El tiempo descorre sin piedad todos los velos. Conserva tan sólo las ganancias perdurables; esas que no están sujetas a la moda o las circunstancias.
El tiempo limpia como agua cualquier mancha y matiza cualquier destello de luz que sea transitorio.
El tiempo perdona no más la coherencia.
Es ésta la sensación de regocijo espiritual que nos regaló Vicente Feliú, mejor que otro al cabo de 60 años de vida y 35 de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova (MNT). Así como “toda una vida” frase con la que cierra Vicente la cinta, transcurre el apacible y mojado documental dirigido por Carlos León, donde sus actores principales translucen a la cámara la paz intrínseca del que ha hecho bien...Del que ha hecho bien, porque lo sigue haciendo.
Fue el sábado en el pequeño teatro de 23 y 12 en el Vedado habanero. El tamaño de la sala era el justo para lograr un íntimo espectáculo y a la vez que tanta buena gente cupiera dentro.
Allá estaban muchos de los amigos entrañables de Vicente y Aurora, que a decir verdad una vez que se les conoce ya se es amigo de ellos para toda la vida, amigos de acá y de allá y amigos que están presos, pues a decir verdad nuestro Antonio del alma...Antonio Guerrero, uno de esos Cinco contra los cuales la impotencia senil del Imperio quiere saciar su venganza...inoperante y de mal olor, estaba presente en esa sala.
Además de los versos de Antonio que flotaron con la cadencia de la guitarra de Vicente estaban Mirta y Magali, madre y hermana carnal de nuestro Antonio, pues hermanas y hermanos de alma no pueden contarse con números.
Y así en esa salita llena de vida es que se proyecta el documental “Donde habita el corazón” Varias son las escenas por las que vale la pena detenerse y ver la proyección...verla y verla mil veces.
Vicente concentra una rara virtud: narra como canta; canta como ríe, y ríe como camina. Es de una coherencia plástica envolvente que llega a asustarnos.
Nos cuenta Vicente que allá en aquellos tiempos de luz de los 60 (Que todo parece haber acontecido en los 60) él comenzaba la vida de la mano de la revolución cubana. Fue entonces que conociera a Silvio, al cual después de regresar de su Servicio Militar, se trajo como corolario del mismo, una guitarra y mil canciones que ni él mismo descifraba de lo profundas que eran... Dudo que haya habido un servicio militar más fecundo que el de Silvio Rodríguez.
El proceso revolucionario les enredó las cuerdas a ambos y las hizo saltar por aquellas letras indomables que ya conocemos de Silvio. Vicente por su lado traía también sus canciones y los dos “se cayeron a cancionazos”
La escena, donde después de tantos recuerdos se encuentran Silvio y Vicente como actores de este documental, es impresionante al primer golpe de ojo: Lo primero que salpica desde la pantalla es una suavidad casi aterciopelada en la mirada de ambos cantautores. Vicente mas explícito, Silvio con esa sonrisa que puede llegar a molestar como las que dibujaba Leonardo Da Vinci medio melancólica, medio burla, medio inocencia....Silvio escuchaba a Vicente hablar de una canción de aquellos tiempos “No es fácil” es su título y que el perezoso de Vicente no ha grabado.
En un arranque imprevisto Silvio le amenaza con grabarla él si el otro no lo hace...después Silvio mira al infinito y parlamenta como para sí mismo: “Tú puedes decir que no es fácil, Vicente y que suene legítimo...porque nunca te rajaste”
Sin dudas nunca se rajó Vicente, a pesar de injusticias locales y temporales. Siempre estuvo al lado de la revolución...como hizo Silvio, como hizo en definitiva el movimiento místico de la nueva Trova que dirigió Vicente.
Esperamos, pues por escuchar la canción olvidada de Vicente, con esa voz constante y dulce, con ese gesto de voltear la cabeza casi con dolor, cuando pulsa el tono más atrevido. Esa canción sugerente, que utiliza el término ya cubanísimo “No es fácil” está ya por fortuna en la intención de ser grabada, y puede ser que la canten juntos Vicente y Silvio SERENAMENTE. Así es que puede llamarse el disco...serenamente.
Hay un momento que está Vicente solo, incluso sin su guitarra, y hace una reflexión sobre lo que significó el Che Guevara para sus versos, su música y su espíritu.
Rememora como estuvo el Che a su lado en cada instante de incomprensión, amargura o impotencia, de cómo lo acompañó allá en Bolivia cuando fue apresado, como lo acompañó junto a la joven revolución de Nicaragua vestida de rojinegro, como está con él ahora ,descollante e inmenso “Es para mí la revolución permanente”
El lector que me conozca algo sabrá que significan esas palabras para mí...dichas sin pensar, tan solo por el gusto al sonido. Un halo de sectarismo me hizo saltar del asiento “¡Vaya!-me dije sentada al lado de mi niño en medio de la salita de cine oscura-“Ahora le dirán trotsko al Vicente, tan sólo por adjetivar al sustantivo revolución”
No usó Vicente a León Trotsky, muy a pesar mío...usó tan sólo a Miguel de Cervantes
Y es que la revolución permanente...tiene incluso el sabor de la poesía. Tiene el sabor de la constancia. Sucede lo mismo que con la Teoría de la Relatividad del buen Einstein... otro dicharachero más. Por más compleja que sea la palabra relatividad se aprehende de inmediato y tal cual la Revolución Permanente usted lo explica a un no versado con el término. Explica no más que se trata de la relación implícita entre tiempo y espacio, entre masa y energía entre gravedad y aceleración...le contestan ¡Eureka! Porque es obvia.
A la revolución permanente le sucede lo mismo que a la teoría de la relatividad....que es obvia mientras más profunda de explicar sea en términos académicos. Son obvias a la primera oída porque son simétricas y elegantes. Ambas fueron elaboradas en 1905 ¡Uhm!
Pero no es de Trosky ni del simpático Einstein es esta historia, sino de Vicente.
Eso sí Vicente: ahora pienso citarte mil veces en esa definición tuya del Che... mira que los trotskos somos hábiles para aprovecharnos de cualquier desliz
Por fortuna sé de seguro que no censurarán esa frase en el documental.. No van a atreverse.
Pero es que ¡la revolución permanente es no más que el documental de su amigo trova-director Carlos León! ¿León? ¡Uhm!
Al ver juntos al inmenso Frank Fernández, a Silvio y a Vicente charlar sobre su agitada juventud, hablar de cuando la mejor música de concierto, la canción protesta más bonita y la música popular mejor hecha se daban la mano e iban juntas a llenar con la alegría del compromiso, o del compromiso de la alegría, (que ya nunca sé bien cuál es el orden de la frase) las montañas cubanas; allá cuando en el 1972 con la inédita compañía de ese soldado mayor de la América que es el insustituible Víctor Jara, empuñaban sus instrumentos y sus voces para llevar la Buena Nueva de la revolución a los pobres- sus verdaderos protagonistas-, todos ellos estaban desplegando la gracia de la revolución. Y cuando después de tantos años, tanto ir y venir y tanta confusión aun sienten ese despertar dentro de sus almas; cuando aun esperan luchando por profundizar la revolución cubana, cuando no han colgado sus guitarras de combate para tomar las del comercio.... ¡incluido el buen piano Frank! estos hombres felices hacen de la revolución una permanencia inevitable.
No sólo eso. Ellos son al menos ahora, nuestros mejores soldados, son nuestros Comandantes y Generales.
El arte cuando se logra hacer bien y se sabe usar, es prácticamente invencible.
Las bombas atómicas, el infernal sistema de defensa de Estados Unidos, la OTAN y sus portaviones se estrellan contra él y en la reacción química quedan tan sólo burbujas de aire y agua limpia.
Y así fue el espectáculo de Vicente y el ICAIC: burbujas de aire para respirar y agua limpia para beber.
Luego en el Concierto no llegamos nunca a saber si estábamos en casa de Vicente o en 23 y 12. Entre la voz cándida de Aurora de los Andes, cantando un “Créeme”, que nos hacía creer de veras, o con “los Mártires de Bolivia” sus compañeros Lázaro García y Augusto Blanca.
Minutos antes durante la proyección asistimos a la anécdota de porqué se llaman los tres “Los Mártires de Bolivia” Y resulta que allá en los setenta cuando ellos tres fueron a cantar por Bolivia, sobrevino el golpe militar y ellos al ser cubanos y saber que eran revolucionarios los secuestran y los acusan de cometer actos terroristas. Tal cual sale en un periódico que Carlos León mostró en su material. Y sucedió que en un momento dado se vieron frente a una pared de espalada a las ametralladoras. Sintieron que era el fin sin dudas, y según cuentan en “Donde habita el corazón” pensaron: “caramba morir así, y sin haber hecho nada...Sí que es estúpido”
¿Será por este episodio que Vicente se siente tan cerca de nuestros Cinco a los que acusan de cosas parecidas?
Este episodio rememorado por los cantores “Mártires de Bolivia” (como ellos jocosamente se llaman) me hizo ver una vez más que el pecado de nuestros Cinco es haber estado con Fidel, seguir siendo revolucionarios...Si ellos hubiesen tumbado las odiosas avionetas aquellas de Hermanos al Rescate, o un avión comercial o el mismísimo Air Force One, y estuviesen contra nuestra revolución, ya no estarían en la cárcel. Fíjese Usted que contra Bin Laden no tienen pruebas porqué buscarle ¡Bin Laden que fue la palabra más escuchada allá cuando las bombas y el latrocinio caían contra el indefenso pueblo de Iraq! y Bin Laden como el Coco, se aparecía en un misterioso video cada vez que era menester que el Coco asustara al bebé, que es sin dudas el infeliz pueblo de Estados Unidos carcomido por sus propias instituciones.
Es por eso pues que Antonio Guerrero, el Antonio del alma de todos los cubanos y cubanas estaba presente en este concierto ¡y con un poema de amor!
Esto es lo hermoso de una revolución permanente que nunca cesa de luchar, que nunca cesa de emprender la esperanza. Allí cuando los dejaron libres a los tres compañeros milagrosamente, según nos cuenta Vicente, comenzaron a cantar “Si caigo en el camino hagan cantar mi fusil.....y ensánchenle su camino porque él no debe morir”..... Esa linda canción de Silvio. Recuerdo siendo jovencita la angustia de mi madre aquella madrugada temblando por Vicente. Por eso es que Vicente me trajo ese sábado también a Haydée Santamaría.
Por eso sostengo que andamos en Guerra, por eso sostengo una y mil veces que al enemigo de clase no puede hacérsele concesiones de ningún tipo. Ellos tienen una diabólica coherencia y la unidad del Capital que trasciende partidos políticos y parlamentos. Nuestros Cinco no fueron encarcelados por W Bush, fue cuando el sugerente Clinton, con toda y su melena dorada y su risita y el folletín barato de la señorita Lewinsky que fueron apresados nuestros Cinco...Republicanos y Demócratas...dan igual. Militan en el mismo partido perverso del imperialismo.
Y Vicente milita en el partido comunista del mundo, no importa que en su tiempo lo hayan sacado de la Juventud Comunista, por esas recurrentes estupideces, dudo que haya alguien más comunista que él y con esa militancia a lo largo de estos luminosos años, menos aún. Tenga en su bolsillo el carné o no. No lo tiene en su bolsillo porque lo tiene en el corazón.
Así terminó esa rara fiesta de sábado donde Vicente nos regaló en menos de dos horas la historia de su vida, nos hizo ser confidentes de su compañera de vida, de su dulce hija y de todos sus amigos. Pues con Vicente Feliú es demasiado fácil sentirse cercano a la primera sonrisa...es un ave rara...Vuela siempre sin dejar de aletear, pero nunca le gusta elevarse por encima de los ojos de su gente...Es como si siempre le gustara mirar los ojos de quien lo escucha y detestase que quien lo admire deba inclinar el cuello hacia arriba. Por eso es su desmedida sencillez.
Tal vez por eso dijera en el documental como un conjuro” Soy conocido y querido...pero no soy famoso” Es por eso que no ha tenido que convivir con los malos olores de la fama.
Sin embargo mi niño de diez años que me acompañó a la función, al día siguiente me confesó acariciando su guitarra nueva “Mamá ¿tú crees que yo pueda tocar como ese amigo tuyo?”
Cuidado Vicente, que ser “famoso” es el más apretado de los compromisos para el público de diez años.