Serge Halimi, director de le Monde diplomatique, informa que el sonriente Tony Blair, ex primer ministro de Gran Bretaña, aceptó un puesto de asesor a tiempo parcial de JP Morgan por poco más de un millón de euros al año. Se pregunta Halimi si Blair hubiera obtenido ese puesto si durante su gobierno hubiera adoptado una política de prevención de la crisis financiera, pues quien cuida el mundo financiero es execrado por el mundo financiero, pues nada como bancos quebrados para ganar más dinero aún.
Los ladrones dan lecciones de moral. El 22 de diciembre de 2008 unos pillastres entraron en la casa de Bernard Madoff, el estafador individual más impetuoso de la historia, que armó una pirámide con la que se birló más de cincuenta mil millones de dólares, según reconoció. Los delincuentes le robaron una estatua valorada en diez mil dólares. Luego el diario Palm Beach Post informó que la devolvieron el 31 de diciembre con una nota: “Bernie [el timador]. Lección: Devuelve la propiedad robada a sus dueños legítimos. Firmado - Los Educadores”.
Perder una guerra es un negoción. Es decir, para el aparato industrial-militar, que entonces gana el pretexto de vender cada vez más, con la promesa de vencer algún día mitológico que nunca llega. Y si la guerra perdida se prolonga indefinidamente, pues tanto mejor, porque: 1) nadie puede decir que se está perdiendo y 2) sigue vendiendo armamento ad infinitum. Lo malo es que después ni puede quedarse ni puede irse.
Al menos mientras quede algo del país derrotado. Pero una vez acabado Iraq, se busca Irán o Paquistán, total hay de sobra y al paso que va la balcanización inspirada por Imperio, cada día habrá más, como se multiplicaron en la antigua Yugoslavia, la antigua Checoslovaquia y así. Entre Bolivia y Ecuador aspiran a sacar cuatro países; quién sabe cuántos de Venezuela.
El supercapitalista Nicolas Sarkozy ha resultado todo un revolucionario, tanto como el camarada Bush ha nacionalizado bancos. Sarko ha dicho que hay que revolcar el capitalismo y se viene a reforzar su insurgencia en el revolucionario Brasil, con su no menos agitadora esposa, y aprovecha para asegurar la venta al Brasil de cierta cantidad de naves de guerra.
El Niño Jesús era un niño palestino.