La pregunta anterior suena como si el sujeto de la acción es algo o alguien ajeno. Distante. Muy lejano. Como si fuera responsabilidad de otros. Como si no nos incumbiera...Lo escribo y la piel se me eriza. También se me ofusca el pensamiento. Pero la realidad, en su estado puro, me dice que lo que se planea en Bolivia no puede ser sino una crucifixión a nosotros mismos y sin duda a los planes de integración latinoamericana y caribeños.
Por lo tanto, no podemos ver el asunto de Bolivia como algo ajeno o distante. Nos atañe a nosotros: venezolanos, argentinos, chilenos, brasileros, ecuatorianos... Además, ya en sí misma la activación del referendo es un muy mal precedente para nuestros sistemas democráticos. Sólo en el mundo de los absurdos puede existir que un microscópico grupo se ponga de acuerdo para impulsar un Estado dentro de otro Estado. Eso, en pleno siglo XXI, es inconcebible. Y más cuando instituciones como el Tribunal Supremo y el Congreso se pronunciaron en contra de la consulta... Es que en sí mismo el referendo es un golpe (light, o como lo quieran tipificar, pero golpe al fin). Es un golpe porque se desconoció toda institucionalidad. Toda. Carece, no sólo de legalidad, sino de legitimidad. Y con el mayor desparpajo continúan con su propósito, tratando de socavar las bases de la democracia en Bolivia y en el resto de este hemisferio.
Ahora bien, el pueblo boliviano, esos despreciados indígenas por la clase alta de ese país (pueblo originario que también ha sido golpeado, humillado, cuya condición humana ha sido aplastada por la aplanadora de las prácticas mercantilistas) deben tomar el timón de su país, de la justicia y de la deuda que en términos de equidad, igualdad, solidaridad, cooperación han dejado algunos sectores políticos que han ido de la mano con los latifundistas de Bolivia. El pueblo de Bolivia debe, por lo tanto, a mi modesto entender, alzarse en Revolución.
¿Qué significa lo anterior? Los bolivianos no pueden dejar caer, en caída libre, los logros alcanzados desde que Evo Morales está dirigiendo el país... Sobreviene a mí una sospecha, nada infundada: aquella según la cual deviene un proceso de transformación. De verdadera transformación. ¿Significa que la lucha de contrarios parece inminente? Es probable. Es posible. Y quizás, en honor a la verdad, necesaria. Lo más importante es que luego del 4 de mayo, fecha en que se realizará la consulta auspiciada por cuatro departamentos considerablemente importantes desde el punto de vista energético, vendrá el 5; y después de este día asistiremos al 6... Eso es cierto, como lo dijo Evo. Pero le faltó precisar que ese 5, 6, 7, 8 y los días venideros en nada deben parecerse -ni se parecerán- a los días en que unos pocos ostentaban el poder; a los días en que el sector energético (estratégico para el país) era comandado por otros (entiéndase, las transnacionales); a los días en que el gas era un tema manejado, de forma unívoca, por la suprema inteligencia del país (de manera tal que allí no había lugar para un aymara, por ejemplo); a los días en que se imponía el antinacionalismo o a los días en que la pobreza arrasó con muchos bolivianos.
Lo que buscan esos sectores empresariales, latifundistas, adinerados es regresar a los días en que Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga.... O a los días en que se le pegaba a la "negra" o a los indígenas; o aquellos en que Camilo Manrique fallece plantación adentro, cañaveral adentro (a fuerza e` palo)... O retornar a las prácticas del imperio romano. O de cualquier otro imperio... La verdad indubitable es que no es pendejada lo que ocurre en Bolivia. Es una lucha de contrarios en el sentido estrictamente marxista.... ¡Que la oposición haga su vaina¡ Que el pueblo originario hará lo que corresponde... En definitiva, ya no estamos en épocas de crucifixión...
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