Protesto enérgicamente

Dedicado al ilustre Profesor Vladimir Acosta quien, por ser consecuente con los principios que proclama esta Revolución, fue sacado de RNV. Lo que me recuerda aquel eslogan que tanto le gustaba repetir el comandante supremo y que decía: "irreverencia en la crítica y lealtd en la acción". Pero lo que más sorprende es que quienes viven rasgándose las vestiduras en favor de la libertad de expresión, José Vicente Rangel, Roberto Hernández Montoya, Luis Brito García, Earle Herrera, José Sant Roz, no hayan dicho nada en relación con un hecho de tanta entidad como este.  
  
   Sí, protesto enérgicamente y de la manera más airada por la forma en que se viene  gobernando el país, que no es otra cosa que una copia al carbón, con todos los enormes  dislates, deficiencias,  errores y hasta pèrversiones e inconsecuencias con las  que se venían realizando las cosas en el gobierno anterior. Por ejemplo, Chávez, no conforme con haber designado autoritariamente a su sucesor en la presidencia de la República, que como todos sabemos fue Nicolás Maduro, dispuso también, de la forma más descarada y sin el menor rubor, que la vice-presidencia recayera sobre su afotunado yerno, o sea, sobre  Jorge Arreaza. Tal vez con la esperanza de serguir, a travez de él, gobernando después de muerto. Todos saben, desde José Vicente para abajo, incluyendo diputados y ministros,  cómo se llama este abuso de autoridad y su dudosa legitimidad etica. Y no sólo eso, sino que también saben, como lo hemos venido comprobando, pues en el gobierno anterior este vicio se practicó de manera masiva y sin control, las funesta consecuencias que  para el país  y hasta para el mismo Proceso está teniendo esta forma arbitraria de gobernar. Entre ellas, la corrupción, la ineficiencia, la burocracia y el autoritarismo, lo cual condujo a lo que inevitablemente tenía que conducir a la devaluación, inflación, desabastecimiento, endeudamiento, recesión, colapso de algunos servicios, en fin, una serie lacras económicas más que han puesto en jaque al Proceso. 
 
   Y sin embargo, pese a conocer las indeseables consecuencias que el nepotismo ha acarreado y acarrearía para el país, y pese a que esa perversión más que un vicio es por sus consecuencias un delito contra el país, un delito de lesa patria, nadie, pero absolutamente nadie, no digamos que no se haya opuesto, sino lo que  es peor aún, que ni siquiera de la foma más tímida se ha atrevido a alertar sobre esa práctica tan dañina como detestable. Por lo que ahora Jorge Arreaza, valiéndose del alto cargo que ocupa y siguiendo instrucciones precisas de su fallecido suegro, que le ordenó que no dejara de promocionarse con miras a futuras contiendas electorales, designó a un hermano suyo como presidente de VTV. ¿Y qué tenemos ahora? Tenemos al señor Arreaza hasta en la sopa. Ha llegado incluso al extremo de usurpar funciones que son de la exclusiva competecias de los ministros, quienes han pasado a ser así unos ilustres ceros a la izquierda. Como quedó demostrado cuando el pretenso futuro candidato presidencial anuncíó al país el aumento del 20 por ciento de varios rubros alimentarios. Había que verle la cara al ministro Ricardo Menéndez al ver impotente cómo se usurpba una función que era de su exclusiva competencia.
  
   Pero eso no es todo, porque con el afán de promocionar la figura del vice-presidente, en el acto que se organizó "y que", "y que", "y que" con el fin de conmemorar la "Campaña Admirable" y rendirle un justo homenaje a la memoria del Libetador y a sus hazañas militares, se violó lo que en protocolo se conoce con el nombre de "precedencia". En efecto, en esos actos lo que se estila es que el Presidente, solo, se encamine hacia el sarcófago, haga una reverencia y se dirija luego a su asiento. En esta ocasión, Maduro desconoció esta tradición y se hizo acompañar de Arreaza y del nuevo ministro del interior -que entre paréntesis me parece un exclente funcionario-, con lo cual, como ya dije, se violaba el protocolo y la mencinada precedencia. ¿Por qué? Porque los cargos de  vice-presidente y ministros son subalternos en relación con la presidencia de la Asamblea Nacional y de la Corte Suprema de Justicia, con cuyos titulares es que ha debido haberse hecho acompañar Maduro en reconocimiento a esas respetables instituciones.
 
   Y ya que hablamos de esto, es decir, del acto que se realizó para conmemorar la Campaña Admirable y en el que, pese a eso, se habló más de Chávez que de Bolívar, el presidente Maduro insiste de nuevo en querer establecer una comparación entre ambos. No habla del primero sin que de inmediato se refiera al segundo.  Lo cual me parece a mí algo sumamente peligroso, pues tiende a dividir artificialmente a los venezolanos entre los partidarios del Padre de la Patria y Chávez. Lo que desde luego carece de justificación, porque Bolívar no tiene comparación con nadie. Y si habría que compararlo con alguien sería con personajes de la talla histórica de Napoleón, Julio César y Alejandro Magno. Con la ventaja para nuestro héroe, porque mientras esas destacadas figuras realizaron sus proezas comandando ejércitos propios, ejércitos de una lealtad y obediencia a toda prueba, Bolívar creó la patría venezolana, la única que hemos tenido y que el 14-A estuvo a punto de perderse, con ejércitos prestados a caudillos que inluso lo adversaban, como fue el caso de Mariño, Piar, Paez y Bermúdez, quien, este último, en una ocasión estuvo a punto de asesinarlo con su espada. Y si no hubiera sido por la extraordinaria destreza con la que el Libertador manejaba esa arma, la independencia de Vanezuela  y la de los otos países latinoamericanos, se hubira frustrado.
 
   Yo quiero aprovehar la oportunidad para hacerle un modesto reconocimiento a tres ilustres venezolanos que representaron y defendieron con voluntad indoblegble la patria venezolana. Isaías Medina Angarita. Este ilustre venezolano promulgó un decreto en el que por primera vez  se hacía algo para reivindicar  los intereses de Venezuela frente a los desmanes y saqueos de las compañías petroleras, que estaban acostumbradas hacer lo que les deba la gana.. 
  
   A Pérez Jiménez, por su afán de exaltar los valores de nuestra nacionalidad. Este General, con el fin de crear conciencia del valioso legado dejado por el Libertador, creó la Semana de la Patria. Una semana completa en la que prácticamente no se hacía otra cosa que hablar de Bolívar y demás próceres de nuestra independencia. Pero eso no fue todo, porque para que el país estuviera preparado para la defensa de esa patria y ese legado, dispuso que toda persona  de 18 años en adelante, que no estuviera de servicio,  debía acudir a la instalación militar más cecana a su residencia para recibir instrucción de este tipo. 
 
    Y por último, Edgar Sanabria, el venezolano que reemplazó al almirante Larrazábal como presidente de la junta de gobierno surgida a raíz del derrocamiento de Pérez Jiménez. Este venezolano tuvo el invalorable mérito de haber tenido una confrontación cuerpo a cuerpo con el imperialismo aquí en Venezuela.  Resulta que viendo las escandalosas ganancias que las compañías petroleras obtenían de la explotacón de nuestro petróleo y de los escasos beneficios que el país percibía por este negocio -1 dólar y medio o 2-, decidió promulgar un decreto que pechaba a las concesionarias con la mitad de sus ganancias, es decir con lo que en su momento se conoció como el "fifty-fifty". Bueno, la reacción del presidente de la Creole, subsidiaria de la Standard Oil Company, de Rokefeller, no se hizo esperar. Y con declaraciones destempladas, secundadas incluso por el embajador de los Estados Unidos, amenazó con incumplir el decreto y con otras acciones. Fueron momentos de una gran tensión en los que menudearon las amenzas del renuente funcionario petrolero. Hasta que un día el doctor Sanabria, cansado de las impertinencias intolerables de este señor, que se creía una especie de pro-consul imperial, lo amenazó. O se calla la jeta, le dijo, o lo boto del país. Hasta allí llegaron las bravuconadas del gringo. Edgar Sanabria, cumplida esta labor en beneficio de la Patria, se fue tranquilamente a desempeñar sus actividades profesinales, sin reclamar para sí ninguna clase de reconocimiento y mucho menos llamarse, "el libertador de los nuevos tiempos".como ridículamente lo acaba de hacer Mario Silva en relación conChávez.  

 



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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