Carta abierta al presidente Juan Manuel Santos

No tengo dinero para el New York Times, pero si tengo a Aporrea…

Primeramente y antes de abordar mi humilde mamarracho (ya que soy un simple bachiburro confeso), debo dejar en claro que mi intención no es defender nuestro gobierno revolucionario, (no estoy diciendo con ello, que no sea merecedor de mi defensa, todo lo contrario) sino intentar hacerlo en nombre de todos los colombianos y venezolanos que de una u otra manera se han visto y se ven, afectados por las miserias humanas de la política del mundo…

Es importante recordarle que el pueblo venezolano no olvida su continuo torpedeo contra las conversaciones de paz (en tiempos de su paisa Uribito), que intento nuestro líder Hugo Rafael Chávez Frías, quien colocó todo su corazón, por acabar con 100 años de guerra de su Colombia del alma, que en nada se asemejaba a los Cien Años de Soledad del incomparable Gabo…

En fin, dos paracos que siempre fueron agarraditos de la mano, en un intento balurdo y torpe de activar la famosa estrategia del policía bueno y el policía malo…

Dos compinches que resquebrajaron su entrañable amistad por las circunstancias por todos conocidas, “el poder en la política”, que a la hora de la verdad el que está en lo más alto, olvidan quien los puso allí, en algo que reza; “este pastel es solo para mi”…

Dos señores que como cosa extraña, activaron la reelección presidencial solo para ellos dos…

Uribe se metió sus dos periodos continuos y usted lo copió al calco, con la observación de que después que fue reelegido (casi al mismo tiempo), mandó al congreso de su país, la intención de anular dicha ley, la cual ya fue anulada, pero con la extraña “causalidad”, que su idea la lanzó después que fue reelegido (ni por el carajo, que lo iba a hacer antes)…

Un presidente que después de asumir la presidencia, dejo de lado esa agresividad continua que cargaba contra la revolución de nuestro líder Chávez, para darle paso al intelectual que usted pretende vendernos, en algo que quizás nos habla de una cierta inteligencia de su parte, para evitar distraerse en sus obligaciones como mandatario, (por no decir otra cosa)…

Le diré algo presidente; usted era feliz que Cúcuta fuera indirectamente parte de Venezuela, ya que gracias a nuestro país, se convirtió en una de los lugares más prósperos de Colombia…

Hoy con la legítima resolución del gobierno venezolano, su tranquilidad aparente, se ve amenazada, donde las consecuencias pueden ser impredecibles, para su gobierno.

Activo sus recetas mejores guardadas, para estos casos no deseados, y CNN, Cadena Caracol, RCN, entre otras, mostraron “las atrocidades de las autoridades de nuestro país, ocultando las verdaderas, como el desalojo maquiavélico de un barrio en Colombia por los lados de Cali…

http://www.aporrea.org/internacionales/n277182.html



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José Varela


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