Papita maní tostón, trata de ponchar conciencias

No había tenido la oportunidad de verla, ayer la vi, vía online. “Papita Maní Tostón”, la cual fue catalogada por la pagina de VTV como ópera prima del director Luís Carlos Hueck. Según esta web, fue bien recibida y contó con el respaldo del público y en su primer mes de exhibición, más de 500 mil espectadores rieron, lloraron y reflexionaron en las 55 salas de cines a escala nacional donde la película se proyectó. Solo habría que analizar, ¿cómo está segmentado el público que acude a dichas salas de cine?

Ahora bien, al margen de esta idea, mi reflexión principal, no se dirigida hacía allá. No soy un experto cinéfilo, mucho menos un sociólogo, sin embargo, si me pidieran que la calificara en una escala del 1 al 10, le daría 7, 6 y 5. Se preguntarán por qué estas tres de calificaciones, lo explico así:

a) Un 7 por el esfuerzo de hacer una película con una alta calidad visual, técnica y actoral, de mostrar al venezolano como amigable, buena gente, optimista y por supuesto amante del béisbol.

b) Un 6 por que pienso que en el desenlace no se desarrolla lo suficiente el tema del amor y la fuerza que este podría imprimirle a nuestras vidas, pareciera que todo está tácito o sobre entendido.

Y finalmente y el centro fundamental de mi análisis,

c) Un 5 por que aunque el mensaje final de tolerancia e inclusión mediante el deporte que más apasiona a los venezolanos es claro, este se diluye y se ve opacado por otros que existen en el transcurso de la película que van en contra de los valores que los venezolanos hemos ido rescatando y por el contrario refuerzan antivalores que hemos ido superando y que no reflejan de ninguna manera lo que somos los venezolanos hoy en día después de 15 años de revolución bolivariana.

Mensaje inicial, parecería que se trata deliberadamente de ubicar cronológicamente esta película en los años 70's u 80's, como para disimular el recalco de una marcada rivalidad entre las clases sociales o de visiones ideológicas mas allá de la deportiva, es decir, en nuestra cotidianidad el fuerte desprecio no se ve en ante un rival deportivo pero si se ve ante la visión de país que tenemos algunos sectores, poniendo en el tapete también el profundo desprecio que aún hoy sienten los sectores más “pudientes” contra quienes somos humildes, pobres o vivimos en un barrio, o simplemente pensamos distinto.

Otro mensaje es la actuación y desempeño de los cuerpos de seguridad y de sus miembros, aunque no se puntualiza que cuerpo es el color del uniforme, direcciona el mensaje. Vemos allí como dan a entender que son corruptos, ineficientes e ignorantes de nuestro marco jurídico, desencadenando con estas aptitudes otro mensaje en la película. El cual es que los pobres y/o humildes son deshonestos, ya que se quedan con una gran suma de dinero y no se explica en ninguna parte de la película que se hace con ella. No se ve que sea devuelta y solo se sobre entiende que es utilizada, al final, para fundar una institución benéfica, justificando así esta actuación con un subliminal mensaje del Robín Hood criollo.

Otro mensaje es el que los venezolanos pobres son borrachos con neveras llenas de cerveza y nada de comida, reforzando así también la idea de escasez, además este se acompaña con comentarios de la situación económica.

Aunque estos no son los únicos mensajes anti valores, como la discriminación de la sexo-diversidad y la homofobia, xenofobia, el sexismo, uso inadecuado de la imagen de la mujer venezolana, incluidos en la película. Son a mi modo de ver quizá los más resaltantes. Por la vigencia e influencia que tienen en los hechos que se están desarrollando mediante el golpe de estado continuado que comenzó el 23 de enero de este año.

Quiero concluir este pequeño análisis, haciendo un llamado a nuestras instituciones, VTV, Villa del cine, Ministerio del Poder Popular para la Cultura, entre otras y en especial a nuestro pueblo a que no caigamos de nuevo en la trampa del show de la industria cinematográfica mundial, ya que en ella tiene una intencionalidad velada. A no dejarnos deslumbrar por las marquesinas de de la oligarquía nacional, que aprovechando nuestra voluntad de inclusión, tolerancia y de fortalecimiento del cine nacional la utilice como una oportunidad para adormecer las conciencias que hemos despertado.

Finalmente, abro el debate preguntando; ¿De qué lado están las aptitudes que le abrogan a la clase más desposeída en esta pieza de cine?

Si no veamos las últimas acciones vandálicas de parte de la supuesta sociedad civil culta y de clase media alta y la actuación de sus cuerpos de seguridad. Para muestra un botón.

¡CHÁVEZ VIVE Y LA LUCHA SIGUE!

El autor es: Licdo. En Administración, T.S.U. en Informática, Profesor Universitario.(UTAEB; UVB; MISIÓN SUCRE).


rampasrod@gmail.com


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Ramón Pastor Rodríguez Aguilar


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