Los BRICS es una asociación de países "emergentes" constituido en un espacio internacional alternativo al G7. Reúne al bloque de las economías emergentes formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica al que se han sumado hasta ahora Emiratos Árabes, Etiopía, Egipto, Irán, Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajstán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbequistán, y Vietnam. Iniciaron su cumbre anual en la ciudad rusa de Kazán. Representa casi la mitad de la población del planeta y el 35% del PIB mundial en paridad de poder adquisitivo. De momento el veto de Brasil por la falsa premisa de manipulación de los resultados electorales recientes en Venezuela, impide que Venezuela forme parte de los BRICS. Pero su entrada es sólo cuestión de tiempo, cuando Lula se convenza de su error…
La cumbre busca exhibir el poderío del grupo. Los principales temas son Ucrania, Oriente Próximo, la ampliación del bloque y las iniciativas para desafiar la hegemonía económica de Occidente. Este año, la propuesta dominante es la creación de un sistema de pagos BRICS ―el BRICS Bridge― para realizar transacciones sin recurrir al dólar.
Los BRICS pretenden ser la alternativa al G7, el grupo de las potencias económicas occidentales. Con su ampliación, cuadruplican al G7 en población y concentran la mayor parte de la producción de petróleo, pero el bloque occidental acapara más riqueza.
La cumbre de los BRICS en Kazán ha marcado el fin de la dominación mundial del G7. Las reglas anglosajonas que organizaban las relaciones internacionales serán sustituidas paulatinamente por los compromisos asumidos por cada parte que ahora deberán ser respetados. Esta revolución nos lleva de nuevo a los intentos de Rusia y Francia, en 1899, de fundar un derecho internacional, socavado por la Conferencia Atlántica y el duopolio entre Estados Unidos y el Reino Unido.
Ya era hora de revelarse frente al orden internacional a gusto del duopolio Estados Unidos-Reino Unido. Ha tenido que ser una guerra que dura ya casi tres años lo que, como suele suceder, provoca cambios sustanciales en las relaciones internacionales y en la visión política, económica y cultural del planeta. El empeño de ese duopolio por alejar en los europeos y del G7 la visión de una Rusia no occidental, llevado a extremos ridículos (como el de omitir la nacionalidad de los rusos y rusas que compiten en cualquier clase de deporte y especialmente en tenis, que veo casi a diario por una plataforma televisiva) pronto va a estrellarse con un cambio de paradigma mental en millones de europeos.