Nota: Este, si se quiere curioso artículo, fue publicado como se señala al final en julio de 1994, hace 22 años. Gobernaba el Dr. Rafael Caldera y se acababa de poner al descubierto la enorme estafa de banqueros y financistas a ahorristas, nación y público en general. Para impedir que el mal fuese mayor, el gobierno se vio obligado a tomar unas medidas, como suspender ciertas garantías económicas para que los estafadores llevasen al máximo nivel su nefasta obra. En ese entonces el “Miami Herald”, el mismo diario que no para de agredir a Venezuela y su gobierno, asumió contra el entonces presidente, quien intentaba poner coto a ladrones y estafadores banqueros, la misma actitud. Lo que demuestra que a ese diario gringo no le importan justicia, libertad y menos democracia sino defender los intereses económicos de poderosos, estafadores y ladrones de cuello blanco. Léalo y saque sus conclusiones, pese a que se trata de “un periódico de ayer”. Obsérvese como se tiene a la OEA bajo el mismo concepto intervencionista que ahora expresa el señor Almagro. Esto es historia y no podemos cambiarla.
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El diario norteamericano The Miami Herald, en días recientes, publicó un editorial contra el gobierno de Caldera que seguramente leyeron millones de personas.
Refiriéndose de manera específica al decreto de suspensión de garantías, el mencionado medio expresó que nuestro presidente nos privó "de la protección constitucional ante detenciones ilegales, registros, restricciones de movimientos y confiscación arbitraria de propiedad privada".
En abstracto, al leer cosas de esa naturaleza, una persona honrada y sensible, se mostraría naturalmente indignada y hasta inclinada a protestar airadamente contra aquel gobernante energúmeno que se ha dedicado perseguir a los patriotas, trabajadores humildes,
Y es curioso que The Miami Herald ponga énfasis en denunciar "restricciones de movimientos y confiscación arbitraria de propiedad privada". Es decir, le duele a esa expresión de la prensa americana, que los poderes judicial y ejecutivo - conocidamente independientes uno del otro, según ellos - hayan limitado la salida del país a quienes tienen cuentas con la justicia o estén siendo investigados por el desfalco en el sector bancario. También le causa malestar que, precisamente al amparo de la suspensión de garantías, el gobierno nacional haya podido impedir que quienes saquearon los entes financieros - especialmente al Banco Latino - traspasasen a terceros bienes costosos adquiridos de manera ilícita. No cabe pensar que The Miami Herald ha "sido sorprendido en su buena fe", para expresarlo con un lugar común periodístico. Es infantil creer que esa opinión obedece a un incomprensible desconocimiento de nuestra realidad. Ellos nos conocen bien. Muchas veces están mejor enterados de nuestras cosas que nosotros mismos.
Se podría decir, que el tantas veces mencionado diario, está preocupado, muy preocupado. Por eso se atreve a lanzar un angustiado SOS a la OEA. Dijo en el mismo editorial: ¿cuándo va la OEA a condenar el temerario estado de emergencia de Caldera?
Pero su preocupación no tiene nada que ver con la inhumana cadena especulativa, los monstruosos delitos de banqueros fugados a Miami y que días atrás leyeron con beneplácito las opiniones de aquel periódico; no le mortifica la estampida inflacionaria, provocada por éstos, que aumentó el hambre y la angustia de millones de humildes venezolanos. Tampoco que comerciantes inescrupulosos se dediquen impunemente al acaparamiento de productos de la cesta básica. Al periódico americano le angustia que Caldera pretenda rescatar las riquezas robadas al país y que se castigue a los culpables, quizás amigos, socios o clientes de los propietarios del mismo.
Y es realmente deprimente pensar que gente que uno ha contado siempre como adherente de las mejores causas, aparezca defendiendo las mismas cosas que canallescamente defiende el diario de la ciudad de Miami.
Barcelona, 29-07-94