No se trata de descubrir aguas tibias cuando aseguramos que no son solo los dueños de los medios de comunicación, que obligan a sus empleados atentar contra la tranquilidad y el respeto a la sociedad. No, porque todo el mundo sabe, ve y oye como desde hace 13 años periodistas y moderadores les secundan complacidos sin chistar y, que en algunos medios con mas descaro que otros, operan como los asesores políticos de sectores oposicionistas transgrediendo sin parar el Código de Ética en contra de su responsabilidad con el pueblo. Todo en su empeño inútil de tapar las realidades de los grandes logros del gobierno del Presidente Chávez. Porque son de pueblo, de pueblo llano, esos grandes logros que reciben del gobierno revolucionario.
Comunicadores que explotan permanentemente el espectro radio eléctrico de ese pueblo. De diferentes maneras promueven violencia. Manipulan informaciones. Activan movilizaciones propiciadas por inescrupulosos intereses de claro tinte oposicionista que, por cierto, el que sean de esta oposición los hace algo torpes y negadores de la actual historia venezolana en sus avances, como lo demostró su negativa matriz de opinión creada conjuntamente con los sectores oposicionistas antes, durante y luego de la instalación del importante proyecto estratégico de la región en nuestro país, como lo es la Celac. Así como también sus lastimosos comentarios ante la firme disposición de los presidentes de Argentina y Uruguay referidos al ingreso como miembro pleno de Venezuela al Mercosur. Francamente, ¡qué pena ajena!
Sin cesar atacan las misiones, entre otras a la Misión Vivienda. Misiones creadas, impulsadas por el presidente Chávez en su propuesta de enfrentar las causas y consecuencias de la pobreza y exclusión y siempre con la participación protagónica de la gente. La misma gente que durante la democracia representativa vivió abandonada a su suerte en las pendientes de los cerros, siendo fáciles víctimas de los fuertes chaparrones. Hoy estas emergencias, deslizamientos son tratados en situ. En lucha contra la tragedia o muerte, se realiza la evacuación. Se le habilita refugios donde se les atiende a la espera de viviendas definitivas y seguras.
Y si de damnificados de la cuarta república se trata, recordemos aquellos que pasaron su veintena de años en una suerte de traillers al final de la avenida Baralt. Y fue este gobierno quien los sacó a viviendas dignas. Esta historia real y muchas cosas más bien lo saben los periodistas “olvidadizos” y nada de eso cuenta para ellos y ni para ellas, ni tampoco lo cuentan a sus colegas de las últimas generaciones. Más bien parece que andan de fiesta con los seis traficantes de votos y de sus patrones del Norte.
Periodistas que corean las falacias inconcebibles de una payasa extrema, digo, de una precandidata extrema en sus ocurrencias verbales por su “emprendimiento” contra las nuevas Misiones que rescataran la vida de niños con sus madres prematuras y, de aquellos seres mayores que sólo lavaron y plancharon, pero un día recibieron la inversión o siembra del petróleo en su historia de vida, de Patria, y de quienes su Presidente Chávez afirma convencido y satisfecho: “A mí no me importa que hayan cotizado o no, vamos a incluirlos en el sistema de seguridad social.” Señores: eso es Amor Mayor digan o escriban lo que quieran estos cuantos comunicadores que encima los nuevos profesionales de la comunicación tienen la cachaza de chillar que en Venezuela no hay libertad de expresión… ¡Qué pasados están ¡
(*)Periodista
carmentravieso@gmail.com