Congreso de la UNEAC: Crear es pelear, vencer y salvar

El VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) que se celebró entre el primero y cuatro de Abril en La Habana, ha concitado la atención dentro y fuera del país. Existían lógicas expectativas sobre los análisis, debates y pronunciamientos en torno al amplio temario que contemplaba su agenda. Las asambleas previas efectuadas a nivel de las provincias habían aportado su saldo enriquecedor al evento que debía, a su vez, sintetizar ideas, sentimientos y voluntades para trazar políticas particulares sobre el quehacer y las proyecciones sobre la actualidad cubana.

Las premisas fundamentales que guiaron a los escritores y artistas estaban contenidas, a no dudarlo, en estas ideas de Martí: “Un escritor ha de ser un salvador” y “Para mí, escribir es servir”. En fin, la premisa esencial fue la actitud consecuente de los creadores con su trayectoria de servicio y lealtad a la nación cubana y a su obra más trascendente: la revolución cubana.

Y es que el arte tiene una significación especial para la defensa de la cultura nacional ante las arremetidas avasalladoras que intentan prevalecer sobre ella a fin de destruir los valores esenciales de la cubanía. En este mundo de hoy se puede afirmar con José Martí, que “el arte, sobre dificultades graves, sobre obstáculos amontonados, como para probar bien su energía, surge rebelde, creando tipos, esparciendo ideas, vivificando sentimientos, imprimiendo su matiz personal a cuanto toca (…) Cuando no hay arte nada queda.”

Por eso mismo el pueblo esperaba de sus creadores lo que ha acontecido, o sea, lo que el Maestro expresara bellamente: “la capacidad de admirar lo grande, cuanto más el moldearlo, el ponerle alas, el sacar del espíritu en idea lo que a brazos, a miradas profundas, a golpes de cariño, ha de ir incorporando (…)”. Los enemigos de la Revolución y de Cuba anhelaban la nota discordante o disidente, el caballo de Troya en la trinchera de la cultura, las arremetidas francas o torcidas contra los principios revolucionarios. ¡Qué fiasco han sufrido!

Cabía a los creadores que se reunirían en su magno Congreso “sacar de sí el mensaje natural, desde la obra del artista, y ver con sus propios ojos (…)”. Eso ocurrió. Miraron la realidad cubana con mirada propia y no prestada. Analizaron el trabajo de la organización de los escritores y artistas con espíritu autocrítico, sin autocomplacencia, con el fin de hacerla mejor. Se proyectaron con sus juicios críticos sobre problemas propios y ajenos, y propusieron soluciones y políticas estratégicas.

Y es que nuestros creadores constituyen una conciencia autocrítica, crítica y creativa de nuestro pueblo. Y, convencidos de su papel en el seno de la sociedad, han sabido proyectarse sobre todo lo que promueva su pleno desarrollo en lo material y en lo espiritual.

Como creadores verdaderos de la nación cubana poseen la convicción de que crear es pelear, vencer y salvar.

Por lo tanto, hemos visto en estos días a nuestros escritores y artistas como los continuadores de una larga historia cuyas figuras cimeras al frente de los destinos de Cuba han sido representantes y defensores genuinos de la cultura fundacional y de resistencia de nuestra nacionalidad. Carlos Manuel de Céspedes, José Martí y Fidel Castro han encabezado, cada uno en su época y circunstancias, ese liderazgo de nuestra cultura mayor, acompañados por todos aquellos que han cimentado los mejores valores de nuestra identidad nacional.

wilkie@sierra.scu.sld.cu



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Wilkie Delgado Correa


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