LA ESPAÑA CONQUISTADORA
La historia del llamado Estado Español es la historia de la invasion, la conquista, la colonización y la rapiña, no solo de los naciones y pueblos que todavía hoy se encuentran bajo su dominio “nacional”, sino de territorios tan lejanos y distintos como Guinea Ecuatorial, Filipinas, América Latina y, tan cercanos como el Aium saharahui, Marruecos, Ceuta y Melilla.
Contrario a los procesos de dominación, absorción y alianza que se dieron en la mayoría de los territorios de Europa, La decrépita monarquía española ensangrentó a tres continentes con sus tropas mercenarias y sus instrumentos de tortura y muerte de la Santa Inquisición, con el fin de construir un imperio que no ha tenido nunca, ni tan siquiera, la brillantez Helénica, la magestuosidad egipcia, el civilismo de Roma, el esplendor incaico, la riqueza mexica, la sabiduria maya, la Ilustración de Napoleon ni, mucho menos, el valor de la modernidad civilizatoria de Inglaterra, por lo que solo la esclavitud y el tormento nos legó ese Estado Conquistador.
El inmenso genocidio en que se convirtió la conquista, colonización y esclavización de la llamada América Medional, fue la continuación del proceso de conquista de las formaciones históricas que se habían desarrolado y adquirido especificidad e identidad en la península ibérica antes de la invasion de los árabes y, sobre ellos, se construyó un Estado Feudo-Confesional que, en más de CINCO SIGLOS, no ha sido capaz de dominar, unificar y subordinar a sus propios conquistados, a pesar de la empresa criminal emprendida por Francisco Franco y Bahomonde desde 1936 hasta su muerte, y del Pacto de la Moncloa suscrito por los sucesores del “Caudillo por la Gracia de Dios” y los traidores de la República Española
Por eso, haciendo clara distancia de la estrategia de violencia sostenida durante los últimos años por el grupo independentista Euskadi Ta Asakatuta, ETA, se debe debe reconocer que el problema entre el pueblo de Euskal Herria, (uno de cuyo ilustres hijos fue El Libertador Simón Bolívar), frente a la Monarquía Feudal, Confesional y Conquistadora del Estado Español, es el reconocimiento de su Derecho a la Autodeterminación, el cual debe ser decidido por sus titulares, que no son ni pueden ser otros, que los propios habitantes del país vasco.
Sin embargo, ese mismo Estado Español que se ufana de promover acuerdos de Paz en Centro y Sudamérica y proclama su cínico respeto por la Declaración Universal y la Declaración Europea de los Derechos Humanos, no solo se empeña en sostener lo insostenible, al considerar Euskal Herria como parte inseparable de su territorio y población, sino que impide, mediante su aparato judicial y policial, cualquier expresion de los independentistas vascos, por muy democrática y pacífica que esta sea, proscribiendo sus partidos, cerrando sus periódicos y locales políticos, inhabilitando sus diputados, concejales y alcaldes y, encarcelando sus dirigentes, quienes buscan, mediante el diálogo, desde y con la sociedad vasca, una solución política negociada a la histórica reivindicación nacional del pueblo de Eauskal Herria.
En el fondo de la posición antihistórica del Estado Monárquico y Confesional Español, esta la resistencia inutil, por demás, a aceptar que, pese al intento franquista de modificiar la composición poblacional del país vasco con la emigración españolista, a la represión de toda organización y manifestación política y pacífica de los atberzale (izquierda vasca independentistas) y al cierre de todos los espacios electorales; las diversas corrientes burguesas, nacionalistas, socialistas y comunistas del independentismo vasco, representan la clara mayoria de la sociedad vasca y, unidas, estan en capacidad de derrotar electoralmente a la Monarquía y su Estado Confesional, Conquistador y Colonizador. “Dios premia la constancia” (Simón Bolívar)
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