Entre los más variados comentarios que surgen respecto a una posible re direccionalidad editorial de globovisión, los más acertados son quizás, los que indican que la planta no cambiaría drásticamente su perfil debido a que se arriesgaría a perder una audiencia cautiva que suprayace en los estratos más recalcitrantemente derechistas del país. Eso lo saben los nuevos directivos de la planta opositora. Mucho real de por medio.
Porque también saben que la planta esta indubitablemente comprometida con un sector oligárquico del este caraqueño íntimamente ligado al ex candidato Capriles y sus formas de imponer irritables vías para hacerse del poder. Y es que en globovision se conjugan soberbios intereses en donde una importante suma de capital está en juego dando al traste con una posibilidad negociada hacia un equilibrio informativo distante de los propósitos conspirativos y tendenciosos que la televisora descaradamente muestra. Por eso y tan solo por eso, no salen del hombre fuerte en la conspiración progresiva, que representa Leopoldo Castillo.
Pero zamarros los nuevos directivos, tiraron un vistazo y observaron solemnes, nada más y nada menos que al hermano del ministro de información de la revolución, para que acometa labores de gerencia comunicacional en la planta que mayores infundios ha causado al proceso revolucionario. Saben que Vladimir Villegas ha mostrado serias animadversiones con la revolución, pero también, hay que reconocerlo, a ratos se muestra equilibrado en sus acciones, escritos y declaraciones públicas. Por eso es probable que Vladimir asuma un rol en la planta más apegado a la sensatez periodística y contrario hasta lo que ahora se ha mostrado.
Pero, también es verdad que todo es posible cuando se abandonan los principios éticos de las ideas que por siempre se han mantenido. Sin embargo, en aras de algunas manifestaciones de conciencia revolucionaria que en Vladimir parecen aun aflorar, qué buen valor agregado aportaría Vladimir a la revolución si lograra convencer a los ogros de globovision que no le hacen tanto daño a una revolución que ya cogió cancha con Maduro y sus novedosas acciones de gobierno socialista, sino máximamente a sus fervientes televidentes a quienes hasta crímenes han estimulado cometer.
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