Estas dos preguntas fueron formuladas de manera cordial por el presidente Chávez a José Vicente Rangel, en la última entrevista que aquél concedió al segundo de los mencionados.
José Vicente, hombre además de serio, muy conocedor de los terrenos que pisa, respondió con un gesto imperceptible, con el cual sólo quiso devolver el saludo al entrevistado de lujo de ese día.
No es la primera vez que venezolanos presenciamos esa escena. Antes, también el presidente, al mismo personaje, ha hecho igual pregunta y recibido semejante respuesta, a las cuales ninguno de los dos prestan interés alguno. Son cosas que sólo se dicen por no dejar de hablar pendejadas.
Por esos gestos y sus respectivas omisiones, la presencia del reconocido periodista en “José Vicente Hoy”, por el canal de marras, cualquier distraído, mal informado, por falta de atención o tiempo, podría formarse una opinión por lo menos respetable, lo que sería suficientemente preocupante, sobre éste mismo.
Por Globovisión, canal que se dedica casi exclusivamente al combate contra el gobierno, los chavistas se halan los pelos y ansían se le sancione como bien se merece. No tanto por el combate qué hace, sino cómo lo hace, sin respeto por las elementales normas del periodismo y la verdad. Sin hacer mención a un sin número de cosas que en otro país y por otro gobierno, no serían toleradas. Por mucho menos de lo que aquel canal hace, en Estados Unidos cierran medios informativos. En Ecuador, Rafael Correa introdujo una demanda contra un medio que ocasionó a éste una sanción pecuniaria cuantiosa que el presidente, generosamente, demostrando que sólo le interesa el respeto por la gente y la moral informativa, optó por perdonar.
Mientras esas cosas suceden, se libran combates, en los cuales gobierno, factores de la alta iglesia católica y entidades que antes velaban por la moralidad y el respeto a las buenas costumbres, aparecen en trincheras enfrentadas, TELEVEN aprovecha toda la confusión aquí expuesta para hacer lo que bien le parezca, sin pararse en hueso ni interés social alguno. Se comporta como el ladrón que, en medio de la confusión reinante, se diluye entre la multitud y pasa desapercibido. No huye, fingiendo de inocente o al margen del asunto, se queda allí impávido. En cuanto todo se tranquiliza y puede, vuelve a cometer las mismas fechorías. Aunque en verdad, este canal nunca para, disimula y menos cambia. Se aprovecha.
Si Globovisión hace lo que hace, lo que a muchos nos molesta y hasta nos pone iracundos, TELEVÉN en nuestra opinión, hace peor. No sólo se mete contra el gobierno; aunque lo haga de manera más discreta, también se manifiesta adversario activo del proyecto global de unión americana, funge portavoz mal disimulado del sionismo y política agresiva y de intromisión del Departamento de Estado, en programas como “Escena Global” y arremete con más agresividad frente la sociedad toda, familia, niños y buenas costumbres, con la mayor impunidad y como sin que nadie se percate; por lo menos, nadie importante da muestras de lo contrario.
La programación del canal de los Camero y en el cual, Carlos Croes, un periodista venal, promotor de la figura de Blanca Ibáñez e inventor de la farsa, conocida como “milagro agrícola de Lusinchi”, es un alto personaje, está llena de ridiculeces, idioteces, que ofrecen sus “talentos”, pródigos en mediocridad, insensatez y mal gusto. Pero eso no es nada. La larga lista de novelas, de dudosa moralidad y exaltación de modelos falsos, casi todas importadas de Colombia, no pasarían el menos riguroso examen en una sociedad que no estuviese convulsionada como la nuestra.
Hasta las cuñas o pautas publicitarias se refocilan en la pequeñez e indisposición contra la salud colectiva. Hay una de ellas, entre otras tantas, en la cual se promueve el consumo de algo así como una chuchería, en donde una joven madre, sin motivo alguno, le dice a una niña, en medio del grupo familiar:
-“No le hagas caso a tu papá.”
Sin fundamento, espacio u oportunidad para que el receptor pueda juzgar, se lanza aquel mensaje nocivo. Lo peor, es que de la LOPNA para abajo, iglesia, padres de Venezuela toda, damas de la caridad, hermanas del Santo Sepulcro, monjas del buen hacer, gobierno y su organismo competente, se han dejado meter cuñitas y novelas en medio de la confusión.
Lo único que falta a dueños y gerentes del canal es, cuando se hable de Globovisión, ponerse a gritar todos ellos por sus pantallas:
¡Al ladrón! ¡Al ladrón! ¡Al ladrón!
¡Claro!, ellos tienen razón, lo que pasa es que uno, el pendejo que no tiene micrófono ni pantallea, quiere violarle sus derechos a opinar e informar.