En su artículo sólo faltó citar una palabra clave, la misma que siempre aconsejan utilizar los más "ilustres" abogados del diablo para desacreditar a sus victimas. Aunque no la menciona la deja entrever entre líneas: "Basem Tajeldine es un furibundo antisemita". Seguramente Beatriz sabrá que este escribidor es de origen étnico semita, y tacharme de “antisemita” podría dejarla muy mal parada. Sabemos, el sionismo justifica su existencia en la supuesta persecución contra los judíos. Pero también sabemos que los mayores responsables de instigar la discriminación racial han sido históricamente las élites blancas europeas (cristianos y judíos) anglosajones y ashkenazis sionistas por sus actitudes segregacionistas y clasistas. Seguramente, Beatriz acata los consejos del tristemente “celebre” padre intelectual del robo y el genocidio contemporáneo en Palestina, Theodor Herzl, cuando escribió en su diario: "(...) reconozco lo inútil y lo superfluo de la lucha contra el antisemitismo (...) lo considero (el antisemitismo) un movimiento útil para el desarrollo de la individualidad hebrea".
Beatriz, además de intentar tapar el sol con un dedo negando las verdades que recojo en mi escrito anterior, se pregunta: "Tajeldine debe tener poderosos motivos que lo llevan a falsificar la realidad". Su incitadora reflexión me permite responder a sus lectores, y a los míos, con mis verdades y ratificar que Sí, sí tengo poderosos motivos para rescatar la realidad. Pues, las ideas y mi profundo conocimiento sobre el tema que defiendo, mi origen verdaderamente semita me otorgan moral para reafirmar lo que he venido consecuentemente denunciando en varios de mis escritos: "el sionismo es una organización criminal y fascista, hermana gemela del nazismo e hija la burguesía europea de religión judía que dispone de mucho poder económico e influencia política dentro del imperio norteamericano; que el judaísmo no constituye un pueblo sino, simplemente, una religión, pues, no existe un tal pueblo judío como tampoco excite un pueblo cristiano o musulmán, sólo existen los pueblos árabes, europeos, asiáticos, africanos, latinos, etc., que poseen diferentes religiones y culturas; que “el pueblo elegido” y “la tierra prometida” son falacias y mitos interesados construidos por trastornados patriarcas del pasado quienes crearon -a conveniencia- a un perturbado Dios malvado y segregacionista que elige a un pueblo sobre otro y les promete un pedazo de tierra previamente ocupada por otros pueblos; y, no bastando con ello ordena a sus elegidos asesinar, en su nombre, a los ocupantes originarios de “la tierra prometida”; que las persecuciones llevadas acabo en el pasado por la élite europea cristiana contra sus hermanos de religión judía fueron motivadas por la lucha de clases desatada en la época del auge del capitalismo y la aparición de los nacionalismos; que el sionismo posee un alcance internacional; que Venezuela no escapa a su amenaza. Pero quizás mi más poderoso motivo es, además de concientizar al pueblo de Venezuela para que sepa reconocer otra faceta oculta de su mismo enemigo de clase, es, también, la de despertar las conciencias de las comunidades (ashkenazis y sefardita) residentes en el país para que reconozcan a su enemigo interno que actúa en su nombre contra la humanidad y contra ella misma; que el sionismo es el enemigo de la humanidad y no el judaísmo”. Hasta aquí, por ahora.