisar algunas declaraciones de Petro, entre ellas el discurso para asumir la Presidencia de Colombia, y es que Petro nunca se ha declarado un anti imperialista, un político anti imperialista.

Aunque la izquierda es quien lo vistió con ese ropaje el no hace nada para desmentirla, aunque en los hechos no de muestra de anti imperialismo presentando políticas antiimperialistas que reconozcan que la situación de pobreza, atraso, deuda externa, dominio de las trasnacionales sobre nuestro mercado y la explotación de los recursos naturales, requiere acciones de gobierno concretas que lleven a la liberación de los mecanismos de hegemonía y dominio que caracteriza la situación tanto de Colombia como de Brasil. Venezuela si esta tratando.

Por su parte Lula como es de todos conocido, ha sido víctima de los mayores escarnios tanto de la derecha nacional como internacional situación que lo ha llevado a la cárcel con infundadas acusaciones, que el por lo visto o ahora no cuestiona ni considera que en otros países, como en Venezuela están haciendo todo lo posible por aplicar esas mismas maniobras políticas, que cubiertas con un velo comunicacional permitan la suplantación del poder legítimo y democrático, por grupos autoritarios.

Esta situación de conspiración de derecha se extendió hasta Dilma Roussef quien fuera destituida por el Congreso de Brasil, lo que permitió que en un país que era predominantemente católico el dominio de la religión protestante, que trajo luego al poder a Bolsonaro y la derecha al poder.

Lo que unifica en este caso las posiciones políticas de los dos presidentes, es según veo, el conformismo internacional con la inclusión o con el tipo de inclusión de súper explotación que tienen sus respectivos países en el sistema capitalista mundial y no expresan ninguna rebeldía o contrariedad con la misma, con la intención debilitante de evitar problemas o enfrentamientos, tanto a lo interno de sus países como en lo externo.

Ese conformismo internacional de Colombia y Brasil los lleva a mantener relaciones de estado, institucionales, de mercado, injustas y que siendo plenamente perjudiciales son mantenidas porque son aceptadas por los grandes países imperialistas. Es de señalar el caso de persecución sistemática contra la empresa brasileña Odebrecht, la cual no es una santa como no lo es ninguna empresa transnacional imperialista, lo cual la llevo a su desaparición de las licitaciones internacionales latinoamericanas, pero que igualmente limita la posibilidad de nuestros países de iniciar obras de envergadura en el área de ingeniería civil. Brasil por su conformismo no defendió hasta el último recurso a su empresa transnacional.

Ninguno de los dos presidentes tienen como característica política los discursos anti imperialistas, basados en el derecho a la autodeterminación tal como lo establece hasta la Carta de las Naciones Unidas por lo que no nombran, la explotación, económica, cultural y política.

Tampoco expresan disconformidad con la hegemonía cultural que del brazo comercial de las empresas transnacionales uniforma los gustos y costumbres de sus poblaciones, siguiendo los dictados de esas políticas comerciales y publicitarias. La globalización es: "A todos debe de gustarle un Mc Donalds".

Para la juventud de esos países no hay un discurso para la crítica, la defensa de los valores nacionales, su historia, por lo que los discursos arrechamente anti imperialista de Maduro, Cabello y otros es una provocación constante a su conformismo.

Y la posición de entregar el poder a los autoritarios fascistas es para ellos la política correcta al igual que lo es, no condenar los atentados permanentes contra la institucionalidad venezolana y su Presidente, ni los llamados a la intervención militar.

Esta posición de los Presidentes conformistas sometidos se incrementó después de la visita de la Generala Richardson del Comando Sur, quien seguramente los llamó al botón y ellos reaccionaron como ellos entienden, acentuando su pérdida de identidad nacional y expresando su inconformidad con las posiciones independientes de Venezuela y Maduro.

La izquierda debe dejar de leer entre líneas lo que no existe, no pueden catalogar a Lula, Petro, Mujica de Uruguay, Morales o Boric, como personas de izquierda, o cercanos a ella y esperar en consecuencia políticas y actuaciones progresistas, porque no lo son, son lo que llaman poder blando capitalista, que ante la ausencia de verdaderas posiciones progresistas, aprovecharon y aprovechan el descontento generalizado para llegar al poder en sus países.



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Oscar Rodríguez E


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