El gobierno puede pagarlo bien caro

Por no enfrentar legalmente a la canalla mediática

Los medios de comunicaciones de Venezuela que les encantan transmitir desde muy temprano mensajes negativos y de desesperanzas, con la abierta intención de que el televidente, oyente o lector comience el día de mal humor, buscando con ello se conviertan en difusores individuales en ataques al gobierno bolivariano y así favorecer la desestabilización del país. Las personas que son sensibles deben sentir mucha lástima con los trabajadores que horas y horas, todos los días, durante todas las semanas del año y por varios años se ven forzados a ver, oír o leer las cosas espeluznantes que desde su lugar de trabajo se esparcen a la sociedad. Ojalá que todas esas personas hayan sido previsivas y tomado algún curso intensivo para fortalecer la psiquis, ésto, con la finalidad de que el intelecto, espiritualidad y entereza moral no hayan flaqueado ante tan tremendo martirio; y sus familiares no paguen las consecuencias por el mal genio permanente de uno de sus integrantes. Estimado lector, usted debe preguntarse ¿Cómo es posible que existan esas empresas mediáticas, que transmitiendo mensajes negativos las 24 horas al día, menoscaban el ánimo a los ciudadanos, y el gobierno por temer el que dirán sobre la libertad de expresión, no actúe contra ellas aplicando las leyes pertinentes?

Cualquier venezolano está consciente que desde hace más de una década los medios de comunicación se han convertido en guías políticos, son ellos los que incitan a los delincuentes a actuar bajo la máscara de organizaciones políticas, que en la práctica ya no existen, sabiendo que están fuera de toda regla lógica de convivencia de seres humanos. En Venezuela se sabe que es la televisora Globovisión la que impone la pauta y decide que hacer y no hacer, claro está que siguiendo el esquema táctico y estratégico que le dicta la Oficina Central de Inteligencia de los Estados Unidos, CIA. Es importante el patrocinio económico que esta televisora recibe de personas y organismos radicados dentro y fuera del país, principalmente de la CIA, ellos no escatiman gastar inmensas fortunas con tal de tumbar al gobierno bolivariano. Con todo ese dinero, Globovisión ha conseguido que otras empresas televisivas, radiales y medios impresos se sumen a la furibunda guerra psicológica mediática y reforzada ahora con una económica; inventada y auspiciada desde Washington D.C. ¿Hasta cuando el gobierno, con las leyes que tiene la república, permite que la tortura psicológica pueda seguir difundiéndose impunemente? ¿Hasta que lo tumben? No, no, ya basta de que el gobierno ciegamente siga los consejos de su asesor en asuntos mediáticos, pues ya la cosa pasa de castaña a oscura. Ya es hora de que el gobierno le tenga miedo a más arremetidas mediáticas, esto nunca va a parar, aunque Globovisión le haya dado una media tregua, que de seguro solo durará hasta que arregle el problema de la nueva concesión.

No es justo que el nuevo Primer Mandatario, Nicolás Maduro, por tratar en vano de evitar que la oligarquía y sus voceros mediáticos sigan propalando que él es un hombre del pueblo, ignorante y pata en el suelo, tolere no aplicar las leyes que juró cumplir y hacerlas se cumplan. No, ya está bueno, no se debe seguir permitiendo que esos medios de comunicación entren a los hogares y todos los días envenenen la mente de los venezolanos de bien; en este país existen leyes que taxativamente condenan esas prácticas. Esos medios de difusión están permanentemente envenenando las mentes de millones de infantes, adolescentes, adultos jóvenes, adultos mayores y adultos de la tercera edad con toda clase de mensajes nocivos y que ésto se haga, principalmente, a través del espectro electromagnético, espectro electromagnético que pertenece a todos los venezolanos, y jamás de quienes tienen una concesión para usarlo; puesto que cualquier concesión otorgada no puede ser utilizada según el libre albedrío del personaje que la consigue. Que no se le vaya a ocurrir al gobierno seguir la indicación de su especialista en cosas mediáticas y entonces renovar la concesión a Globovisión, ya que si lo hace es probable se consiga con el rechazo de sus seguidores de base; y ésto si sería el acabose.


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José M. Ameliach N.


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