Ante la ausencia de una amiga

No puedo más que escribir estas negrillas, ante la ausencia de mi amiga de las páginas de Ciudad de Caracas y de Aporrea. Lo primero que hice hoy jueves, fue abrir tempranito mi PC y buscarte en la Web de Ciudad de Caracas, con la esperanza de encontrar tu voz valiente y decidida entre las que se alzan por la vida, en defensa y sin temor alguno de lo que Hugo Chávez nos legara en su despedida. Partida que no es tal, pues como bien él nos dijo bajo una lluvia bendita del cielo. * Hoy Chávez no soy yo*  todos ustedes son Chávez, ¡todos somos Chávez!

Cierto, muy cierto, todos nos sentimos hoy sus hijos, todos perdimos a un padre ejemplar e imposible de encontrar.   Él mismo, lo dijo parafraseando con su amada voz de guerrero el inmortal Canto a Bolívar de Pablo Neruda, refiriéndose a Bolívar, en su efímera aparición en la boca el Quinto Regimiento, a la pregunta del poeta, en esta inmortal estrofa del último verso.


Yo conocí a Bolívar una mañana larga,
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
"Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo".

Así te conocía a ti sin conocerte, una de tantas mañanas de mi vida, y me acostumbre a ti, como a la lluvia y al viento, a tu genio sin par, a tu chispa incendiaria, a tu voz, y a tu sincera amistad,  hoy  donde quiera que te encuentres, en el mejor lugar de mi floresta, de tu vida, te deseo amiga que estés rodeada de todas esas letras guerrilleras que tan magistralmente escribiste.

No tengo otra cosa que decirte, pero con mi corazón por sentimiento me  haces falta, me hace falta tu genio de escritora, tu voz y tus regaños de bravura, que no eran tales sino el afecto sincero de dos buenos amigos.

Con la amistad de siempre, me despido. Hoy quizá para siempre, es la ley de la vida, en un instante  todos tus valientes artículos pasan por mi mente en hermosa prosa, y blancas  páginas de Ciudad de Caracas.

Fue un honor que nunca olvidaré, el haber colaborado contigo. Cuantas cosas aprendimos juntos ¿verdad? y creo que entre todas la más hermosa fue esa, la amistad que nunca muere, mientras exista el alma, el recuerdo, y el corazón sincero que late al unísono, de dos personas migas sobre todas las cosas.

Tu pana de siempre.

Requenave1@gmail.com

 



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José Juan Requena


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