Existe una situación bien extraña que desde mi criterio me llama a la reflexión inmediata sobre el porqué de las cosas.
A propósito de la aceptación del pueblo sobre el proceso Bolivariano y los cuadros figurantes que lo conforman, en 14 años de gestiones dentro de la gran gestión de Gobierno, el pueblo ha venido conociendo, estudiando y creándose una imagen particular de cada figurante y del equipo que a estos los acompaña.
Esto pasa con recurrencia en los eventos extraordinarios a los que nos convoca de manera acostumbrada la revolución, justamente cuando nombran a las autoridades o invitados de un fulano acto que estarán compartiendo el presídium desde el lado de los protagonistas ante los espectadores a los que siempre se les ha debido todo según el protocolo, sucede que nombran a compañeros de militancia con cargos de responsabilidad y que de una u otra manera la gente sabe de quién se trata y aplauden poco o lo reciben ya sin ánimos ni euforia, sin que estos camaradas se pregunten a que se debe.
Este fenómeno ocurre cuando el pueblo sabio se ha dado cuenta de la transformación que tiene un cuadro común y corriente cuando toma el poder, llámese burocracia, falta de humildad, falta de principios y muchas veces hasta de moral y voluntad, esa que se nos olvida por estar montado en una nube ajena a nuestra realidad y otras veces a las realidades y necesidades que exige la revolución.
Así que me es necesario reforzar el principio de la petición del pueblo o de lo que al menos presumo yo, que fue la petición del pueblo, de todas maneras, si lo fue o no, me ha parecido totalmente acertada y es que se trata de este compañero, comunicador social y antes que ello, gente y ser humano, como lo es, Ernesto Villegas, quizás me gane uno que otro correo tildándome de jala bolas o cualquier otro insulto que no me servirán para hacer mercado ni para quitarme el sueño, quizás consiga el apoyo de mis siempre críticos lectores que al igual que yo estamos seguros de que eso que observamos y escuchamos en las calles, es la palabra bendita que sostiene en pie de lucha esta opción de vida que llamamos revolución Bolivariana.
Es sabroso estar en un acto desde los laterales de siempre, donde acostumbramos a intercambiar palabras los reporteros gráficos técnicos y camarógrafos que hacemos posible que una transmisión y una publicación lleve la mejor imagen acompañada del reportaje de los periodistas comprometidos que conformamos este desordenado y siempre consecuente Sistema Nacional de Medios Públicos.
Es sabroso escuchar que el juez más rígido sentado desde las butacas para oyentes se apropia de sus derechos y abuchean al Ministro que no les parece y aplauden con algarabía al compañero con quien se identifican, esto mismo pasa con alcaldes y gobernadores que se las han visto chiquitas a la hora de tratar de convencer al Comandante Chávez que ellos son aceptados por el Pueblo, mentiras que finalmente salen a la luz.
El pueblo se ha visto engañado por los procesos burocráticos de siempre, por la creación de proyectos y planes que los mismos dirigentes intentan darle el nombre de proceso, como intentan aún hacerlo con nuestra revolución que ciertamente en su creación y sus primeros años fue un proceso revolucionario, pero que ya con 14 años y tantos logros y cambios radicales en nuestra sociedad y manera de vivir, podemos decir que es una revolución hecha en Venezuela.
Son cosas que no se muestran, que no nos da la gana de mostrar, por más que lo diga Chávez, no es la autocritica para mejorar, es que permitimos la crítica para destruir y destruirnos entre nosotros mismos como suele pasar entre los partiduchos opositores que se muerden y despellejan entre ellos.
No mostramos los verdaderos logros y cambios que suceden dentro de las gestiones a partir de la aparición de la mano de hierro de Chávez en reunión de gabinete con algunos ministros, pero si mostramos y le damos publicidad a textos y artículos que intentan desacreditar la ética y objetividad de una Compañera irreductible como lo es Vanessa Davies, quien ha sido noticia por los portales y redes sociales donde se le acusa de ser lo que creen algunos disque cuadros que es, según sus falsos criterios y sin preguntarse, como lo digo al principio del artículo, el porqué de las cosas, Estimado Ernesto, lo mismo paso el mes pasado con una compañera cuando arremetió contra el Diputado Earle Herrera intentando hacernos creer desde sus carencias intelectuales, que ella es la que más sabe del estado Bolívar y que por ello, tiene el derecho de ir contra las decisiones del máximo líder de nuestra Revolución, pero si el caso es escribir un texto contra la camarada Vanessa haciendo una supuesta auto critica, es bastante Bochornoso que un hombre supuestamente revolucionario lo haga con palabras y señalamientos que usaría una fémina y que además nuestros medios alternativos hagan de ello una fiesta.
Se trata sobre todas las cosas compañeros, de usar la razón, se trata mi estimado Ernesto, de intentar sobre todas las cosas llegar a poder ser la mitad de lo que el hombre ni siquiera imagina, "Ser Justo"
El ser humano por esencia es un ser social, como dice usted "no se trata de quien traiga el agua, sino de quien la reparte" y sobre eso la construcción del nuevo modelo comunicacional que nos permita realizar la critica verdadera, la que es capaz de hacernos ver más allá de lo que acostumbramos a ver, de transformarnos en técnicos, reporteros, luminitos, Secretarias conductores, pintores de brocha gorda, electricistas, transformarnos en cada uno de los trabajadores que conformamos en Sistema Nacional de Medios Públicos y saber sus necesidades, carencias, despertar el sentido de pertenencia y hacerles ver que todos somos necesarios para la refundación de un sistema comunicacional donde todos somos tenemos la tarea de transformarnos Chávez a partir de los 5 ejes estratégicos propuestos en la pasada campaña y que ahora se intentan discutir.
Estimado Ernesto Villegas, le invito a trabajar en seguir poniendo por delante la humildad y sabiduría del pueblo y no dejarse seducir por las bondades del poder, le invito a seguir escuchando los aplausos de apoyo y la algarabía de esperanza y no los abucheos de decepción ni reclamos permanentes, le invito antes de seguir siendo Ministro, que siga siendo gente.
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