Cuando el lobo se disfraza de cordero
El mediático juez Baltazar Garzón ha empezado a batir el parche anunciando que esta semana llegará a Tegucigalpa "para sumarse a las investigaciones que a nivel internacional se están haciendo por las violaciones continuas de los derechos humanos de los hondureños".
El juez, de esta manera, sigue su campaña de blanquearse de todas las tropelías que ha realizado en su pais de origen, el Estado español.
Garzón es el verdugo principal del pueblo vasco, otra nación que como la hondureña está invadida por dos países, en este caso España y Francia, por dos ejércitos, por decenas de organizaciones policiales, que durante años han detenido, torturado y asesinado a militantes independentistas vascos por el sólo hecho de querer la libertad para su pueblo.
Como el lobo que suele disfrazarse de cordero, Garzón aprovecha cada uno de los conflictos internacionales para introducir su nariz donde no lo llaman y edulcorar su trayectoria nefasta.
Es el mismo juez que mira para otro lado cuando los y las militantes vascas denuncian en los juicios que él preside, que las han violado, que los han torturado, aplicándoles electricidad en el cuerpo, la bolsa, la bañera o cuantas sevicias contra el ser humano se puedan aplicar por parte de los torturadores de la policia española o francesa. Es el mismo Garzón, que ha enviado a la cárcel por 20, 30 o 40 años, a jóvenes vascos y vascas por luchar, resistir y no claudicar, al igual que los hondureños y hondureñas hoy.
Es el mismo Garzón que le ofreció asesoramiento al genocida colombiano Uribe Vélez para "meter en caja a los terroristas de las FARC", es el mismo juez que llegó a Venezuela para sumarse a la oposición contra Hugo Chávez y fue repudiado ruidosamente por los militantes bolivarianos, es el mismo juez que después de ganar fama con el caso Pinochet, abandonó la investigación y provocó que las acciones penales que se le podían seguir quedaran en papel mojado.
Garzón es parte del andamiaje represor de gobiernos como el español, que es utilizado para llevar adelante políticas de injerencia y avasallamiento contra nuestros pueblos de Latinoamérica.
Ahora va a Hondura porque por un lado, aprovecha que muchos de los perseguidos en ese país, desconocen el pasado de este juez aliado de las multinacionales y la opresión, pero también va porque como todo "buene español" seguidor de la monarquía nefasta que es heredera de los que conquistaron nuestras tierras a sangre y fuego, quiere hacer oir su voz autoritaria en el territorio de sus vasallos.
La lucha del pueblo hondureño, su resistencia a la dictadura, no necesita de jueces que en sus países sirven a presidentes tan autoritarios, represivos e imperialistas como Goriletti y su banda. Recibirlo, halagarlo y beneficiarlo con la posibilidad de que se saque la foto que Garzón busca (como un defensor de derechos que habitualmente pisotea y viola) es dar la espalda a la lucha de otro pueblo, que como el de Honduras, busca romper las cadenas que lo oprimen.
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