No se recomienda la oscuridad como tampoco la mentira y es precisamente porque el mundo ya conoce como maneja la táctica terrorista el imperio junto con sus lacayos y como impone el sospechoso silencio mediático a cerca de su diabólica presencia militar y a sus endemoniadas y asesinas acciones en nuestro continente.
Colombia es una nación donde reina la violencia. Su origen es político pero su desarrollo se ha convertido en problema endémico, pues su resultado es producto de enormes problemas económicos, sociales y culturales. Esa violencia tiene su nacimiento en ese sectarismo político, en el espíritu de sus partidos y en la ignorancia de un dogmatismo ingenuo. El odio yo lo veía antes como heredado, pero la realidad es que es un odio sembrado convirtiéndolo en un fenómeno inherente en la estructura política del país. De ahí que este fenómeno infernal que se le incrustó en las entrañas a Colombia, es una de las mas terribles realidades acaecidas en la historia de Latinoamérica y El Caribe, infierno terrible por los impactos que le produce a su economía nacional, terrible por los efectos claramente negativos en la moral y en las costumbres de muchos sectores de la población y lo mas terrible de todo, en esta realidad cotidiana de la nación hermana, es que el pueblo, sus trabajadores, sus campesinos, los hombres que buscan su liberación, como siempre, son los que ponen los muertos y vive íntegramente su tragedia.
En Colombia siempre se ha hablado de paz, incluso se ha logrado trazar estrategias para dialogarla, pero la verdad es que Colombia no tiene tregua en su muerte, en ella gravita un circulo que la estrecha y ese es el imperio norteamericano y las oligarquías neoconservadoras nacionales, dirigidas, liderizadas por el régimen narco-paramilitar de Álvaro Uribe Vélez, el cual durante sus primeros cuatros años de administración se anotó con 11.282 asesinatos “fuera de combate” por sus fuerzas militares y narcoparamilitares.
Ahora, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) denunciaron en un comunicado del 28 de Junio, la muerte de 11 diputados de la Asamblea Departamental del Valle del Cauca, los cuales mantenían retenidos desde 2002, anunciaron que estos diputados habían sido muertos el día 18 del mismo mes, en medio de fuego cruzado cuando un grupo militar sin identificar atacó el campamento donde se encontraban, salvándose milagrosamente el diputado Sigifredo López por encontrarse retirado del sitio.
Informes confidenciales mantienen la seguridad de que el combate fue perpetrado por fuerzas militares estadounidenses y paramilitares de Colombia y que las manos de Uribe y sus camarillas están metidas hasta la ultima gota de sangre de estos colombianos vilmente asesinados, pues ellos hablan de paz, pero de una paz que rechazan perennemente porque carecen de toda voluntad política y porque el Presidente colombiano es experto en proyectar imágenes contrarias para que se paseen por el mundo anunciándose como victima.
¿Y el estadista?, ¿el político que le prometió a Colombia la recuperación económica, el ajuste fiscal, la moralidad entre los servidores públicos, de la transparencia en todos sus actos, la recuperación en todos sus ordenes, la paz ¿DÓNDE ESTA? Esa escaramuza para no continuar con las conversaciones, lo condena y lo convierte en el más nefasto de todos los Presidentes que haya tenido la hermana Republica de Colombia.
Latinoamérica y El Caribe como pueblos hemos experimentado mas su odio que la paz, por varias veces en la historia lo hemos encontrado más vengador que pacificador. Pero, si estamos claros que Colombia, su pueblo, quiere dialogar y vencer a ese amo neoliberal que explota la fuerza de trabajo, que condena al pueblo trabajador con salarios de miseria. ¿Podrá haber dialogo entre el pueblo hambriento, expatriado y ese gobierno servil?
vrodriguez297@hotmail.com