En una noche tan linda con esa

Carla Angola ejemplo de disociación

Carla Angola es una mujer bella, creo que hasta muy simpática cuando no expresa todo el odio que la atrapa en pasiones insanas.
La he observado detalladamente en sus programas y no me queda más que pensar ¿cómo una mujer con las cualidades que tiene (como por cualquier venezolano que esté en esas circunstancias) puede llegar a sentir un odio tan evidente, que refleja hasta en su transpiración? Sus ademanes, su mirada y el desprecio por todos aquellos invitados que no son afectos a la manera de ver la realidad en la que ella cree.

Sus invitados son abrumados, son hostigados hasta la intolerancia, tomar la pose de niña única, mimada y malcriada, si no aceptan sus puntos de vistas como los válidos, ella es una juez inquisidora que se esconde en su cara de niña bella, de modelo de papel, de MISS Venezuela frustrada.

Los otros entrevistadores de su programa no cuentan (un bufón y un plebeyo que anhela despertar siendo princesita) son el complemento de la dulzura de ese rostro angelical, rostro de niña queriendo ser la mujer malvada de la película.

Recordaba a Albertico Limonta (Miguel Ángel Rodríguez) y en conversación con amigos, les refería el hecho de que ambas disociaciones son expresiones diferentes.
Albertico Limonta (el mal llamado por el mismo “periodista independiente”) es un ACTOR CÓMICO (Payaso) un hombre que hace uso de la manipulación mediática, miente descaradamente, juega con el sentimiento de los mas débiles, es cínico, en ocasiones agrede a las mujeres, palangrista por convicción, tarifado por placer, jala bolas por necesidad. Este señorito es disociado de su propia miseria y mezquindad…
Es la más firme expresión de la escatológica medieval del mundo periodístico de éste, nuestro país. Un ser inhumano, alguien que llama a la conciliación (debe ser de su ego) y no hace más que joder, joder y joder. (Para eso le pagan)

Carla Angola sí es una disociada por convicción, su odio es natural, no es prefabricado, no es moral, supera incluso al odio que una vez nos vendió una señora de apellido Colomina, me pregunto: ¿cómo una mujer tan joven y bella puede almacenar una carga tan pesada de pobreza espiritual? La forma de detractar todo lo que lleve el sello gubernamental es su pasatiempo favorito, invita a gente afecta a este proyecto para saciar su sed de venganza, no escatima en improperios personalizados, desata toda una ira inconmesurada y arrogante que se manifiesta en gestos, y su eterna malcriadez.

¿Cómo es posible vivir de esta forma? ¿Quién puede acercarse con palabras dulces a una mujer que lo que trasmite es ODIO? Se puede entender que no esté de acuerdo con la orientación política de este Gobierno, de hecho es necesario que exista una oposición, pero la misma debe ser racional, una oposición que vaya más allá de las pasiones individuales, del sectarismo, de la envidia.
¿Por qué no puede tener la gente común y corriente de nuestra Venezuela, un buen carro, una vivienda digna, sin que los tilden de corruptos, de la nueva boliburguesia? ¿Es que acaso el trabajo cotidiano sólo les da derecho a unos cuantos a acceder a esos privilegios? Entiendo que la corrupción es evidente en algunos sectores del oficialismo, pero etiquetar con ese sello a la gran mayoría de hombres y mujeres que persiguen un sueño de vida, es otra cosa.

Su disociación es afectiva y de pensamiento, ella ha quedado atrapada en la trampa de todos los que han promovido el odio y la ira, no hay un periodista sano en Globovisión, todos, sin escatimar en gastos, se han trasformado en esquizofrénicos y esquizofrénicas de la maldad mediática. La desaparición física de Chávez y encarcelar a todos los afectos a este proyecto político son sueños esparcidos en los cinco minutos de diálogo con sus almohadas.

Carla Angola revive el trauma, el abandono, la soledad y se agudiza la disociación, con sólo recordar que hoy Chávez es el presidente de todos los venezolanos, cuando rememora que no ganaron este último proceso electoral y descarga toda lo insalubre de su alma, producto del ODIO.

La discriminación es la apología de su altivez, es más que sublime, es manifiesta, es esteriotipada en conceptos banales de hipocresía consumada.

Es necesario activar un plan que permita la recuperación de toda esa belleza. Hay que darle mucho amor, mucha comprensión, incluso hasta ser complacientes con su manera de ver su realidad. Estimular el retorno de la razón de esta bella mujer es tarea de todos los que disfrutamos la belleza femenina.

Dios permita que te recuperes pronto…

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chamosaurio@gmail.com


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Ricardo Abud

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

 chamosaurio@gmail.com

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