Parece que al presidente de Ucrania lo va a morder un peluche. Resulta que al convertirse en un fracaso la aventura que le insuflaron EEUU, Alemania e Inglaterra y, al sentir este cómico presidente el soplido de la derrota, en una "retirada pa’lante", pretende lograr por la vía de la fuerza y del chantaje, ahora hacia la Unión Europea (UE), que Ucrania sea admitida en el seno de la misma, con sus regiones bajo control (arruinadas y vacías de ciudadanos), como miembro pleno, mientras que, suponiendo que juega ajedrez con un párvulo, supone y propone que en el lapso de un año, la UE negocie y reclame a la Federación Rusa los territorios liberados, que hoy están bajo su control, mostrándose, además, cual ingenuo, que regiones como Lugansk, Donetsk, Jersón o Zaporiyia, no gozan de soberanía, ni que sus ciudadanos tienen memoria o que éstos son tan masoquistas como para someterse, nuevamente, a la razzia o limpieza étnica que adelantaban fanáticos gubernamentales de Ucrania.
Por ende, con esta propuesta que genera hilaridad, Volodimir Zelenski pretende hacer borrón y cuenta nueva, para que el mundo occidental olvide la causa principal de la Operación Militar Especial, que comenzó el pasado 22 de febrero del 2022, por disposición del gobierno que preside Vladimir Putin: ésta era y sigue siendo, frenar el avance e instauración del neonazismo, liderado por Zelenski y sus cómplices, unos velados o encubiertos y abiertos, pero todos ellos, rasgándose las vestiduras de demócratas. Todo ha sido una canallada, con patrañas desde la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mientras el neonazismo goza de buena salud. Nuevamente, Rusia pone los muertos para enfrentar el nazismo, como lo hizo en la II Guerra Mundial, cuyo saldo fue 8.668.400 bajas y 4.559.000 desaparecidos.
Pero, esta perrería no queda allí (con el perdón de nobles perros). En esta jauría, el garante y agente de los "perros de la guerra" (reitero mis disculpas ante los canes, nobles animalitos y compañeros de vida), el saliente presidente de EEUU, Joe Biden, inescrupulosamente ha rearmado (no gratuitamente) a las diezmadas tropas ucranianas, las de otros países encubiertos y mercenarios profesionales, con armas nucleares y de destrucción masiva, que puedan golpear duramente en territorio de la Federación Rusa.
Estas canalladas de estos canallas, no quedan ahí. Por una parte, Biden y sus organismos de inteligencia, saben que la ultima maniobra bélica no derrotará a los rusos y sus aliados. Por otra, la mayoría de los gobiernos de la UE, empezaron a percatarse del entrampamiento en el que han caído, pese a que sabían que la presencia y avance de los nazis del siglo XXI es una realidad, aunque los grandes medios occidentales guarden silencio en sus líneas editoriales. La mal llamada Inteligencia Artificial (IA), es decir, los programas con sus bots allanan todos los bits posibles, en redes, para crear una fantasía o realidad alterna, que no es real.
Ahora bien, volviendo sobre el ventrílocuo, lo importante para Joseph (Joe) Biden, como también, para el recién indultado hijo de papá, Hunter Biden y sus socios, está en tramar una guerra de largo aliento y desgaste que les llene los bolsillos, con la venta de armas por toda Europa, a cuenta del coco de que hay que cercar a Rusia, aunque éste haya resultado en un paradójico cerco o autocerco (Véase, por ejemplo, el caso del gas que salía directamente de Rusia a Alemania y de allí, al resto de Europa, sin pasar por Ucrania, fueron autosaboteados el Stream I y II), de adentro hacia fuera y entre iguales, cuya consecuencia será una fabulosa III Guerra Mundial, entre los países del mundo multicéntrico y pluripolar y los del Occidente controlado y dependiente, económica y bélicamente, por EEUU.
Por supuesto, los canallas y canalladas del otro lado, no se hacen esperar. No solo Zelenski se atreve a sacarle millones de dólares al gobierno estadounidense. También, sobran los que buscan sacarle provecho a Putin, poniéndose, al menos, a la sombra de su prestigio y poder.
Entre oportunistas y pillos del otro lado, jugarán a mostrarse como aliados de la Federación Rusa, para solapar sus fraudes electorales, robos, corrupción y secuestros del poder, de recursos y violaciones de Derechos Humanos (DDHH), hasta nuevo aviso. Y, cuando se les note mucho la costura, se cambiarán de bando, así como sucede, palmariamente, con los supuestos amigos, aliados, hermanos de fe musulmana y cristiana, que, supuestamente, defienden a Palestina, en palabras, consignas y administran el hambre con cortas raciones alimentos, mientras que, al mismo tiempo, rearman a los sionistas del artificial Estado de Israel, les brindan satélites, les prestan sus pistas de aterrizaje, les hacen inteligencia, etcétera, para asesinar palestinos y desaparecerlos de la faz de la tierra, con un pocillo de arroz en la barriga o una golosina en su barriguita. Puros canallas y canalladas, en nombre de Dios y de la democracia.
Ojalá, la mayoría de los países y gobiernos miembros de la UE y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), no pisen el peine que les puso el senil Joe Biden y sus canallas, para que puedan conjurar, así, la conflagración mundial y se imponga la racionalidad, la razonabilidad y la convivencia, al mismo tiempo que toda la energía y trabajo mancomunado se centre en la salvación del planeta ante el cambio climático y la crisis energética. Yo no creo que haya más canallas que humanos que quieran seguir disfrutando del planeta tierra. No creo que sea más fácil habitar un planeta muerto e inhóspito, como Marte, que salvar este hermoso planeta, que es nuestro. La paz es el camino y tiene realización concreta en nuestras acciones.