En esta guerra de cuarta generación que se vive; paralelo; junto al poder económico encontramos el poder mediático, sin lugar a duda el aparato ideológico del imperialismo y la globalización.
El poder mediático tiene como meta la transculturación y alienación para que los pueblos pierdan su identidad y su perspectiva histórica.
En los medios de comunicación la línea editorial es fijada por los representantes del imperialismo y ordenada al dueño que la transfiere al periodista convirtiendo a este en un repetidor de las órdenes imperiales.
Estos medios se les olvida que el derecho a la verdad es patrimonio de las personas y no de los cipayos dueños de los medios de comunicación.
Estos lacayos del imperio imponen una dictadura en nuestra América parecida a las antaño dictaduras militares y en los nuevos tiempos son las cadenas noticiosas las que cambian las verdades por mentiras creando matrices de opinión para justificar sanciones económicas y militares contra naciones que no se convierten en satélites yanquis. Ejemplo lo que hicieron con Afganistán, Siria, Libia, Ucrania y Venezuela.
En la actualidad es la dictadura de los medios con sus mentiras, la amenaza a la libertad de los pueblos que luchan en su necesidad de superar las desigualdades y desequilibrios existentes entre su gente y eso nunca es materia de preocupación para los grandes medios voceros imperiales que actúan como una industria fabricando información.
Los grandes medios de comunicación son instituciones apartes de la sociedad que les importa muy poco realizar una labor social en pro de las gentes.
Es importante contra esta ofensiva mediática conservar los diversos medios propios de expresión que es nuestra herencia de lo que somos como pueblos. Es necesario mirar hacia adentro y hacia lo propio.
Los medios alternativos; a los que pertenecemos y estamos en esta guerra; tenemos el deber de construir medios de comunicación que difundan una visión real de nuestra realidad y diversidad social, cultural e histórica.
Para mantenerse en este conflicto de cuarta generación y enfrentar las tentativas de golpe suave, debemos contar con un modelo organizativo firme y serio.
Por eso es que debemos ser; radio, prensa o TV; exigentes con los contenidos, con argumentos, datos, análisis, debate e investigación y afrontar los gastos que ocasione el funcionamiento de estos difusores de la verdad contando con la ayuda del Estado. En donde he visto con preocupación el apoyo muchas veces a medios privados que no son otra cosa que enemigos y que con esa postura se les financian las balas con que terminaran con los vientos de cambios que vivimos.
En esta guerra de ideas es importante una estrategia comunicacional masiva que sea una alternativa al constante bombardeo del norte. Debemos hacer que nuestra gente piense como lo que somos y no como simples títeres de ese poder mediático que en un tiempo nos hizo pensar que todo lo mejor venia de Los Estados Unidos.
Hay que pensar como lo que somos, ver cine nuestro, leer nuestros libros, divertirnos con lo nuestro y hacer que nuestros niños lo hagan también, primero debemos conocernos.
Esta estrategia comunicacional debe impulsar el proceso de cambio y la integración regional en la batalla de las ideas contra la hegemónica postura imperial.