Luego de casi 14 años sin pararle bolas al ensayo La hora final de Castro (La historia secreta detrás de la inminente caída del comunismo en Cuba), de Andres Hoppenheimer, editada en 1992 por Javier Vergara Editor S. A, decidí leerlo. Es decir que la fecha, el libraco tiene 21 años de editado y Fidel Castro sigue allí, firme, a la pata del guayabo. Los gusanos mayameros y sus francotiradores mediáticos AO, uno de ellos, tienen más de medio siglo tumbando y matando a Fidel y todo ha resultado puro gamelote. Pura paja.
AO se cuece en su propia telaraña y da a entender a título personal un supuesto cúmulo de informaciones que por lo fantasioso de su contenido y lo repetitivo del tradicional discursito diseminado por las transnacionales de la información sobre el supuesto carácter narcotraficante de Fidel y el supuesto anonimato de los personajes que le informan a él en La Habana, indican lo de siempre: Fidel negocia con el narcotráfico, financia guerrillas, trafica con diamantes de Angola, propicia la prostitución. Y es tan falsa esa obra de Oppenheimer que han pasado más dos décadas desde que el vaticinó en el susodicho texto la Hora final de Castro y el Comandante sigue vivito y coleando.
Es tan cobero AO que escribe en la página 423 ante la construcción del hotel Coiba, de 23 pisos, considerado como el mejor de Cuba: “En Cuba el auge de la propiedad inmobiliaria siempre fue un preludio del cambio político-observó con la mayor seriedad un intelectual -, citando varios ejemplos a partir de fines del siglo pasado. Estos nuevos hoteles pueden significar únicamente que los días de Fidel están contados”. Cuál Intelectual. Hasta cuándo la fantasía de este argentino. Deseos no empreñan. Pero donde si se nota su estupidez literaria por lo ramplón e insulso es en el cierre del libro: -“Esto ya se cayó – me dijo un hombre en la calle hacia el final de mi último viaje a Cuba -. Estamos en el papeleo”.
¿Cuál hombre en la calle? Se necesita ser bien caradura e irresponsable para insertar esta frase en una obra que es un ensayo. Cuando se escribe un ensayo se escribe en primera persona y hay que ser serio. Quizás si fuese una novela el pudiere usar ese recurso, el del boleo, el de lanzar piedras al vacío. Pero en un ensayo no.
Pero es que es tan falsa esta obra de AO que pasaron 23 años y en Cuba no ha habido cambio de nada…...Ah sí. Sí hubo uno. El de Raúl supliendo a su hermano Fidel, quien por cuestiones de salud le cedió el timón de mando y no pasó nada.
Oppenheimer. ¡ Ahora cuéntanos uno de vaquero!