La intolerancia con todos los hierros

Ya es costumbre oír en los programas de supuesta participación ciudadana que se haga mofa con la opinión de los “usuarios” que en ellos intervienen. Eso sí, si son críticos o manifiestan de alguna manera un parecer diferente a la postura de los conductores del programa –que invariablemente, al tratarse de la Red de Medios del Estado, son por regla general acríticos y sumisos-, porque si se trata de intervenciones que soban espalda y dicen estar de acuerdo en todo cuanto ellos dicen, allí sí, los micrófonos están abiertos indefinidamente y no hay preocupación alguna por el tiempo consumido.

Pero hacer mofa es una cosa (ya de por sí grave) y otra muy distinta es regañar y hasta insultar a un radioescucha que llama al programa para que le aclaren dudas o para exponer su malestar por lo que le parece un desacierto en la política implementada por el gobierno nacional, fue lo que sucedió (y se ha dado en pasadas oportunidades) en el programa “Con todos los hierros” de RNV de este pasado Jueves.

No siempre estoy de acuerdo con lo expresado por el Sr. Bracho, uno de los que intervienen a diario en los programas de participación de esta estación, a veces, debo confesar, su visión política es diametralmente opuesta a la mía, no obstante debe reconocerse que el señor Bracho nunca –que yo sepa- a abusado de la paciencia de los demás oyentes del programa, sus intervenciones no exceden el límite de lo razonable, es sintético, se esfuerza en aportar ideas a la discusión del tema tratado y sobre todo es sumamente respetuoso al desarrollar sus planteamientos, respeto que no ha conseguido correspondencia en la respuesta dada por el señor Lazo, uno de los conductores del programa de ese día.

El señor Lazo, evidentemente molesto por una supuesta falta de información del señor Bracho (espero que no sea animadversión por el tipo de preguntas que suele hacer Bracho) al momento de iniciar su pregunta, lo interrumpe y en forma grosera por el tono usado y lo atropellada de la misma, le da una respuesta que consumió mucho tiempo que fue aprovechado para cortar la comunicación.

El siguiente “usuario” no corrió diferente suerte y tampoco logró terminar su intervención ante lo explosivo que fue la desmesurada respuesta del señor Lazo, ya al borde del colapso, al decirle que estaba repitiendo estupideces. El ofuscamiento del señor Lazo fue tal que no midió sus palabras e incurrió en el insulto (si repites estupideces, ¿qué eres?). Este argumento de no repetir lo que dicen los escuálidos, contrasta con los programas de televisión que no solo repiten algunas cosas dichas por la derecha venezolana, sino que retransmiten programas enteros. ¿Serán para el señor Lazo igualmente estúpidos Silva y Pirela?

Me pregunto qué capacitada pueda estar una persona, con tan estrechos límites de tolerancia, para conducir un programa de participación popular. ¿Qué derecho tienen de descalificar a quien interviene una vez que se cierra la posibilidad de la réplica? En los medios del estado, que le pertenecen al pueblo venezolano, puede intervenir cualquier persona, con todo el derecho que le confiere el ser ciudadano de este país, gústele o no al señor Lazo lo planteado por el “usuario” ya sea por considerarlo irrelevante, fuera de lugar, o sencillamente contra revolucionario, por utilizar la palabrita de moda con que pretenden callar, ahora, toda disidencia. Al fin y al cabo los conductores de programas abiertos administran el tiempo como les da su real gana y pueden suspender opiniones “molestas” con la ingenua pregunta: ¿Se cayó la llamada?

Juan Torres Rodríguez
Jutor2000@gmail.
Valencia, 7 de diciembre de 2012


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Juan Torres Rodríguez


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