Oyendo a un tal señor Corrales, designado como jefe de delegación por el guardian de Michelletti para dialogar con la contraparte hondureña que busca se restituya en su puesto de presidente a Manuel Zelaya; uno pudiese sacar la conclusión de que ese golpe de estado es completamente legal. Legal por que ha sido un golpe dado por el estado burgués a través de sus instituciones a su primer empleado puesto allí para que dirija el gobierno de la súper estructura que preserva a toda costa los intereses de la burguesía y del capital trasnacional.
Los argumentos del señor Corrales no son una originalidad, es simplemente la repetición de la cartilla legal con que la burguesía defiende a su Estado, estado suyo, de ella, de las trasnacionales, es decir del capitalismo, y en suma del Imperialismo. Zelaya se había convertido en un empleado incómodo, en definitiva era un Guachimán malo, muy malo. Olvidándose de quién era empleado él, se puso a coquetear con el ALBA, se puso a acariciar unos planes para llamar a una asamblea nacional constituyente, y eso no podía ser tolerado por el Imperialismo, Capo único, dueño del Estado en Honduras.
Una asamblea nacional constituyente, por muy originaria que sea, no garantiza que el estado le sea arrebatado a la burguesía a través de la refundación de las instituciones y el establecimiento de otras reglas del juego “democrático”. Casi siempre la burguesía mantiene el estado para sí después de la constituyente, a través de la ideología burguesa que las religiones inculcaron en la mayoría de los protagonistas de ese proceso. Sin embargo, en una constituyente casi siempre la clase dominante, dueña del estado, pierde una buena parte de sus privilegios. Y contra ese peligro, ha reaccionado el Estado burgués hondureño, despidiendo a su empleado, y luego secuestrándole, vejándole, y después, metiéndolo en un avión sin su vernáculo sombrero.
Es curioso el hecho de que el bravo Pueblo hondureño volcado a las calles de Tegucigalpa este reclamando la rotura del hilo constitucional, como si esto solucionara su problema de pobreza y explotación. No se percatan los hijos de Morazán que la constitución que ellos defienden es la constitución burguesa del Estado que siempre estará bajo el dominio del Imperialismo, a no ser que ellos se decidan aprovechando que están en las calles, a darle un golpe de Pueblo al Estado opresor capitalista, e iniciar una verdadera revolución socialista en Honduras.
Siendo que el Golpe de estado en contra de su empleado es legal, legal también es la rebelión armada del heróico Pueblo de honduras para aniquilar el Estado Burgués. “Esa fuerza especial de opresión”, como la definieran Marx y Engels, no puede ser liquidada sino por una revolución armada y socialista. En Honduras en estos momentos están dadas las condiciones para esa gesta.
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