Los de abril del dos mil dos y los hechos con posterioridad cercana, están llenos de innumerables dudas, interrogantes y sugerencias.
Pocas han sido respondidas y por eso, aquellos acontecimientos aparecen confusos en la mente del venezolano común, pese a haberlos vivido intensamente. ¿Por qué?
Preguntas ingenuas sobre Lucas Rincón Romero:
Entre el conjunto de interrogantes que siguen, que a uno le asaltan, quizás porque le sugieren los cuentos policiales extraños de Edgard Allan Poe, es lo relacionado con aquel personaje, como del gran escritor americano, que pese a estar allí en el medio, de ser citado de manera insistente, al cual pareciéramos haber decidido ignorar pese las consecuencias de sus actos y expresiones. También cual fuese invisible o ducho, como aquellos personajes de la vida haitiana, mencionados por Alejo Carpentier, en evadirse tomando formas inusitadas. Por eso preguntamos ingenuamente:
¿Por qué dijo Lucas Rincón Romero, lo que dijo, si el presidente a él no se lo dijo?
Es más, Chávez, de manera categórica le desmintió.
¿Y si el presidente hubiese renunciado, competía hacerlo ante ellos?
¿Aquél alto oficial, como Luis Herrera, tiene su pepa de zamuro?
Nosotros optamos por ignorarlo, como si no lo hubiésemos visto y oído, mientras la oposición no.
Los golpistas, desconocieron lo previsto en la Constitución en caso de ausencia del presidente y se acogieron a lo que dijo Lucas Rincón, en el desarrollo de los acontecimientos y aún después para defenderse, diciendo que hubo “vacío de poder”. Fue como su clavo caliente.
Y ahora en este abril, pese al esfuerzo de Venezolana de Televisión por recordar y aclarar aquellos hechos, en ese sentido, todavía uno está en la luna.
Preguntas menos inocentes sobre Carmona Estanga:
¿Por qué, siendo como lo demostró, un incompetente, allí le pusieron? ¿Quiénes le pusieron? ¿Por qué uno cree que la embajada gringa le señaló como el ungido? ¿Qué estaba escrito en la hoja que levantaba mientras se auto juramentaba?
¿Por qué aquel gesto, el de la hoja de papel, hirió tan profundamente a un inmenso número de venezolanos? ¿Por qué fue tan grande la torta que pusieron?
¿Cómo se evadió fácilmente aquella nulidad? ¿Quién o quienes se lo permitieron? ¿Por qué aquello se encangrejó? ¿No podríamos por lo menos definir responsables y al evadido intentar extraditarlo?
Preguntas mal intencionadas sobre el golpe:
¿Si no hubo golpe de Estado, sino un simple y fortuito vacío de poder, por qué derogaron la constitución? ¿Por qué permitieron que Carmona, cual descendiente de Dios, se autoproclamase?
¿Si hubo golpe, como consta a todo el mundo, tanto que hasta los gringos han desclasificado documentos que comprometen a la embajada americana y los demás golpistas y por los procederes de estos, qué se espera para revisar el juicio sobre aquel nefasto asunto?
¿Por qué los integrantes del alto mando militar, empezando por su jefatura, quienes anunciaron que Chávez había renunciado, no llamaron a la autoridad competente para que recibiese aquella renuncia?
¿Por qué, secuestrado el presidente, valiéndose de un improcedente anuncio de renuncia, habiendo un Vicepresidente, un Presidente del Poder Legislativo, se habló de vacío de poder?
Que hubo golpe lo hubo.
Interrogantes preocupantes sobre el gobierno cubano:
Poco sabe uno del Derecho Internacional, no obstante vale preguntarse lo siguiente:
¿Por qué el gobierno cubano que suele ser celoso en defensa de su soberanía y tener abundantes pruebas en sus manos, optó por olvidar los atropellos cometidas contra su embajada, bienes y personas, incluyendo niños y mujeres, que allí estaban refugiadas?
¿Quién duda que ese día, de hecho, Capriles Radonski, violentando el derecho internacional, sin ninguna autoridad para ello, “entró” a la embajada cubana?
El embajador pudo haberse negado, estaba en su derecho. Pero permitió la entrada para evitar que los exaltados que merodeaban la embajada, alentados por el alcalde antes mencionado, promoviesen una atrocidad.
¿Estaba obligado el embajador cubano a mostrarle a un simple alcalde, que ellos no tenían allí nadie refugiado?
¿Ese gesto del representante antillano exculpa a Capriles Radonsky, entonces envalentonado, de lo que fue un chantaje y delito?
¿Y el juicio contra ese funcionario no puede reabrirse? ¿Qué pasó con las personas que estuvieron violentando derechos y dañando bienes, como lo demuestran de manera irrefutable las filmaciones de TV, alrededor de la sede diplomática de la isla antillana?
¿Qué pasó con aquel que alentaba el corte de los servicios y con crueldad dijo “van a tener que comerse muebles y alfombras?
¿Por qué los obispos no condenaron aquella barbaridad?
Y a todas estas, ¿también Peña seguirá escapado con la cabuya en la pata? ¿No es tan o más responsable que los condenados recientemente? ¿En qué terminará eso?
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