"¡Cuánto sesgo y mezquindad esa la del jurado del Premio Nacional de Periodismo! A mí que me perdonen", nos comenta un amigo indignado: "sólo premiaron periodistas y medios identificados con el Gobierno Bolivariano, ¿será entonces ese un premio del gobierno o del Estado? Que no es lo mismo; ese tribunal no tuvo ojos sino para gente de periodistas de los "Medios Públicos" y otros de su misma órbita, también llamados comunitarios, las empresas alternativas de la comunicación social, particularmente esta página www.aporea.org, donde participamos desde hace ya buen tiempo un grupo de "aporreadores" muchas veces con posiciones críticas y otros muy contrarios a Maduro y sus colaboradores no existimos.
Cómo se ve que la llamada hegemonía comunicacional oficial, que han denunciado investigadores de la UCAB, como Marcelino Bisbal, Jesús María Aguirre, Andrés Cañizales, siempre desde su perspectiva liberal o democrática azas opositora, no deja de tener mucha razón y, en esta oportunidad parece que dominó más que otras a la hora de realzar las escogencias. Además, ¿hasta cuándo van a premiar a figuras tan legendariamente mediáticas y han ocupado cuanto cargo le pongan por delante como parlamentario y allegadas suyas han sido desde ministra de comunicación a directora de la radio nacional, el periódico tal y cual? Así como va lo único que le falta es el Premio Nacional de Humanidades y lo manden al Panteón Nacional, ¿cómo es que se llama ese señor?".
Después se queda pensando y suelta para cerrar una cita de Nietzsche, según creo, que a la letra dice: "A las altas cimas no llegan sino las águilas y los reptiles", entonces yo le respondo que no sea tan ponzoñoso y me autoriza a que envíe esta nota a la página de opinión de www.aporrea.org, corriendo el riesgo de que como Jesús Silva, el famoso abogado constitucionalista chavista, a quien nunca le han dado ningún cargo de ministro o viceministro quién sabe por qué, aunque él se muere por una cosa así; pero qué va, no calza el ahora candidato a rector de la UC, en consecuencia. Por cierto, ahora debe andar por el imperio USA mediando con Trump sobre los niños inmigrantes o andará comprando leche por allá u otros víveres, como él dice que hace con frecuencia porque le gusta ese tal American way of life; lo cierto es que si sigo haciéndote caso con argumentos como los de esta nota no me van a publicar más, conste. Para completar ese amigo mío tiene un nombre inverisímil: se llama Pedro Pérez, con cédula y de este domicilio…