Esta es la estrategia opositora… evitar a como dé lugar que Morales funde un nuevo Estado que le permita impulsar medidas para romper la desigualdad de oportunidades y promover la autodeterminación boliviana, con lo cual voltearía como una tortilla la historia gubernamental de este país que ha estado sumido en la pobreza impuesta por gobiernos neoliberales y lacayos del imperio norteamericano. Otro resultado de esta postergación del nuevo texto constitucional es que el presidente no tendría oportunidad de ser reelecto para un período inmediato, como lo establece la constitución actual. Esto trastocaría la aplicación del proyecto socialista del primer presidente indígena del continente y la participación de Bolivia en el proceso de unión latinoamericana. Y esto lo decimos porque, aunque se logre imponer en las siguientes elecciones un candidato del MAS… partido del presidente, siempre habría que esperar. En cambio con Evo, las cartas están echadas.
Como se hizo en Venezuela, donde con el golpe de Estado, el sabotaje petrolero, las guarimbas, los saltos de talanquera y las traiciones, se retrasó la verdadera marcha del proyecto socialista, se está intentando en Bolivia. Sin embargo esta oposición no ha terminado de entender que está siendo carne de cañón de un plan made in USA, que les puede costar muy caro. O tal vez sea que, estos seudo-dirigentes ya tienen listo su plan de evacuación para el momento de un estallido popular y pretenden sacrificar a los disociados autómatas que siempre terminan siendo las víctimas fatales de este tipo de conflictos. Recordemos donde está Sánchez de Losada y sus secuaces. Y para hacer una analogía, donde está Carmona Estanga, Carlos Ortega, Patricia Poleo y el resto del combo golpista venezolano. Lo cierto es que en Bolivia está corriendo el reloj de una bomba de tiempo, porque según las encuestas todavía el presidente Evo cuenta con la mayoría… y ese respaldo está representado por un pueblo –sobretodo indígena y campesino- que durante más de quinientos años ha sido explotado y humillado… y que después de más de un siglo de gobiernos excluyentes, hoy se siente parte de una propuesta de cambio que les ofrece dignidad. Un pueblo que recogió el legado de Tupac Catari para volver hecho millones… o como una inmensa marejada del mar que le fue arrebatado, para recuperar lo que le corresponde. Así que el enemigo a vencer en Bolivia es el tiempo. Hay que detener esta cuenta regresiva y desactivar la bomba mediática antes que sea demasiado tarde.