Igual que en el golpe del 11 de abril de 2002, los medios privados comenzaron a invisibilizar los hechos que pasaron el 15 de abril de 2013, después que el CNE dio los resultados y el candidato derrotado, Capriles Radonski, dijo que no los reconocía.
Entonces el periodismo escuálido comenzó a portarse de esta manera:
“Una vez que el candidato demócrata, Capriles Radonski, no aceptó el fraude cometido por el CNE oficialista, las hordas chavistas salieron a quemar CDI y las casas del Partido Socialista Unido de Venezuela- PSUV-, con el fin de hacerle creer al pueblo venezolano que eran los demócratas de la oposición los que estaban cometiendo estos crímenes.
También, de una manera increíble, salieron a asesinarse entre ellos mismos para culpabilizar a Capriles Radonski por hacer un llamado, democrático, a descargar la arrechera. No se conformaron con asesinarse entre ellos mismos, sino que además salieron a acosar la residencia de la Dra. Tibisay Lucena, con antorchas y pitos y cacerolas, con el fin de amedrentarla y hacerle creer que eran los caprileros los que la estaban acosando.
El acoso no sólo fue a la residencia de la Dra. Tibisay Lucena, también fue a las viviendas de algunos líderes del oficialismo, entre ellos el padre del terrorista comunicacional Andrés Izarra.
Miles de desdentados y marginales chavistas, cual fieras asesinas, salieron a trancar calles en Altamira y causar destrozos por todas partes, con el único fin de arrancarle la victoria al demócrata Capriles Radonski, quien salió en nuestros canales de televisión con una pipa de la paz en sus manos, invitando al pueblo a fumarla.
También, a través de las redes sociales los calificativos usados contra la gente demócrata fue otra forma de violencia que cometieron las hordas chavistas que se manejan en Internet. Esta chusma asesina, no conforme con desconocer el triunfo de nuestro candidato, arremetieron contra sus propios medios comunitarios, sedes de radios comunitarias y periódicos sufrieron el acoso de estos marginales con el único fin de hacerle creer a la comunidad internacional que los violentos somos los demócratas.”
Si los medios privados de comunicación hubiesen redactado así sus noticias, a lo mejor, todavía tendrían credibilidad.
