Posteriormente a la lamentable partida física del más grande ciudadano que haya parido Venezuela en los últimos cien años, el montón de encuestas publicadas y no publicadas por los medios, daban al presidente Maduro un promedio de quince puntos por encima del oponente Capriles. Hubo compañeros que abrumados por una extraña propiedad de triunfalismo, afirmaban que se lograrían los diez millones de votos. Es justo indicar que el compañero Nicmer Evans acertó en diferentes oportunidades acerca de los tropiezos que acechaban la victoria contundente del 14-A. Un nuevo difícil momento electoral se le presenta a la revolución por este último semestre de 2013. La masa no ta’ pa’ bollo, reza el refrán popular. Por eso, igual que la tremenda influencia que tuvo la medida devaluativa del bolívar para las elecciones de Abril, para diciembre, además de continuar esa influencia socavante del voto pro-revolución, se adhieren las terribles consecuencias ulteriores de la medida. En ese aspecto, a pesar de los grandes esfuerzos de Maduro y Samán, la especulación continua horonda. La escasez, aparente o no, conlleva a molestias en la población que hace echar sapos y culebras a los ciudadanos contra el gobierno. No ha dado resultado el proceso informativo contra el acaparamiento y la compra nerviosa. Parece, mal que pese, que esto ha decaído a casi nada después de Villegas. El problema eléctrico, no se ha resuelto y el ministro parece pedir 90 días más. Chávez con menos de eso se raspó a un ministro en tan solo poquitos días. Y las victorias mediáticas obtenidas por el proceso anticorrupción que llevaba Maduro, se importunaron con las incursiones erráticas de Carreño. Por eso este domingo, José Vicente en su programa enciende las luces amarillas de la revolución. Solo 2,5 puntos de ventaja tienen los candidatos de la revolución sobre los candidatos de la MUD. Jamás se había visto un resultado tan menguado para la revolución. Y la victoria hoy más que nunca es necesaria. Los conductores del carro revolucionario, deben por Dios, sortear todo accidente en el camino, audacia revolucionaria en las dificultades-decía Chávez- , para abrazarse en diciembre con la victoria