1. Las tres esferas de reformación
Las reformas que el Comandante Raúl Castro ha comenzado a implementar llevan la característica impronta de su personalidad: pragmático, enérgico y consecuente. Su contenido se resume en tres grandes programas: a) ampliar los derechos civiles de los ciudadanos, tal como se manifiesta en el levantamiento de la “prohibición hotelera” para los ciudadanos cubanos; b) romper el estancamiento económico causado por relaciones de producción disfuncionales; c) mantener intacto el aparato de control político del sistema, tratando, al mismo tiempo, de reactivar una esfera política atrofiada y una cultura política urgida de evolución.
2. La crisis endógena: relaciones de producción y participación ciudadana
Los enormes problemas que tienen que resolverse en poco tiempo en Cuba, resultan de tres factores: 1. la caída de la Unión Soviética y del socialismo histórico europeo; 2. la criminal agresión gringa y, 3. el agotamiento estructural del modelo del socialismo histórico.
El agotamiento estructural del modelo, que comenzó a manifestarse a mediados de los ochenta, tuvo dos componentes principales. En lo económico se exteriorizó en parámetros como: la obsolescencia tecnológica; el enorme atraso en la informática, los transportes y la infraestructura; la ineficiencia industrial; la creciente deuda externa y la improductividad agrícola. En lo político, la excesiva centralización del poder y la falta de participación democrática de la población bloquearon todo mecanismo de innovación desde abajo. Con esa falta de participación democrática el sistema perdió su capacidad de adaptación que, en consecuencia, llevó al colapso de la mayoría de los Estados del socialismo histórico.
3. La clave de la reforma económica: las relaciones de producción
China escapó del cataclismo mediante un cambio cualitativo en las relaciones de producción, adaptando su sistema a las nuevas condiciones mundiales mediante la introducción de mecanismos de la economía de mercado e inspiraciones de la Nueva Política Económica (NEP), de Lenin. Los países capitalistas, que pasaron por una crisis de acumulación semejante a la de los socialistas en los años setenta, superaron la crisis estructural del sistema con el mismo mecanismo: sustituyeron las relaciones de producción del capitalismo keynesiano y del Estado de Bienestar con aquellas, que hoy día se llaman “neoliberalismo”. Esta es la encrucijada ante la cual se encuentra Cuba hoy día: ¿Qué rumbo debe darle a las relaciones de producción heredadas de los primeros cincuenta años del proceso?
4. El discurso oficial y las dos soluciones estratégicas
El discurso oficial acerca de los problemas económicos de la isla ha enfatizado los dos factores exógenos. Esta estrategia discursiva fue políticamente entendible, pero contribuyó de hecho a la perpetuación de las disfuncionalidades internas del sistema. Éstas pueden resumirse con dos teoremas de Marx: a) las relaciones de producción se habían convertido en camisas de fuerza del desarrollo de las fuerzas productivas; b) la superestructura y cultura política del país no permitió romper esas camisas de fuerza, imposibilitando la adaptación del modelo a las nuevas realidades y poniendo en peligro la sobrevivencia misma de la Revolución.
Ante este problema había dos vías de acción: profundizar las relaciones de producción hacía el lado del socialismo histórico, mediante la conversión de las empresas del Estado en cooperativas y la introducción de mecanismos de participación económica real de los trabajadores (cogestión, autogestión), tal como fue el deseo de sectores de “izquierda” en Cuba, o su apertura hacia las relaciones de producción del modelo británico-alemán-japonés-tigres asiáticos-chino, es decir, el desarrollismo de la economía de mercado.
5. Las dos alas del dragón criollo
Todo economista sabe que las dos variables claves de las relaciones de producción son la propiedad y los precios. La propiedad, porque normativiza el acceso legal al plusproducto y a la determinación de los precios, y éstos, porque son el principal factor determinante de las decisiones económicas. Raúl, bien asesorado y rompiendo los tabúes del debate, atacó el problema a través de esas variables, con tres decisiones audaces: a) devolverle, tendencialmente, al precio su función de coordinador cibernético de la economía, rectificando precios administrativos absurdos; b) entregar tierras ociosas en usufructo a productores privados y sociales y, c) estimular la gratificación material y permitir el libre consumo ---“libre”, según la capacidad adquisitiva, como en toda economía de mercado--- de artefactos electrónicos, como computadoras y celulares.
6. ¿Cuba será otra China?
No hay duda, de que las tres medidas audaces significan la ruptura con las relaciones de producción anteriores y su modelo de gestión y filosofía. Como tales tendrán profunda repercusión sobre todas las facetas subjetivas y objetivas del sistema cubano y de la vida de sus ciudadanos. Su trascendencia es tal, que se pueden comparar a la Nueva Política Económica (NEP) de Lenin y las primeras reformas de Deng Xiaoping, en China.
Históricamente, el desarrollismo británico-alemán-japonés-tigres asiáticos, ha terminado siempre en el capitalismo avanzado, y es muy probable que en China suceda lo mismo. ¿Significa la decisión del nuevo gobierno cubano por la NEP y el desarrollismo, por lo tanto, que Cuba terminará también en la civilización burguesa actual? Esa es, obviamente, la preocupación de la carta de Fidel a la UNEAC, y la preocupación de todos nosotros, que hemos sido solidarios con la Revolución durante los últimos treinta años.
7. ¿Caerá Cuba en el agujero negro del capitalismo mundial?
Para decidir la interrogante acerca del futuro capitalista o socialista de Cuba hay que diferenciar algunas variables claves.
1. Es fundamental precisar la formulación de que Cuba adopta “el modelo chino”. Es más preciso decir, que Cuba adopta una lógica de acumulación desarrollista iniciada hace casi cuatro siglos en Europa (Cromwell), que ha mostrado ser la única en el sistema mundial, capaz de superar la miseria neocolonial.
2. Las condiciones particulares de China en todos los ordenes ---natural, militar, demográfico, político, etc.-- son cualitativamente diferentes a las de Cuba. De ahí, que los grados de libertad evolutiva de ambos sistemas también resultan sustancialmente diferentes.
3. Nadie, quien conoce a Raúl, puede dudar por un momento, que, al igual que Fidel, es un comunista y revolucionario, que pretende llegar a una civilización poscapitalista.
4. La historia humana es un sistema dinámico adaptativo que se rige tanto por tendencias estructurales evolutivas como por factores aleatorios, que incluso pueden adquirir posteriormente fuerza de ley, hecho por el cual la introducción del desarrollismo en Cuba no determina fatalistamente el desenlace.
5. Sin embargo, la probabilidad de que el proceso cubano sucumba ante el poder del “agujero negro” capitalismo y que termine en la crematística capitalista y la superestructura burguesa, es alta.
6. Eso por dos razones. 1. El poder del pequeño subsistema “Cuba” frente al sistema de la historia mundial es marginal. 2. El “socialismo con características chinas” o el “socialismo de mercado” de Deng Xiaoping, no es, por supuesto, socialismo (anticapitalismo), sino desarrollismo dentro de la crematística mundial.
7. Lo único que puede hacer Cuba ante esta situación es, abordar con la misma audacia con que Raúl está resolviendo las disfuncionalidades de un sistema estancado, la construcción de las instituciones de la nueva sociedad poscapitalista, el Socialismo del Siglo XXI.
8. Si la Dirección del país no aborda ese problema en los próximos años, la probabilidad del futuro capitalismo en la isla se convertirá en certidumbre. Sin embargo, la confianza en la nueva dirección es tan grande como la que hubo antes con la conducción de Fidel. De tal manera, que en este gobierno veremos pasos importantes hacia el Socialismo del Siglo XXI en la isla del Caimán barbudo.
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