Mi palabra

El sarcasmo de Grossman

No puede haber gracia,

donde no hay discreción

Cervantes

El fallecido periodista y profesor universitario: Federico Álvarez, siempre cargaba una expresión muy educativa: “Hay que leer, pero además escuchar al pueblo, sobre todo a los que viven en los barrios pobres, para saber cómo piensan”. Esto lo traigo a colación en este comienzo de año, impresionado por la cerrada y burlona columna periodística de Grossman Parra Pinto, de quien tenía una excelente impresión; incluso en una oportunidad me atreví a escribir un artículo, reconociendo su manera de fustigar a propios y extraños; mantenía cierto equilibrio en la crítica, una de las grandes virtudes, para obtener el verdadero título de periodista, porque de lo contrario, todo se convierte en un simple papel, acompañado de un ciego fanatismo político, el cual no permite mantener la ecuanimidad para informar y a la vez opinar, dos grandes virtudes, para merecer esa honrosa distinción.

Estoy seguro, que por la edad y la profesión, necesariamente tiene que leer, pero empiezo a dudar por la forma de redactar su añeja y leída columna semanal; parece que el paso de los años, lejos de mejorarla como el vino, la ha venido desmejorando; digo esto con suficiente base, apoyándome en sus escritos; todas las semanas trata de ridiculizar algunos personajes del gobierno, entre ellos al Presidente electo de todos los venezolanos Nicolás Maduro. Su primer trabajo de opinión del año, lo encabezó de la siguiente manera: “FRASES CÉLEBRES: Única, especial, inimitable, eterna, inolvidable y hasta ofensiva: Nicolás Maduro: “Feliz Año Nuevo 2014” (Ja-ja-ja-ja-ja.- Je-je-je-je-je.- Ji-ji-ji-ji-ji.- Jo-jo-jo-jo-jo.- Ju-ju-ju-ju-ju-)”, todas esas risas forman parte de esa manera de pensar de este periodista. Por la otra parte dudo, que este señor, con varios años en el ejercicio periodístico, escuche, respete y a la vez ponga en práctica el “CÓDIGO DE ÉTICA DEL PERIODISTA” como constantemente está pregonando; da la impresión, de escribir, solamente para complacer y alimentar el odio visceral de algunos dirigentes de la oposición.

Los artículos 6 y 7 del texto, por el cual se rigen los periodistas, es muy claro y conciso, el cual transcribo a continuación: “Artículo 6. El periodista se debe fundamentalmente al pueblo, el cual tiene derecho a recibir información veraz, oportuna e imparcial a través de los medios de comunicación social” más adelante leemos: “Artículo 7. El periodista está en la obligación de defender la Constitución y debe ser instrumento para el desarrollo independiente del país, la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación y estar al servicio de los pueblos y de la humanidad”. Dejo esto, para que cada quien, saquen sus propias conclusiones.

Mi preocupación y conclusión es muy sencilla; en los años, que tengo leyendo a este comunicador social, rara vez he visto alguna expresión, para ayudar a formar al pueblo; brilla por su ausencia la educación; todo lleva un tinte político, completamente sesgado, propio de un dirigente ofuscado de la oposición, cayendo en las repetidas maneras de hacer periodismo, como sucede en España, donde confunden la información con la opinión de manera malintencionada, porque en el fondo son unos militantes de partidos políticos, como en el caso de este señor: un copeyano a toda prueba, con todo el derecho del mundo, porque así lo reza la constitución de la República Bolivariana de Venezuela; quedando muy claro la plena libertad, del cual gozan todos los venezolanos.

A pesar de todo esto, siento la sana intención de responderle, como un asiduo lector de su columna, militante de las causas justas, colocado en la acera de enfrente, donde siempre militó el Comandante eterno: Hugo Chávez Frías; consciente de la verdadera maraña en el cual está sumergida nuestro país, sobresaliendo algunos problemas nacidos en el calor de la democracia, representada por AD y COPEY en aquellos años tenebrosos, el cual tanto defiende y añora; partidos sumergidos en una profunda crisis, padeciendo verdaderos traumas, toda sus dirigencia y algunos simpatizantes, entre ellos Grossman Parra, quien no se da cuenta de sus morisquetas semanales .

Es tanta la ceguera política, que llegó a la burla de algo muy lógico y elemental de un Presidente, en este caso de Nicolás Maduro Moros: desearle Feliz Año 2014 a un pueblo amplio y generoso, amante de una tradición universal. Cuando leí esa opinión tan descabellada, solamente pensé en la ofuscación de este señor y no es por la edad. Me atrevo asegurar, nunca un periodista había emitido una opinión tan mezquina, rechazando el saludo de año nuevo; esto, si es una verdadera ofensa y después dicen, que no hay libertad de expresión. En los tiempos de Luis Herrera, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, nunca se le escucho una barbaridad como esa ¡Claro! estaba al servicio de los enemigos del pueblo. Razón tenía Chávez, cuando decía “Águila no caza mosca”.



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Narciso Torrealba


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