Durante los últimos treinta años CHINA ha tenido un crecimiento socioeconómico sin paralelo en países del “Tercer Mundo” convirtiéndose en el parque industrial mundial que logró exportar un torrente de productos de inigualable calidad y a bajos precios. Esta situación, debe de aceptarse, podría debilitarse ante la recesion global de países compradores de su producción, lo cual podría representar variados problemas internos. Se prepara su gobierno a grandes inversiones domesticas con un considerable gasto publico, de modo de levantar su demanda local y continuar su política del ahorro individual, conociéndose su población como efectivos ahorristas. Sus Reservas Internacionales llegan casi a dos trillones de dólares, producto del acumulamiento de excelentes márgenes en su comercio internacional y grandes sumas del extranjero ante un mercado de consumo de dos mil millones de pobladores que mejoran su nivel de vida con el pasar del tiempo.
Su movimiento bursátil ha bajado el precio accionario en un 65% y su nivel de crecimiento nacional, aun alto, ha llegado a sus niveles más bajos en los últimos cinco años, como también ha crecido el desempleo. Lógico ante las inmensas estadísticas de crecimiento, igual que en Venezuela a partir de los últimos 19 trimestres, resulta casi imposible sostener las mismas cifras, pero su Gobierno esta conciente que su producción tiene que crecer al 8 por ciento para que su economía produzca los suficientes puestos de trabajo para absorber la nueva población trabajadora anualmente. De allí sus inversiones en el control de las inundaciones, la construcción de vías de comunicación terrestres, proyectos aeroportuarios, generaración de energía, viviendas de carácter social y por supuesto el desarrollo de su alta tecnología, siendo lo mas importante, según observadores internacionales, una red de salud a todos los estratos sociales con lo cual podría integrarse a la sociedad moderna que vela por este interés, como nunca antes. Se tiene que admitir que en CHINA hoy viven más de quinientos millones de ciudadanos en base a dos dólares diarios, mientras el ingreso nacional per capita llega a los dos mil dólares.
Y con toda esta problemática, su población se siente segura de un futuro mejor, no existiendo, aun en los centros de inversión extranjera, el capitalismo salvaje que tanto daño ha causado en la primera década de este siglo. Su gobierno, al contrario de otros desarrollados en el mundo, por falta de liquidez, no mira a la exportación de sus capitales; está re estudiado el financiamiento de la deuda pública estadounidense. No le conviene tampoco una notable disminución en su volumen de exportaciones a ese país y otros del Grupo de los Ocho. Algo muy cierto, CHINA no espera ocupar el lugar de reemplazo de Estados Unidos. Sostener su acercamiento diplomático y comercial es de máxima importancia con todas las potencias, grandes y pequeñas. CHINA es un país desarrollado con el empuje trabajador de su pueblo, lejos del capitalismo salvaje que tanto daño ha hecho en el comienzo de este Siglo 21. Habrá CHINA para rato en este y futuros siglos!
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