Hace algo menos de dos décadas, después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, Rusia era una nación empobrecida, dependiente de la ayuda económica de Occidente. Actualmente, sin embargo, las cosas parecen haber cambiado.
El adormecido “Oso” despertó de su austral invernadero, de más de una década, y le enseño los colmillos y las garras a las alicaídas fuerzas occidentales. Sin embargo, como lo decía Mao del “tigre de papel”, no hay que desdeñar en términos estratégicos la peligrosidad de los EEUU, porque en la táctico aún puede dar zarpazos y ocasionar mucho daño…
El conflicto de Georgia ha supuesto una escalada en la creciente tensión entre Moscú y Occidente. Amparada en la dependencia energética de Europa, Rusia vuelve a reivindicar su papel de potencia mundial y aumenta la presión en su zona de influencia.
Los países europeos necesitan de Rusia sus enormes recursos de gas y petróleo, EE UU necesita su apoyo en conflictos como el de Irán y, pese a las críticas, Moscú se siente libre para defender sus intereses, tanto afianzando y extendiendo sin complejos su autoridad y su poder.
En momentos en que los EEUU y Europa ya puntean la recesión mundial, el crudo ‘cual nudo gordiano’ hace de las suyas en su papel protagónico de orcas caudinas, llevándose en los cachos sin retroceso ni miramientos a las menguadas arcas de los señores feudales del dinero especulativo y mal habido.
El tiempo está muy acelerado y los eventos mundiales ocurren uno tras otro con una sorprende rapidez. Rusia, después de Arabia Saudita, es actualmente el segundo país más productor de petróleo en el mundo, con las arcas llenas de dinero y sin mucho endeudamiento y con un renovado poderío militar, y una panoplia bélica de cuarta y quinta generación de proporciones respetables.
El imperio norteamericano mueve afanosamente, en su agónica muerte financiera, las piezas geoestratégicas del ajedrez mundial. El Cáucaso, con Georgia como punta de lanza del menguado imperio norteamericano, puede arder, y no con petróleo: Moscú y el eje USA-UE, en una soterrada guerra fría se juegan el control de las redes de oleoductos (corredores energéticos) euroasiáticos, donde China juega su supervivencia al lado de Rusia. La nueva "guerra fría", es antes que nada una guerra económica por el control de recursos estratégicos, y el petróleo y el gas son los dos objetivos fundamentales en disputa
Como se sabe, en las últimas tres semanas Moscú realizó cinco movidas claves: Pulverizó al Ejército de Georgia entrenado y armado por EEUU, se posicionó en el control de las áreas estratégicas de la región (principalmente del oleoducto BTC, un enclave energético de las petroleras anglo-estadounidenses), rompió virtualmente "relaciones" con la OTAN, dividió la ONU boicoteando todos los proyectos de resolución en su contra, y, el martes consumó la "frutilla de la torta": reconoció la independencia de las provincias separatistas de Abjasia y Osetia del Sur que permanecían presionadas por el tutelaje del gobierno de Georgia, títere desembozado de la OTAN y del eje "occidental" en el Cáucaso.
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