Honduras, un país que despierta

Hace pocos días, producto del desagrado de un artículo con el cual un autor pretendió vejar a Honduras, salimos con uno nuestro criticándolo por injusto y como homenaje de respeto que toda solidaridad conlleva. Cualquier nación, en cualquier lugar del mundo es solo; solamente, aquello que le determinó su historia que sea. Todo presente arquitectura su mañana. Los modelos de una sociedad no son espontaneidades surgidas por la casualidad de la nada, sino consecuencias de un cercano o lejano ayer. Es contra natura la posibilidad de romper en un presente, el cordón umbilical que le une con su pasado.

Las costumbres son productos de un hacer colectivo. Parten luego de afirmarse en un núcleo a sus zonas aledañas hasta cubrir la totalidad de la nación. Generalmente todo país tiene dos motores para sus creaciones. Uno es el de su sector mejor educado, e instruido, que tiene el saber como uno de sus cultivos. Existe otro, marginal del anterior que elabora también su saber, su cultura y sus valores, que los manifiesta con un lenguaje de su propia manufactura. No es independiente el uno del otro. Los vincula una dialéctica que les alimenta y les transforma. Ni uno ni otro son homogéneos.

Pero no existe país libre de influencias exógenas. Estas pueden provenir del tránsito pacífico del intercambio entre naciones, y por tanto beneficioso para las que participan en ello; y por la vía violenta, cuyo mejor ejemplo es la que concierne a EEUU que en Irak dislocó totalmente a la sociedad más avanzada del área, tratando inútilmente de imponer su pobre y egoísta concepción civilizatoria.

Todas las naciones del mundo están, entonces, interconectadas por distintas vías, de las cuales los medios de comunicación tienen un papel relevante. El cine, el teatro, internet, el libro y la música son otros de los elementos que vinculan y que penetran los poros de la sociedad y le transforman cuando van acopiando y recreando lentamente, lo recién llegado.

Honduras soportó y aún pena, al igual que otras naciones del continente y del mundo, la perniciosa intromisión estadounidense, que observado a vuelo de pájaro no dejó nada digno de mencionar. Su elite quedó supeditada al antojo de quien solo tenía como propósito el dominio para el libre despojo.

La inmensa miseria que pulula en esa zona es producto de esa hegemonía depredadora. Pero no puede existir dominio sin fuerza que lo enfrente. Y así, eso es lo que está pasando en Honduras y en el mundo. Los pueblos están despertando y comienzan a marchar. Comprendieron la potencia de la participación colectiva y se va amalgamando y perfilando mientras aumenta su comprensión del porqué de sus carencias.

Ver a Manuel Zelaya con parsimoniosa tranquilidad y gran paciencia desarmar la vacuidad de lo que le quieren imponer genera alegría pues, ¡por fin!, un líder toma y hace suya las banderas del pueblo. Eso no lo puede soportar esa ajada oligarquía hondureña. No, qué va. Hasta aquí escribíamos viernes o sábado. Vinieron luego precipitados los hechos provocados por el Golpe de Estado que nos llevó a olvidar este, para dedicar el esfuerzo a dar un pequeño detalle de lo que es hoy Honduras, esa nación que su valiente presidente pretende cambiar. Retomémoslo ahora.
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Lo primero que salta a la vista de ese malón hondureño, son las similitudes con el Golpe frustrado en Venezuela en abril de 2002. Nos vamos a permitir transcribir aquí el primer párrafo de la obra de Carlos Marx, “EL DIECIOCHO BRUMARIO DE LUIS BONAPARTE”, donde expresa:”Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal, se producen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa”. Veamos si es así.

Sorprendidos por la facilidad con la cual golpearon y doblegaron en un primer momento al gobierno, y por tener el control aparentemente en sus manos, muchos de los participantes unieron ambición y vanidad en un solo espectro aclarando a la población venezolana, que lo que sucedía no era un hecho fortuito, generado por una marcha que concluyó con muchos muertos y heridos.

No hubo nada casual en lo ocurrido. Casi todo lo calcularon, aun los muertos, y esto fueron ellos mismos quienes lo revelaron pues dijeron que durante meses habían planificado todo y, según lo manifestara el ministro de defensa nonato, las FFAA no tuvieron necesidad de hacer uso de sus armas, pues ellos tenían otras y mejores, que fueron los medios de comunicación. Y vaya que lo fueron. Prepararon a la población para ese clímax horrendo. Participaron en todos los detalles y fueron de sus principales financistas. En Honduras también. Los medios que permanecen son los que con sus omisiones convalidan el crimen. Al igual que en Venezuela la intrascendencia es la que está en sus titulares y en sus pantallas.

Presumimos que en Honduras no hubo una preparación larga sino todo lo contrario. Que se improvisó pues los hechos que desencadenó el presidente Zelaya con sus medidas en beneficio de su pueblo, sorprendió a ese grupito que se considera el dueño del país. Tuvo que improvisar y lo hizo. Tenían el dinero, tenían los medios, tenían la soldadesca, solo restaba la planificación, y es ahí donde fallaron pues no tuvieron en cuenta al pueblo, ese al que habían sometido siempre, que ahora estaba comenzando a despertar. Tampoco previeron la reacción internacional en su contra. No recordamos tal unánime condena en la historia en los últimos 50 años.

Para ambos golpes no tomaron en cuenta al pueblo. Es que esto es algo natural en el mundo, los que mandan, nunca toman en cuenta al pueblo, sino cuando debe indicarle qué debe de hacer, que es siempre lo que ellos quieren. En ambos países, también en principio los pueblos lucieron sorprendidos.

En Venezuela se había planificado con total frialdad un genocidio, como lo reconocieron los felones en la proclama con la cual se insubordinaban. El impacto de los numerosos muertos y heridos conmocionó y aletargó el entendimiento del pueblo.

En Honduras los poderosos desestiman tanto al pueblo, que creyeron que sería fácil controlarlo. Y si no fuera así se le haría obedecer con dos o tres rolazos, cuatro o cinco bombas lacrimógenas y listo. Se regresaba de vuelta al país que era Honduras. Pero el pueblo que ha crecido decidió defender en la calle a su presidente. Y ahora los usurpadores se encuentran encallejonados. Si avanzan en pos de consolidar su crimen, tendrán que comenzar a asesinar, ¿tendrán el valor para hacerlo, cuando el mundo les escruta minuciosamente y les será imposible enmascarar el crimen? El Tribunal Penal Internacional les luce como la espada de Damocles.

En Venezuela, superado el estupor, se notó la ausencia del presidente, del cual no se sabía nada. Poco a poco se fue comprendiendo que estaba en proceso un Golpe de Estado. Todo había sido calculado para lograr ese fin. Pero, los pérfidos, no fueron capaces de especular sobre los imponderables, esos que frustran incluso los mejores proyectos, que no fueron de tal calibre el de los golpistas.

En Honduras los felones entendieron que apresar al presidente y tenerle en el país, sería un foco de perturbación difícil de sofocar. Esa papa caliente la sacaron para el exterior. A Chávez, al no saber que hacer con él lo pasearon, por esa incertidumbre de los captores, por distintos lugares de reclusión. El pueblo en ambos países cerca en multitud el perímetro de la casa de gobierno exigiendo la autoridad que se dio y la libertad que le están enajenando.

Hasta Irak, ningún gobierno en el mundo era depuesto sin el visto bueno del gobierno de EEUU. Generalmente era este el que lo gestaba. Pero precisamente Irak ha sido el peñasco que no se ha podido sacar el gobierno del imperio de la boca. Solo un ciego es el que no se percata que los intereses de la potencia se trasladaron en su totalidad hacia Asia. El petróleo, que requiere succionar con urgencia le obliga a buscar vías distintas a las actuales. Debe en lo estratégico, obviar el suelo de Rusia y de Irán para trasegar ese necesario líquido energético. Necesita también dislocar Pakistán para que, una vez balcanizada, apoderarse de Baluchistán que con sus puertos, le permitiría no solo conservar su poder, sino acrecentarlo.

No quiere decir lo anterior, nada distinto a que lo prioritario no es América. No, que no le interesa. Pero, esa nación tiene un sector reaccionario demasiado bruto para comprender la gravedad de la situación que están viviendo, y no pueden aceptar –independientemente de la decisión de Obama-, que otros países decidan por encima de lo que consideran vital para ellos. Son los Bolton, los Noriega, los Reich y otros de ese tipo de pelaje. Ellos son hoy el peligro. Va más allá la cuestión. Pero no es este el asunto que nos interesa aquí.

EEUU, España y varios países más, alentaron el golpe en Venezuela. No sucede así con el Golpe de Honduras donde se da todo lo contrario. Lo anterior explica que la Política de EEUU respecto del mundo y de sus intereses, no depende que la presidencia esté en manos de Bush o de Obama. Le trasciende a cualquier humano sus intereses. A estos les tiene sin cuidado que se lleven a cabo con guante de hierro o de seda, lo único que les llena es que se ejecuten. La forma es lo que menos preocupa.

3


Ya para ir concluyendo a esto que se nos ha ido muy largo, hagámoslo marcando algunas de las barbaridades presenciadas. Resulta increíble que un crimen tan evidente, como lo es la remoción de un presidente, que además fue violentamente sacado por soldados encapuchados de su cama y que, en pijama como estaba, fue montado en un avión que sin aviso ni permiso aterrizó en Costa Rica; que lo bajaron y se regresaron sin hablar con las autoridades del país invadido, que eso fue en esencia lo que perpetraron con esa irrupción, y que todo esto no merezca la condena de ningún medio de comunicación, de esos que se manifiestan preocupados por el respeto a los DDHH en Cuba, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, etc., etc., etc., es patético.

Indigna ver precisamente a ese tipo de medios que en un acto incalificable recogen una acción irrita, como lo es esta que tiene en vilo al mundo, y pasando groseramente por encima de la usurpación violenta perpetrada contra Zelaya, en su apuro y por su torpeza, muestran a un impúdico diputado leyendo una seudo renuncia de Zelaya ¡firmada el 25 de junio!, cuando aún quienes le derrocaron le aceptaban como presidente. Él niega haber consumado esa tal renuncia, ¿y puede dudarse de este hombre honesto, ante los perjuros que lo niegan?

Pero, como calificar a su vez, a ese ridículo congresito, que luego de leer la supuesta renuncia, ¡destituye!, al presidente ¡renunciante!. Para los medios, hondureños y extranjeros, nada de esto les llama la atención. Y cuando nombran al mayor de los felones hondureños le aluden como el “presidente”. ¡Qué vergüenza!

El presidente afirma que no cometió delito alguno que le hiciera pasible de destitución pero, si existieran elementos que a criterio de quienes le acusan señalaran lo contrario, tendría que haber sido removido pero luego de un juicio donde, a la vez que la fiscalía argumenta la razón de la acusación, él también pudiera defenderse. Luego, al concluir los autos jurídicos y con sentencia ya firme en contra, es que puede operar la destitución. Se hizo como se hizo pues sabían que no había forma legal de sacarlo. Es por eso que eligieron la violencia.

Acusan a Zelaya de haber violado la constitución. Que el máximo tribunal del país le haya advertido de ello, en forma alguna en este caso determina un delito. Esta cortita corte plena por sus actos de ilegalidad, con su ritmo de orates incurrió en el mayor de los disparates jurídicos, como lo fue el dictaminar que hay que reponer en su puesto a un militar que se insubordinó y deliberó, que es lo que hizo el general Romeo Vásquez el negarse a cumplir la orden que le dio el Presidente de la República, que es su superior sin ninguna duda.

Los militares como bien se sabe no pueden deliberar. Ordenan y obedecen. Nada más. Pero este general fue visto en los noticieros informando que había consultado la razón de su insubordinación. Aceptó su indisciplina y haber deliberado, delitos que le habrían llevado inmediatamente a ser enjuiciado y luego a la cárcel, de existir en Honduras, respeto y acatamiento a la Ley.

El Presidente, como candidato prometió crear la Ley de Participación Ciudadana. El Congreso la aprobó, y en su primer acto de gobierno Zelaya la promulgó en el Estadio Nacional. Ya desde ese mismo momento con ese hecho, el nuevo gobierno mostró la conducta de un hombre digno como lo es todo persona que cumple lo prometido.

En esa Ley que cualquiera puede encontrar en internet pidiéndole a su buscador “ley hondureña de participación ciudadana”, se ve la legalidad de la consulta que pretendió Zelaya, que aunque no era vinculante, sí habría puesto a estos bandidos que están apoderados de Honduras entre la espada y la pared. Lo único que quiere Zelaya, es que se consulte al pueblo sobre si se debe reformar o no la constitución. En ningún lugar del texto de la consulta se habla de reelección. Su partido tiene otro candidato –Elvin Ernesto Santos.

Por otra parte, si no consulta sobre la reelección, y establece además su entrada en vigencia a partir del siguiente período de gobierno, se observa claramente que no hay interés personal directo en la encuesta, pues esa en su texto en nada le beneficiaba. Cabría entonces preguntarse ¿qué es lo que defienden esas minorías que le atacan sino sus viles privilegios?

roosbar@cantv.net


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Roosevelt Barboza


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