16/10/2008
Por
otra celebración del Día Mundial de la Alimentación,
los diversos movimientos sociales de base, campesinos y comunitarios,
una vez más, empujamos la enorme reflexión que entre
nosotros viene irrumpiendo: valorar, accionar y avanzar entre las
distintas actividades y procesos productivos desde la visión y
vibración de la agroecología. En efecto, esta ciencia
ejemplar, en sus diarios avances tecnológicos, no nos deja de
invitar a innovar, crear y poner en marcha nuevas organizaciones
sociales de producción, distintas, frescas y nuevas relaciones
entre los medios y modos de producción y desarrollo de sus
fuerzas laborales.
La Agroecología en su esencia avanza en socializar y liberar los medios de producción agrícola. Además de recuperar y preservar nuestros recursos naturales y culturales, prioriza y racionaliza la distribución equitativa de los alimentos y su consumo sano. De allí que la Agroecología en su dinámica propia, nos estimula cons-ciencia-mente en re-valorar continuamente las necesidades esenciales de las más diversas culturas comunitarias. Estas propuestas productivas son y seguirán siendo opciones emergentes que brotan desde los movimientos sociales y se constituyen orgánicamente, como reales y objetivas iniciativas por y para ser incluidas en los procesos de planificación de los gobiernos locales y regionales.
Desde las premisas anteriores, el Gobierno Venezolano, revolucionariamente, ha creado e introducido entre varias instituciones dedicadas a las actividades agrícolas; la modalidad de otorgarles créditos agroecológicos a los pequeños y medianos productores y familias campesinas. Donde, ellos, en alguna medida puedan autoabastecerse, obtener ingresos económicos, conectarse con el digno trabajo de la tierra, apreciar la importancia que conlleva cuidar el agua y la tierra y articular sus espacios y tiempos productivos con otras organizaciones de base que se establecen en la sociedad venezolana.
En el sistema capitalista mundial en quiebra; el pequeño productor agrícola se encuentra en desventaja frente al financiamiento de la actividad porque, como todo en el capitalismo, la producción de alimentos es vista como una forma de obtener ganancias, es decir, la alimentación es una mercancía: produce quien tiene y come quien puede pagar por sus alimentos. En el sistema capitalista los conuqueros somos un riesgo. A pesar de ser quienes en verdad producimos la mayor variedad de alimentos, se nos trata de la misma manera que al gran empresario del campo; eso nos coloca en desventaja porque tenemos poco bienes para ponerlos como garantía, los organismos oficiales de financiamiento nos obligan a usar las semillas que necesitan mucha maquinaria y agroquímicos y, como nos los tenemos, nuestros rendimientos no son los esperados por el paquete tecnológico impuesto. Por lo tanto, al final no podemos pagar el monto del financiamiento y terminamos vendiendo la tierra y convirtiéndonos en asalariados de quienes nos la compran.
Comprendiendo esa realidad por ser superada por el proceso revolucionario venezolano y convencidos de la necesidad de construir una sociedad diferente en la que sea el hombre el centro de toda acción, ocupación y preocupación del Estado (y no el capital y las tazas de ganancia), una sociedad de seres humanos realmente libres, justa y equitativa. Entendemos al financiamiento como un medio y una necesidad coyuntural, sustituible en el mediano plazo, que contribuya a alcanzarla, especialmente la soberanía alimentaria de Venezuela. Para que eso sea posible el financiamiento debe orientarse:
1. Al Colectivo, otorgado a las distintas formas de organización del pueblo.
2. Como una inversión del Estado, no como un negocio, y como una forma de convertir los bienes y servicios, resultantes de la actividad productiva, en propiedad social. Debe protegerse de convertirse en fuentes de corrupción.
3. Al desarrollo de un plan estratégico en donde uno de los grandes objetivos sea la liberación del productor del yugo del financiamiento institucional.
4. A privilegiar y fortalecer el desarrollo de prácticas agroecológicas.
5. A promover y fortalecer los mecanismos de toma de decisiones sobre los usos del dinero generados participativa y democráticamente por las mismas organizaciones sociales.
6. A promover y fortalecer los procesos de formación que garanticen autonomía de la asistencia técnica de los organismos de financiación.
7. A promover la generación de tecnologías propias, adecuadas a las realidades sociales, culturales, históricas y ambientales del entorno de las organizaciones sociales.
8. A integrar toda la cadena de producción, procesamiento y distribución de alimentos.
9. A producir todos los insumos que requiere la producción agrícola, condición indispensable para lograr la soberanía alimentaria
Antecedentes: Ventajas y Desventajas del Financiamiento Agroecológico. Caso Venezolano.
El gobierno revolucionario de la Republica Bolivariana de Venezuela es pionero en el mundo en la difusión, apoyo y financiamiento de la propuesta agroecológica como única vía para lograr la soberanía alimentaria e independencia de nuestras comunidades. Si bien ya hace unos años que se viene hablando de esta propuesta, es recién en el año 2006 que las instituciones gubernamentales apoyan financieramente la propuesta agroecológica a través de créditos de unidades de producción agroecológicas o de fomento de la pequeña producción concomitantemente con la organización social (FONDAFA, BAV, FONDAS). Llegando en la actualidad a un aproximado de 1600 familias beneficiadas cubriendo una superficie de 689 hectáreas en 23 estados venezolanos, invirtiéndose Bs. 24 millardos. Podemos además señalar entre las fortalezas y saldos positivos de este proceso que se inicia, producto de nuestro trabajo de acompañamiento a los campesinos y organizaciones sociales, los siguientes:
1. Organización social. Los productores agroecológicos presentan una tendencia mayor a la organización y al activismo comunal. También desde sus lugares de acción comunal, efectúan grandes aportes en materia cultural, política e ideológica. Siendo custodios y difusores de semillas criollas, patrimonio de la humanidad y bastión fundamental en el camino hacia la soberanía agroalimentaria, promotores de la Misión Árbol, promotores agroecológicos y activadores comunales, proactivos en el consejo comunal, proactivos en cooperativas de producción agropecuaria. El financiamiento, en los casos donde existe una organización social fuerte y con claridad político-ideológica, promueve la consolidación de la misma. Motiva los procesos de autogestión, las propias organizaciones de base generan propuestas de financiamiento, seguimiento, gestión y evaluación de sus propios procesos y espacios productivos.
2. Formación. Las organizaciones sociales de base nos hemos avocado a la búsqueda de herramientas de formación en agroecología. Paralelamente al financiamiento otorgado, en los casos de los estados Portuguesa y Mérida, existe la propuesta surgida desde el Instituto de Producción e Investigación de la Agricultura Tropical (IPIAT) de Escuela Campesina de Formación de Promotores Agroecológicos. El convenio realizado con el Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL) de la Universidad de los Andes y la propuesta de metodología bidireccional de aprendizaje, nos permite obtener reconocimiento de postgrado a los saberes que existen entre los campesinos y que certificará aproximadamente a 70 promotores agroecológicos campesinos al finalizar el año, quienes serán los propios difusores de la agroecología en sus comunidades. Experiencia vanguardia en nuestra Latinoamérica.
3. Producción. Los conuqueros y campesinos en general, manejan más de 15 rubros vegetales (incluidos los forestales) y más de 3 rubros pecuarios; produciendo tres veces más alimento que el descrito para zonas templadas (cada familia produce el alimento necesario para alimentar más de 30 personas adultas todo el año). Los niveles de productividad de los conucos se encuentran en los promedios nacionales; incluso superándolos en algunos productos estratégicos como leche, raíces y tubérculos de alimentación básica.
4. Conservación de la naturaleza. En las Unidades Agroecológicas se está desarrollando un proceso de reconstrucción paisajístico en el cual los productores y las comunidades se involucran directamente, arrojando como consecuencia fundamental la recuperación y cuidado de la biodiversidad, el suelo y el agua. Elementos fundamentales para el desarrollo sustentable de un pueblo soberano. Además, se ha avanzado en prácticas agroecológicas y construcción de infraestructura para la fabricación de abonos orgánicos mejorando la eficiencia del reciclaje de materia orgánica; ciclaje de nutrientes y la integración de sistemas de producción animal y vegetal. Manifiestan la aplicación de los principios agroecológicos.
5. Soberanía. Se estimuló el intercambio de semillas de diferentes variedades y la creación de ámbitos como encuentro de semillas para comenzar la formación de verdaderos bancos locales de germoplasma como herramienta medular de la autonomía campesina y a partir de esto ir generando un principio base de la agroecología como es la diversificación de las unidades agroecológicas. Se cuenta con 34 Cartillas Agroecológicas Campesinas, las cuales explican el sentido originario de las semillas en sus comunidades. Son semillas garantizadas que superan el paradigma de la certificación.
6. Valores solidarios. Trajo a la discusión en el seno de las organizaciones temas de gran importancia para avanzar en el proceso socialista propuesto como son, el trabajo colectivo (cayapa); la formación de redes de distribución e intercambio de alimentos, mercados alternativos; la total y progresiva liberación del uso de agrotóxicos. Se madura el paradigma de la soberanía agroalimentaria desde la óptica de la agroecología.
Condiciones por superar:
También hemos encontrado aspectos negativos en este proceso que es necesario resaltar para favorecer la crítica y así aprender de los errores. Porque si pasamos por alto estos factores, corremos el riesgo de que todos los avances retrocedan, y de manera tan radical que la situación postrera sea peor que la inicial, casos que hemos encontrado en la realidad y que debemos evitar por todos los medios. Porque nuestro deber está en apuntalar la justicia social que hemos alcanzado y luchar por su avance y consolidación. Es así, que los siguientes elementos deben ser extirpados de la sociedad:
1. Las trabas burocráticas y administrativas para el avance de la propuesta han sido tal que muchos productores abandonaron la iniciativa debido a la pérdida de tiempo; energía; recursos de cualquier índole, en vueltas y vueltas entorno a la institución y a la falta de respuesta oportuna de la misma. En este sentido, la falta de compromiso social, político e ideológico por parte de equipos técnicos y de funcionarios de instituciones gubernamentales hacia la propuesta agroecológica y las comunidades han ayudado en gran medida a la deserción de muchos productores agroecológicos modelo. Reflexionemos:
¿Cuales son los costos de estas fracasadas iniciativas? ¿Se valora la dimensión de la crisis ético-política agroalimentaria y la digna respuesta encontrada en la agroecología?
2. Los equipos de técnicos formados bajo regímenes pedagógicos convencionales producto de la deformación de la Revolución -Operación- Verde, extencionistas que imponen sus conocimientos, subvalorando y/o desvalorizando el conocimiento campesino local y basando su asesoramiento en las recomendaciones de los mercaderes de insumos externos como venenos químicos, transgenia y maquinaria altamente tecnificada no apta a nuestras condiciones tropicales. Todo ello para mantener resquicios de viejas enseñanzas, son equipos técnicos alejados de la realidad de los pequeños productores, acostumbrados a financiar y asistir grandes productores donde se puede llegar fácilmente sin dificultades en las vías de acceso y con grandes retribuciones económicas por parte de estos.
3. El estrato basal de las instituciones, son muchos los técnicos de campo, que tienden a obstaculizar la propuesta agroecológica, direccionalizada desde los altos niveles. Los técnicos son los que están en contacto directo con las comunidades y son los que debieran estar más formados socio-política-ideológicamente para impulsar una propuesta transformadora y liberadora como lo es el avance de la agroecología. Otra reflexión: ¿No hay acá una oportunidad para que los técnicos encuentren un nuevo rol entre la institucionalidad y nuestros campesinos? El Socialismo de XXI que estamos empeñados en construir propuesto por nuestro líder político el Presidente Hugo Chávez no apunta a la creación y consolidación de nuevas relaciones sociales de producción como las expresamos anteriormente?
Comunas Socialistas Agroecológicas. Viva El Conuco!
En la Venezuela de los cuestionados cambios, la Agroecología ha ganado un espacio para no volver atrás. Nos hace sentir y nos lleva comprometidos por seguir avanzando sin detenernos jamás.
Es así, que con lo expuesto y con el extraordinario progreso en materia de leyes que nuestro gobierno revolucionario ha elaborado en darle jurisprudencia a la agroecología (Ver Ley de Salud Agrícola Integral; Ley de Fondas y Ley de Soberanía Agroalimentaria). AVANCEMOS por las: «Unidades territoriales de producción, distribución e intercambio colectivo de alimentos sanos acorde a las condiciones agroecológicas locales, donde las familias involucradas expresan su equilibrio y ecuanimidad en todos sus procesos de relaciones ambientales, sociales y laborales sin sentirse ni dominados ni sometidos por otro tipo de relación ajeno a la naturaleza de sus propios procesos».
Desde las acciones gruesas hasta los distintos requerimientos en muchos productores colectivizados e individualizados, quienes se exigen y resisten por no producir alimentos con agrotóxicos. Algunas actividades se evidencian: existe un Plan Nacional de Agroecología, tendiendo a cubrir para el 2008; 18000 has., en 7 estados pilotos. Este Plan, nace como una exigencia al gobierno revolucionario bolivariano por las actividades productivas y en transición hacia las prácticas agroecológicas que se vienen generando en 74 comunidades; 23 municipios y 7 estados. Se agrupan aproximadamente 5826 productores quienes trabajan en transición 22208 has.; el Programa Todas Las Manos a La Siembra, el cual articula tres Ministerios del Gobierno siendo sus metas la formación de 1200 Brigadistas Agroecológicos y establecer el mayor numero de hectáreas para la producción de semillas autóctonas, originarias de maíz, caraota y yuca; la puesta en marcha de 2 laboratorios de producción de biofertilizantes y 19 de producción de entomófagos y entomopatógenos; existen 150 técnicos trabajando la agroecología con capacidad para cubrir 500 mil hectáreas; 156 técnicos superior en agroecología; las escuelas campesinas de formación de promotores agroecológicos en Mérida y Portuguesa del IPIAT; el Instituto Latinoamericano de Agroecología “Paolo Freire”; se preparan Maestrías y Licenciaturas en Agroecología en diferentes Universidades y se avanza en la creación del Capítulo Venezuela de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología.
A manera de conclusión:
Como lo hemos valorado, en la Venezuela posible se vienen dando un cúmulo de acciones en el área de la agroecología en diferentes niveles, los cuales invitan a distintos sectores académicos, investigadores, universitarios, instituciones, empresarios del agro, industriales, consumidores a reflexionar sobre el nuevo papel que han de asumir ante la crisis alimentaria, energética, climática y las razones sociales de organización.
La vida de este proceso nos evidencia la histórica y enorme oportunidad que sólo con un proceso revolucionario del que vive Venezuela ha podido encauzarse. Nos preguntamos: ¿Apoyo o no a este proceso emergente la posibilidad de distribuir la producción agroecológica desde los nuevos espacios y recursos (*) para garantizar la soberanía y seguridad alimentaria? ¿Podríamos hablar de seguridad alimentaria con los alimentos altamente contaminados?
Es decir como lo aprendimos de La Carta de la Tierra que proclama un nuevo ideal civilizador: de modo sustentable. Se trata de mantener un tipo de relación con la humanidad-naturaleza marcado por el reconocimiento de la alteridad, la mutualidad, y el respeto que nos lleve a un uso corresponsable y solidario de los recursos de la naturaleza, no sólo para nosotros, sino para toda la cadena de la vida. Dicho de otra manera: la nueva sociedad posible dependerá de las razones; compromisos y acciones que encontremos en la eco-interrelación. Todos sin excepción necesitamos del agua limpia; del aire puro; de los alimentos sanos y del amor-afecto por los otros y el servicio que se exige
(*) Red Nacional de Distribución de Aliementos-PDVSA.