Pero a qué viene esta reláfica, Mario. Viene, a que el primero de este
mes leíste en tu programa parte de un libro en el que se dice que la
flota que la Unión Soviética había enviado a Cuba para apoyarla con
motivo de la crisis de los misiles, no sólo no llegó a su destino
sino que se devolvió a mitad de camino.
Quiero aclararte a ti y a quienes oyeron esta inmunda mentira que lesiona
gravemente el honor de una nación que, como la Unión Sóviética, tantas
abnegadas luchas y batallas libró contra la opresión y la colonización
de los pueblos, que eso que dice ese señor en su libro es absolutamente
falso. Esa escuadra naval no sólo llegó a los puertos de la Habana
sino que además rompió el bloqueo naval y aéreo que en esos momentos
Estados Unidos había establecido alrededor de la isla. Pero además
de eso, los obligó a firmar un tratado de no agresión contra Cuba y
a retirar los misiles que los yanquis tenían emplazados en Turquía,
Finlandia y otros países apuntando a la patria de Lenin. Y en cuanto
a los misiles, en cumplimiento del mencionado tratado, fueron retirados
de la patria de Martí.
*Y en cuanto a la pobre
Carla Angola, quien dice que no logra entender cómo puede existir un
pueblo como el venezolano, que a pesar de los graves problemas que está
confrontando como la inseguridad, la inflación y otra supuestas calamidades
más, insista en respaldar un gobierno que, como el de Chávez, no hace
nada para resolverlas.
Muy bien, amiga, si
te quitaras las gríngolas mentales que te impiden ver las cosas
en todas sus dimensiones y circunstancias y no en una sola dirección,
tal vez pudieras entender el por qué densos sectores de la población
venezolana, que no tienen vocación de suicida y sabe, como dice Nolia,
de qué lado del pan está la mantequilla, continúan apoyando y lo
continuarán haciendo por mucho tiempo más, al Presidente Chávez.
Se trata de que si habría
que culpar a alguien de ese multitudinario apoyo a Chávez, que tú
consideras tan insólito, increíble y hasta injustificable, se debe
a que esa población tiene memoria. Porque todavía recuerda las amargas
vicisitudes y los angustiosos avatares que vivió durante unos gobiernos
desalmados, que a lo único que se dedicaron fue a saquear el país
y a sumir en la más espantosa miseria y en la desesperación a los
atribulados e infelices habitantes de este país. Ante unos regímenes
tan inescrupulosos como estos, que hicieron del delito su forma habitual
de gobernar, no es de extrañar que hubieran proliferado problemas de
una envergadura tal, que los actuales, a los que tú consideras una
especie de Apocalipsis, son un verdadero juego de niños.
Hoy, por ejemplo, prácticamente
han desaparecido los atracos a los bancos. En abierto contraste con
lo que sucedía en aquellos días nefastos, felizmente superados, cuando
el atraco a una sola de estas instituciones era un hecho tan insignificante
que prácticamente no llamaba la atención, porque lo habitual y cotidiano
era que se asaltaran tres y hasta cuatro bancos en un solo día. Y lo
deplorable de esta situación no era el robo al banco propiamente dicho,
sino los brutales maltratos y atropellos a los que eran sometidas las
personas que desgraciadamente se encontraran, en el momento del asalto,
dentro de esos establecimientos. Y en cuanto a los otros tipos delitos,
éstos se habían incrementado tanto que hasta asesinaban a los jóvenes
para robarles los zapatos.
Como se
comprenderá, no podemos enumerar caso por caso los hechos que demuestran
el terrible grado de inseguridad que se vivía en aquellos tiempos de
la Cuarta. Pero sí recuerdo vagamente algunos hechos. Como por ejemplo,
el asalto a la vivienda de uno de los accionistas del Hotel Tamanaco
y experto petrolero, cuyo nombre lamentablemente no recuerdo, pero que
si no falleció en el trance mortal por el que pasó, por lo menos debió
salir fuertemente lesionado. Ya que estos vándalos unen a su ansia
rapaz de apoderarse de los bienes ajenos, la brutalidad del animal y
el sadismo de quienes se regodean en provocar pánico y hasta dolor
en sus indefensas víctimas.
También
viene a mi memoria el asalto a un apartamento de Las Terrazas del Ávila
que mantuvo en suspenso a todo el país, porque fue transmitido en vivo
y directo por televisión. El asalto a esa residencia lamentablemente
tuvo un desenlace fatal. Ya que las dos únicas personas que habían
quedado dentro del inmueble, uno de los asaltantes y la otra una de
las muchachas secuestradas, fueron asesinadas por la PTJ, respondiendo
a las órdenes que en ese sentido le impartió a ese cuerpo el propio
Rafael Caldera. Como se recordará, o lo recordarán algunos, la PTJ
derribó la puerta con un artefacto explosivo y de inmediato penetró
en el inmueble echando más tiros que en la guerra de lo mochos, lo
que produjo el trágico saldo señalado. Y digo categóricamente que
Caldera dio la orden, porque el jefe de la PTJ no podía tomar por sí
solo una decisión que con toda seguridad se traduciría en hechos sumamente
graves, como en efecto ocurrió. Por otro lado, ese fue un crimen por
parte del ex-presidente, porque para someter al secuestrador sólo había
que sitiarlo colocando a las puertas del apartamento una comisión armada
de la policía judicial, el resto, o sea, el hambre y la sed, unidas
al convencimiento por parte del hampón de que no tenía escapatoria,
harían lo demás, es decir, lo obligarían a entregarse tal como hizo
su secuaz apodado “Hernancito”. Eso era lo único que había que
hacer para evitar el derramamiento de sangre, incluyendo la de una pobre
inocente. Pero Caldera no lo consideró así, sino que, al contrario
de lo que se hace en todo el mundo donde se tarta de proteger la vida
de los secuestrados, prefirió mandar echar plomo aunque eso implicara
un grave riesgo para la pobre jovencita. Y así ocurrió, la muchacha
fue acribillada junto con el hampón. ¡Maldito sea, qué desprecio
por la vida humana! Y a propósito del “Hernancito, este bandido,
después de haberse entregado a la policía, fue llevado a la cárcel
de donde a los pocos meses se escapó. Y no tenía veinte días de haberse
evadido cuando asesinó al recordado Pulidor, jugador de La Guaira,
dejando una desconsolada viuda y huérfanos a dos niños de muy corta
edad. A los pocos días de este trágico suceso, se produjo otro semejante,
donde también hubo pérdidas de vidas humanas; porque esto, repito,
era lo cotidiano en la Venezuela del hampa en función de gobierno..
Y en los
barrios, qué sucedía. Sucedía que como allí no se atrevía entrar
la policía, sus habitantes decidieron un buen día, cansados de tantos
crímenes, robos y violaciones, hacerse justicia por su propia cuenta.
Y así fue como muchos delincuentes perdieron la vida a manos de sus
desesperadas víctimas. A unos los lapidaban o los reventaban a palos.
Pero a otros, como en el viejo oeste americano, los colgaban en cualquier
sitio que encontraran apropiado para ese propósito de venganza. Y ojo,
no estoy de acuerdo con estos procedimientos que nos retrotraían a
épocas tan bárbaras y salvajes, que la justicia se impartía según
los “civilizados” preceptos de la ley del talión, es decir, ojo
por ojo y diente por diente. Y a propósito de esta guerra no declarada
de la delincuencia contra la sociedad, ¿qué decían los jerarcas de
la santa madre iglesia católica, apostólica y romana de entonces en
relación con una situación que mantenía en permanente zozobra y angustia
a las familias venezolanas, que no sabían en qué momentos algunas
de ellas iban a ser las próxima víctima? ¿Acaso denunciaban los
terribles estragos cometidos por un hampa desbordada, como sin razón
alguna lo están haciendo hoy? Ni esta boca es mía. O lo que es lo
mismo, lo que siempre dicen cuando quienes propician y consientes estos
hechos son los gobiernos sometidos a sus diabólicos y caprichosos designios,
es decir, nada.
Y en relación
con la cuestión económica tampoco la situación era muy envidiable
que se diga. Y no era para menos, por cuanto el indomable demonio de
la inflación surgido a raíz del Viernes Negro y que a veces trepaba
hasta los tres dígitos, pulverizaba el salario real de los trabajadores,
quienes desconsolados veían impotentes cómo sus esmirriados ingresos
se encogían cada vez más como la piel de zapa de Balzac, razón por
la cual se veían obligados a apelar a todas clase de artificios y sortilegios
que les permitieran adquirir aunque fuera parte de la cesta básica.
Por consiguiente, era raro el día que las calles de Caracas y de otras
ciudades del país no se encontraran atestadas de trabajadores pidiendo
el aumento de sus remuneraciones. De manera que cuando no eran los pensionados
y jubilados del Seguro Social los que manifestaban, entonces eran
los maestros, o si no los médicos y enfermeras, o los trabajadores
del metro, o del Poder Judicial, o los estudiantes. En fin, un auténtico
caos que se veía agravado porque los gobiernos ladrones, responsables
de aquel espantoso holocausto social, en lugar de escuchar los justos
reclamos de estos compatriotas, lo que hacían era apelar a la violencia,
utilizando para ello todos los implementos de su panoplia represiva
con el fin de acallar a base de plan de machete, de perdigones,
de gases lacrimógenos, de ballenas, de rinocerontes y en no pocas ocasiones
hasta con balas de plomo, los justos reclamos de un pueblo que se negaba
ver morir de enfermedades y desnutrición a sus indefensos hijos. Y
así, entre manifestaciones de protestas y violentas represiones, se
llegó al los fatídicos días del 27 y 28 de Febrero, cuando el pueblo,
no pudiendo resistir más las penurias y el hambre al que unos gobernantes
depravados e indolentes lo habían sumido, decidieron tomar por la fuerza
lo que sin compasión alguna se les negaba. Por eso amiga Carla, no
voleverán.
*Mildred Camero, que
por tanto tiempo estuvo al frente de la Comisión Nacional contra el
Uso Ilícito de las Drogas, desde donde tanta ayuda les prestó a los
narcotraficantes, acaba de lanzar contra el Presidente, una infamia
del tamaño de su propia lengua y de su total falta de escrúpulos.
Aseguró que desde el 2003 lChávez conocía los delitos de Makled,
“según informes de inteligencia procesados a través del convenio
con la DEA” –fuente “bastante” confiable este cartel, por cierto.
Desde luego,
que estas declaraciones no pueden ser propias sino de resentidos. De
gente que no hallando la manera de cobrarle al gobierno el despido que,
por incompetente y por un trato complaciente hacia las mafias y demás
organizaciones delictivas que estaban obligadas a combatir, inventan
esta clase de canalladas.
Pero exprimámonos
al máximo las meninges y aceptemos lo que esta deslenguada dice del
Presidente, en el sentido de que éste tenía conocimiento de
lo que esta jetona lo acusa. Sin embargo, ¿bastaría este solo hecho
para sancionar al rufián y mandarlo a la cárcel? Al respecto debe
decirse que de nada sirve tener conocimiento de un delito si al mismo
tiempo no se tienen las pruebas correspondientes. Es decir, que para
que se pueda castigar al que delinque es necesario también enviar a
los tribunales, junto con el delincuente, las pruebas que lo inculpen.
Porque de lo contrario, el malhechor quedará libre y, lo que es peor
aún, que no podrá ser enjuiciado de nuevo por el mismo delito. Ahora,
otra pregunta: ¿cuál era el organismo encargado de promover la obtención
de esas prueba si no era el organismo dirigido por la propia deslenguada?
Pero además de lo dicho,
habría que consignar que si Chávez sabía de las andanzas delictivas
de Makled, con muchísima mayor razón estos hechos debían ser conocido
por el organismo encargado de investigarlo, como era precisamente la
oficina antidrogas a cuyo frente ella se encontraba, o sea, la oficina
dirigida por la misma Mildred Camero. Y la cuestión se cae por su propio
peso, porque si esa señora sabía que Chávez estaba en conocimiento
de que Makled estaba traficando con drogas, eso era porque ella misma
tenía necesariamente que saber lo mismo. Ahora, lo dicho para esta
señora, porque de alguna manera hay que llamarla, vale también para
la DEA. Y si este organismo sabía que Makled traficaba con drogas ¿por
qué entonces no se lo hizo saber a las autoridades competentes?
Por otra parte, esta
sujeta afirma que Makled no podría decir nada nuevo porque todo lo
relacionado con su caso ya lo ha dicho. Y la pregunta es: ¿Y cómo
sabe ella eso? De la única manera que ella pudiera saber eso es que
haya tenido una íntima relación con el capo. ¿No es verdad?
* Mira , Mario, tengo
un material que demuestra que quienes son los verdaderos expropiadores
de viviendas y de otros inmuebles, no es el gobierno de Chávez sino quienes,
precisamente, lo acusan de practicar esta abusiva política. Te aseguro
que te quedarías asombrado.
*La verdad
es que los empresarios venezolanos no pasan de ser unos vulgares usureros
y especuladores. Son tipejos que en los negocios no se interesan por
nada que no represente un beneficio inmediato. Lo cual muchas veces
–por no decir todas las veces- no pasa de ser un engañoso señuelo.
Me explico, el gobierno acaba de aumentar el salario mínimo de los
trabajadores. Este tipo de trabajador constituye una parte muy pequeña
en las nóminas de las empresas. Por lo que tales aumentos casi no tienen
ningún impacto importante ni en los costos de producción ni en los
beneficios del empresario. Todo lo contrario, contribuyen a fortalecer
la demanda, la capacidad de compra de los consumidores, lo cual permite
dinamizar notablemente la actividad económica. ¿Por qué? Porque los
beneficiados con esos aumentos no van a enterrar sus salario en el patio
de sus casas. Lo van a invertir en la adquisición de toda clase de
bienes. Lo que les permite a los empresarios obtener por un lado lo
que le ha salido por el otro. Pero no, en lugar de obtener mayores beneficios
mediante la economía de escala y la productividad, prefieren, porque
es más cómodo, aumentar los precios, olvidando que todo vendedor es
también un comprador, y si venden caro también tiendrán que comprar
caro. Con lo cual se pierden los efectos beneficios de los aumentos
de sueldos y salarios señalados y contribuyendo, además, al aumento
constante de la inflación.
*Lejos
de celebrar el hecho de que se hayan inscrito un millón cuatrocientas
mil familias en la misión vivienda, yo por el contrario estaría sumamente
preocupado. Porque es peligrosos crear expectativas que no se puedan
cumplir en el corto ni en el mediano plazo. .
Increíble, Venezuela ha pasado de ser un productor de aluminio a un importador del metal. Es como si nos pusiéramos a comprar petróleo. Maravillas del control obrero.
alfredoschmilinsky@hotmail.com