Un llamado a los académicos, científicos y profesores

El amor de los 5 héroes bajo el impero del terrorismo

Estos tiempos están presididos –para bien y para mal- por la llamada lucha contra el terrorismo. El eco de las voces que la proclaman nos llega, queridos colegas, a nuestras cátedras, aulas, laboratorios y tribunas académicas. Ningún intento por aislarnos del mundanal ruido, tendrá éxito. Nuestros conocimientos avanzados y resultados investigativos tienen este entorno político ineludible. Estar conscientes de esta realidad es un deber insoslayable como entes protagónicos de la educación, la docencia, la cultura, la ciencia y la conciencia de nuestros países. Son muchos los valores humanos trascendentes que defendemos en nuestro diario quehacer y, por supuesto, con nuestra obra y vida toda. Nuestras verdades en todos los campos del saber, son parte también de las otras verdades emergentes y contendientes en nuestras sociedades, y éstas también nos pertenecen como un patrimonio común de la humanidad.

¿Cuántos pueblos y seres humanos sufren las consecuencias homicidas o genocidas de los planes terroristas de odio y venganza ciegos? ¿Cuántos hombres y pueblos sufren las consecuencias de invasiones, bombardeos indiscriminados, bloqueos, detenciones arbitrarias, secuestros, torturas, asesinatos, desapariciones, persecuciones, prisiones en cárceles secretas, discriminaciones, negación de derechos fundamentales?

Nadie puede ignorar que existen dos formas de combate contra el terrorismo. Una es esencial y coherente y, en fin, la verdadera. Es la que se opone a cualquier terrorismo, provenga de cualquier bando y cualquiera sea su causa. La otra es distinta, y es en realidad otra forma de terrorismo. Es la que emplea el sadismo y la hipocresía para combatirlo.

Tampoco nadie debe ignorar que no merecen condena injusta quienes se opongan limpiamente al terrorismo. Y, sin embargo, hoy lamentablemente se encuentran presos en cárceles norteamericanas cinco cubanos –justamente reconocidos como Héroes- sufriendo largas condenas, a pesar de que el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre las Detenciones Arbitrarias, dictaminó su carácter arbitrario e ilegal, y de que un panel de tres jueces del Circuito de Apelaciones de Atlanta, declaró nulo el juicio y las sentencias, analizando el clima desfavorable para los acusados en la sede de Miami, y otras razones.

Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René son los nombres de esos cubanos que por amor a su patria y a la vida de sus compatriotas, decidieron arriesgar, transformar y sacrificar sus vidas como destacados intelectuales y profesionales para convivir con terroristas en un medio hostil, a fin de conocer e impedir sus acciones criminales que ya han costado miles de vidas a su pueblo. Fue por un inmenso amor a la justicia que decidieron enfrentar inermes el peligro de una mafia terrorista que maneja armas y explosivos, en Miami y otros sitios, como si fueran relojes de pulsera u otros adornos personales, además de proclamar sus acciones por televisoras y emisoras de radio como si se tratara de anuncios y artículos de consumo. Fue por amor al pueblo cubano, al norteamericano y a otros pueblos del mundo, cuyos ciudadanos podían ser víctimas, como lo demostró la realidad, de la mala suerte “de estar en el lugar equivocado y en el momento equivocado,” al decir de un terrorista mayor como Luis Posada Carriles, que hoy goza de libertad en territorio norteamericano, a pesar de sus horrendos crímenes, como responsable máximo de la voladura de un avión en pleno vuelo y que costara 73 muertes, y otros actos vandálicos. Fue por ese amor grande de humanidad, ese noble amor de los buenos, que estos cinco hombres, además de sacrificar sus vidas, estuvieron dispuestos a sacrificar sus grandes amores personales, de madres y padres, de esposas e hijos, porque ellos también compartían igual suerte en sus combates consecuentes contra el terrorismo y su amor profundo por la paz.

Es teniendo en cuenta estas realidades que les he expuesto y la máxima de Martí de que “contemplar en calma un crimen es cometerlo”, que apelo a vuestras conciencias para que busquen, se acerquen y encuentren la verdad de este caso y, una vez convencidos de la necesidad y razones para revindicar a la justicia pisoteada, participen con sus voces dignas y respetables en la defensa de cinco hombres que representan el amor más acendrado en esta época envilecida por el terrorismo y el odio y la venganza de una guerra brutal contra el terrorismo.

Sólo me permito recordarles que “mientras no esté conseguida la justicia, se pelea”. A eso, una vez más, les convoco, y estoy seguro de que tendremos en ustedes oídos receptivos, corazones ardientes y voces solidarias.

* Doctor en Ciencias Médicas, Profesor Consultante y Profesor de Mérito. Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, Cuba


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Wilkie Delgado Correa *


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