Miguel Enrique: ¿Quién es el verdadero “saltatalanquera”?
Si alguien quiere ver un ejemplo del odio extremo que destila la derecha en este país, al que prácticamente no se le consigue parangón alguno en todo el globo, basta leer los editoriales del Nazional, que son tan putrefactos que casi hay que leerlos con un pañuelo en la nariz y previa la ingestión de un anti vomitivo.
En ellos se concentran todos los sentimientos de frustración del autor, que bien sabemos ha traicionado hasta sus propias raíces y modificado hasta su carga genética, en el supuesto de que sea hijo de un grande de las letras venezolanas y padre de la criatura, que el renegado que ahora la usa, ha puesto al servicio de las peores causas, lo cual sí es un verdadero salto de talanquera del amor al odio, de la verdad a la mentira, de la rigurosidad periodística al amarillismo más descarado.
En su ultima entrega lo demuestra de la manera más perversa, atreviéndose a endilgarle al Presidente el epíteto de “saltatalanquera”, muy en boga por que ha sido utilizada por los traidores que encuentran en las filas del fascismo cobijo inmediato, cuando se saben descubiertos en su misión de infiltración dentro de las filas revolucionarias.
El editorialista de marras, coloca como argumento, falso de toda falsedad, el discurso religioso y la demostración sin ambages que hace el Líder de la Revolución de su condición cristiana, al referirse a su fe en el Creador para recobrar su salud, y ello, desconociendo a priori que no es de ahora, sino desde que Chávez ha mostrado al pueblo quién es y de qué madera está hecho, creyendo que el pueblo se ha olvidado de su apego a sus creencias, de su escapulario centenario, de su cristo al regresar casi de la muerte frustrada que sujetos como el renegado editorialista, ligaban en aquel abril cruento, olvida de sus frecuentes referencias a su actuación como monaguillo en la iglesia de su pueblo, olvida de cómo todo un Presidente, fuera de lote como el que Dios nos ha permitido tener, no tiene empacho de pedirle en publico la bendición a algún sacerdote y en una demostración de su falta de ética, niega tales hechos conocidos por todo un pueblo, para venir a querer hacernos creer que es ahora por su enfermedad cuando Chávez se acuerda de Dios. Y por ello se atreve a tildarlo de salta talanquera, mayor desfachatez imposible y después se queja e incluso acude a la Fiscalía a demandar a un comunicador como Mario Silva porque en uso del buen español le endilgó un calificativo que le viene como anillo al dedo y eL cual le cuadra muy bien, que tendrá que cargarlo de por vida dentro de su curriculum, maloliente como su periodicucho otrora grande, antes de venderle su alma al diablo y convertirse en lo que hoy es: un verdadero ejemplo de salta talanquera en el campo del periodismo venezolano.
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