Sin habernos recuperado todavía de la invasión mercenaria pagada con dinero robado a la nación por el estúpido a sueldo de WhiteDog, ya hemos comenzado a vivir la tensión que aumenta hora tras hora, a medida que los tanqueros iraníes remontan las muchas millas náuticas que los separan de las costas venezolanas, atravesando aguas internacionales mientras son vigilados por todos los satélites en órbita, desafiando a la potencia más poderosa del mundo. Conociendo la peligrosa extraterritorialidad que se atribuye EEUU en el mundo entero, y la infame capacidad que tiene para atribuir al contrario sinrazones para el ataque, no hay más camino que admirar a quienes componen la tripulación de esos buques iraníes.
Estando así sumidos en la sensación de peligro por lo que se gesta en el Caribe, hoy Directv decidió, intempestivamente, democratizar las sanciones del gobierno de EEUU, y salió de la vida de los venezolanos, sin haberlo anunciado ni con 24 horas de antelación, a usuarios y trabajadores, a los que dejarían, respectivamente, en el aire y desempleados. Con los crespos hechos, vestidos y alborotados, usuarios y empleados mostraron caras de perplejidad en las primeras dos horas del día; en las tres siguientes se vivió la etapa de negación por la difunta compañía, tratando de reanimar los decodificadores siguiendo recomendaciones de gente que se divertia enviando audios de uso técnico para dar esperanzas de resucitación. Pocas horas más tarde la ira tomaba por asalto los grupos de whatsapp para amenazar a los "chavistas hdp", únicos causantes de que la amada Directv hubiera desaparecido de nuestras vidas sin habernos despedido de ella.
Las frases poco aventuradas de WhiteDog, dichas desde su oficina de twitter, así como las irracionales noticias de Carla Angola (más bien, las no-noticias), confundieron más a una parte de la población afectada, que sintió el despojo con más intensidad que la falta de gasolina. Algunas frases sinceras como "que falte la gasolina es una cosa, pero que quiten a Directv no tiene perdón de Dios!", resumían el significado de la señal satelital en la cotidianidad. La fase de negociación fue aún más frustrante: las personas (siempre vía whatsapp), proponían sacar de inmediato a los canales PDVSATV y a Globovisión, anteponiendo los intereses de EEUU sobre la soberanía comunicacional venezolana.
La depresión asomó en la noche con la celebración de un cacerolazo dedicado a Maduro: ¿cómo es posible que dos televisoras sin importancia fueran la causa de perder a Directv en nuestro territorio donde se paga menos de un dólar la mensualidad básica (por la regulación de este servicio)?. Desde Colombia esa señal será más costosa, probablemente unos 25 dólares en adelante, que tendrán que ser cubiertos por las remesas de familiares que trabajan en EEUU o Europa. "¡Maduro debe negociar!", decían los mensajes, pero Directv no negocia son usuarios y trabajadores.
En este duelo por Directv está lejos la resignación o la aceptación opositora; y no importa la pandemia, ni los mercenarios que siguen apareciendo hambrientos en los cerros de la región; tampoco importa el drama de la guerra financiada por traidores nacionales y colombianos. En la cotidianidad que sobrevive se impone el duelo ficticio por Directv, la empresa fugitiva. Mientras tanto, seguiremos observando la nueva escalada de tensiones en el Caribe, en nuestro mar.
¡¡¡NO VOLVERÁN!!!